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Tecnología

Jocelyn Bell, la astrofísica que debió ganar el Nobel

Hoy, os hablamos de Jocelyn Bell, que descubrió los púlsares junto a su tutor de tesis, aunque sólo él recibió el Nobel de Física por ello.

8 marzo, 2016 10:59

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El Premio Nobel es uno de los mayores reconocimientos que cualquier profesional puede obtener en su disciplina, aunque la elección de los galardonados  ha creado más de una controversia a lo largo de la historia.

Este es el caso de Jocelyn Bell, la mujer científica de la que os vamos a hablar hoy. Aunque ha contribuido de muchas maneras a la ciencia, su mayor hazaña fue descubrir la primera radioseñal de un púlsar, tarea que llevo a cabo junto a Antony Hewish, que en ese momento era su director de tesis.

Hewish ganó el premio Nobel de física por dicho descubrimiento, mientras que ella quedó en la sombra, pasando a la historia como la astrofísica que debió ganar el Nobel, pero no lo hizo. Sí que es cierto que ha recibido otros muchos galardones a lo largo de su carrera, pero nosotros también queremos darle nuestro propio reconocimiento hoy, hablándoos de ella.

Biografía de Jocelyn Bell Burnell

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Hija de un arquitecto del planetario Armagh, de Irlanda del Norte, Jocelyn nació en Belfast, el 15 de julio de 1943. Desde muy niña, su padre le inculcó el interés por la lectura, especialmente por los libros de astronomía.

Sin embargo, no conseguía destacar en los estudios, llegando a suspender el 11+, un examen que se realizaban en Reino Unido a los alumnos en su último año de educación primaria y que se usaba como requisito para la admisión en algunas escuelas de educación secundaria. Este suspenso llevó a sus padres a enviarla a una escuela de verano, donde conoció a un profesor que incrementaría su interés por la física.

Así, años más tarde estudió en las Universidades de Glasgow y Cambridge y, en esta última, comenzó su tesis doctoral bajo la tutela de Antony Hewish.

De suspender el 11+ a convertirse en merecedora del Nobel

Junto a Hewish, Jocelyn trabajó en al construcción de un radiotelescopio, capaz de usar destellos interplanetarios para estudiar los recién descubiertos cuásares. Fue entonces cuando, el verano de 1967, la joven científica descubrió un patrón de destellos demasiado rápido para provenir de un cuásar. Tras poner el hallazgo en conocimiento de su tutor de tesis, ambos descartaron cualquier astro conocido como origen de los destellos y acabaron concluyendo que se trataba de estrellas de gran masa, con una altísima velocidad de rotación, a las que bautizaron como púlsares.

pulsar-estrella

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Este descubrimiento le valió el Nobel de Física a Hewish, en 1974. Jocelyn quedó fuera, pero no se vino abajo, de hecho aún a día de hoy no le da importancia y opina que ese premio podría incluso haber sido malo para su carrera profesional.

Carrera que, por cierto, ha sido formidable, pues ha trabajado como profesora en Universidades tan importantes como la de Southampton o la University College de Londres. 

Además, ha ganado otros muchos galardones por su trabajo y, hoy en día, sigue en activo, como profesora visitante en la Universidad de Oxford.

Jocelyn Bell nos ha dado dos grandes lecciones: la primera, que las notas académicas no lo son todo en esta vida y, la segunda, que no hay que hundirse cuando las cosas no salen como deberían. En esos momentos lo mejor es seguir adelante. Sólo así se puede llegar a ser tan grande como lo es ella.