¿Qué es el dopaje cerebral, la tendencia del siglo XXI?
El dopaje cerebral o dopaje mental busca estimular nuestro cerebro hasta el máximo exponente, y está empezando a llegar a las oficinas y universidades.
27 marzo, 2016 21:16Noticias relacionadas
Para los que no hayáis oído hablar jamás de ello, el dopaje mental o dopaje cerebral consistiría en una serie de sustancias o métodos externos de estimulación cerebral cuyo objetivo no es otro que, muy al estilo de Leonardo Di Caprio en el Lobo de Wall Street, aguantar la jornada laboral a base estimular todo lo posible a nuestro órgano pensante.
Esencialmente este tipo de dopaje cerebral suele identificarse con el consumo de medicación estimulante, pero hoy hablaremos de las diferentes formas de dopaje cerebral actual, pues no podemos olvidar la estimulación eléctrica cerebral, o los futuristas implantes cerebrales.
¿Qué sustancias son símbolo del dopaje cerebral?
Hace poco, el periodista
Estas sustancias comparten algo en común, y es que la mayoría son derivadas del metilfenidato, un fármaco familia de las anfetaminas que se usa para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad. Otros, como veremos más adelante, se empezaron a usar como tratamiento del Alzheimer.
Dopaje cerebral mediante amfetaminas
El fármaco comercial más conocido de este tipo es el
Y no son pocas las profesiones que ven “necesario” un chute de estas sustancias: Profesores, cocineros, militares e incluso profesionales de la medicina de urgencias han llegado a consumir sustancias de este tipo. Sin ir muy lejos, como también nos comenta Robles, en 2008 una encuesta de Nature desveló que hasta el 20% de los investigadores había consumido tales sustancias.
Lo malo de todo el asunto no es solo el tema de la posible tolerancia (necesidad de más consumo para el mismo efecto) o la dependencia (necesidad física o psicológica de consumir), sino que las anfetaminas y derivados tienen otros efectos secundarios como arritmias, taquicardia, palpitaciones, hipertensión arterial… Y por supuesto están contraindicadas en personas que ya sufran alguna enfermedad del corazón. Desde luego, los inconvenientes son diversos.
Dopaje cerebral con “drogas inteligentes”
Por otro lado, no son pocos los fármacos que han sido anunciados como la panacea para hacernos más inteligentes, o el milagro para aprender más rápido. Muy al modo de la película
Según los estudios, el donepezilo podría devolver a nuestro cerebro la plasticidad pérdida con la edad, como si pudiésemos volver a aprender tan fácilmente como un niño. Por su parte, el valproato sería capaz de “reconectar el cerebro“, mejorando sobre todo las áreas cerebrales del oído.
Pero el más famoso de todos es el modafinilo, el cual es usado por 1 de cada 5 estudiantes a modo de “droga inteligente”, pues supuestamente aumenta la capacidad cognitiva y mejoraría la capacidad de reacción, incluyendo unos mejores resultados en los exámenes. Su uso se basa en el hecho de que nos hace ser un poco más lentos para pensar una respuesta, disminuyendo la impulsividad, y mejorando a su vez el pensamiento.
Sin embargo, un estudio de PloS ONE nos devolvió a la realidad el año pasado: El modafinilo NO sirve para mejorar el pensamiento. Asimismo, algunos participantes del estudio con menos creatividad sí parecían verse beneficiados, pero los que ya de por si eran creativos no vieron mejora alguna. De momento, los estudios parecen no ponerse de acuerdo.
¿Es posible usar estimulación eléctrica como dopaje cerebral?
La estimulación eléctrica cerebral como forma de dopaje no es nueva; de hecho, ya se ha usado en el ámbito del dopaje deportivo. En su día, el neurocientífico Nick J. Davis ya planteó el uso de la estimulación magnética transcraneal (TMS) y la estimulación eléctrica transcraneal (tDCS) como forma de dopaje deportivo. Ambas técnicas usan estimulación eléctrica, aunque la tDCS es más asequible para realizar en casa, y ambas parecen acortar el tiempo de respuesta y recuperación deportivas (y mejoran el aprendizaje).
La tDCS en particular es fácilmente realizable en modo casero, pues tan solo consiste en una pila conectada a unas ventosas que se ponen en la cabeza. Sin embargo, es poco recomendable hacerlo en casa. Este tipo de dopaje cerebral demostró ya en 2009 (por casualidad) mejorar el aprendizaje al doble, pero tiene efectos secundarios desafortunados: tan solo aumenta el aprendizaje en el área cerebral estimulada en ese momento concreto, y con la consecuencia de que disminuye el resto de capacidades de aprendizaje de las otras áreas cerebrales.
Por otro lado, el objetivo de las investigaciones actuales no es la mejora del aprendizaje a gran escala y largo plazo, sino solo en momentos muy puntuales: Realizar una operación quirúrgica, o desactivar una bomba.
Pero las cosas no acaban aquí, pues incluso las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos han visto cierto potencial en este tipo de dopaje cerebral: La estimulación eléctrica transcraneal o tDCS pueden mejorar el rendimiento dos veces más que la cafeína y durante el triple de tiempo.
Dopaje cerebral futurista: Los implantes cerebrales
Para finalizar, no podemos olvidarnos de algunos métodos futuristas de dopaje cerebral, que si bien no están a mano para cualquier individuo sí son un método a tener cuenta en cuanto a medicina se refiere: Los implantes cerebrales.
Por el momento la comercialización de estos implantes no es algo que este a la vuelta de la esquina, pero ya son varios los trabajos que han demostrado que los implantes cerebrales o neuroprótesis podrán ayudarnos a volver a oír, mejorar nuestra vista… ¡e incluso mejorar el estado de ánimo y la memoria! Esos son los descubrimientos conseguidos hasta la fecha, pero el futuro depara otras sorpresas.
Sin ir demasiado lejos, muy al estilo Matrix, algunas investigaciones auguran que podremos mejorar en tareas cognitivas como las matemáticas, la inteligencia espacio-temporal o la orientación con tan solo el uso de electrodos implantados en áreas cerebrales particulares.
Conclusión: El dopaje cerebral está aquí para quedarse
Como podemos observar, a pesar de que en España el dopaje cerebral solo ocupa un 0,6% de las sustancias consumidas en forma de anfetaminas y derivados, y que el uso de la estimulación cerebral o los implantes cerebrales aún queda lejos de nuestro alcance, la realidad es que
Evidentemente el uso que tiene más papeletas de aumentar es el de sustancias como el metilfenidato y derivados, o incluso los menos conocidos donapezilo y modafinilo; el tema de ponernos electrodos en el cráneo para estudiar mejor no es, por el momento, una opción segura. Aún así, los efectos secundarios tanto de los fármacos como del uso de electrodos son conocidos, y no del todo, por lo que ninguna de todas las opciones comentadas hoy es recomendable en ningún caso.