El Prozac como tratamiento del síndrome de Down
Estudios en ratones
El estudio relacionado en ratones, fue publicado por científicos de las Universidades de Bolonia y Queensland en la revista Brain. Para esta investigación, partieron de la idea de que, salvo las neuronas del hipocampo que sí que se forman principalmente después del nacimiento, la mayoría de células cerebrales humanas se forman durante el desarrollo fetal, por lo que un posible tratamiento de la enfermedad debería comenzar justo en ese momento. Así, se sirvieron de ratones modificados genéticamente y comenzaron la evaluación del desarrollo de las características típicas del síndrome, ayudándose de un tratamiento paralelo con Prozac. Afortunadamente, los resultados obtenidos fueron muy favorables y observaron cómo se restablecía el desarrollo normal del cerebro.
Uso de Prozac en humanos
A día de hoy no hay ningún estudio realizado en humanos que pueda corroborar los resultados obtenidos en ratones. Sin embargo, la noticia de estos hallazgos se ha extendido entre padres de niños con síndrome de Down, que han empezado a suministrar a sus hijos el fármaco bajo su responsabilidad. Es el caso de Paul Watson, que asegura haber comprobado resultados favorables en su hijo Nathan, de 14 años. Por eso, después de mucho tiempo luchando, ha conseguido que se comience un estudio en humanos para comprobar si los datos del estudio anterior son extrapolables. Para ello, a finales de este mes unos médicos del centro médico de la Universidad del Sudoeste de Tejas, comenzarán a inscribir en un ensayo a mujeres embarazadas portadoras de fetos con síndrome de Down. Catorce de ellas, al azar, comenzarán a tomar Prozac y al resto se les suministrará un placebo. Una vez que nazcan los niños seguirán con el tratamiento hasta los dos años de edad, momento en que se evaluarán sus destrezas y se someterán a un estudio mediante resonancia magnética.
Si los resultados fuesen positivos podríamos estar hablando, por primera vez, de una posible cura para el síndrome de Down. La necesidad de comenzar el tratamiento durante el desarrollo fetal no sería un problema, ya que hoy en día existen diversas técnicas para poder diagnosticar la enfermedad en ese momento. Pero ahora la solución no sería hacer a las madres elegir si quieren abortar o no, sino que podrían comenzar el tratamiento para tener un hijo sano.
Los que hemos tenido en la familia algún caso de esta enfermedad sabemos lo triste que es verles tan felices, sabiendo cómo se apagan poco a poco. Ojalá esa sensación tenga los días contados. Y como siempre, gracias a la ciencia.