La dieta pudo haber sido el motor de la evolución
Qué fuerza impulsa la evolución, ¿el entorno? ¿el resto de organismos? quizás nos olvidemos un punto importante: la dieta como motor de la evolución.
31 marzo, 2016 13:04La evolución es un objeto de estudio fantástico. Nos ofrece una perspectiva de los cambios que han sucedido en los diferentes organismos en su lucha contra el entorno (y contra el resto de organismos).
No me importaría pararme a comentar a la evolución que han tenido las diferentes especies que pueblan el globo terráqueo, pero hoy le toca el turno a nuestro ancestro favorito; el Homo sapiens. Convivió hace unos 40.000 años con su pariente el Homo neardenthalensis, con el que compartía ciertos parecidos y diferencias. Una estatura menor, pelvis y costillas más anchas y un cuerpo generalmente más grueso.
Pero, si convivían, ¿qué o cómo se produjeron los cambios anatómicos que caracterizaría a cada uno? La respuesta yace en el nuevo estudio que nos trae la Universidad Tel Aviv, que revela la causa de los cambios que dispararon la diferenciación anatómica en el Neandertal; una dieta rica en proteínas.
Los cambios que la dieta provocó en el Neandertal
El tórax del Neandertal tuvo que acomodar para dar espacio a un hígado más grande, ya que en dieta necesitaba metabolizar más energía y cómo bien sabemos, el hígado está implicado en procesos metabólicos de obtención de energía. Pero cada pieza del puzzle debe encajar, y al mismo tiempo que el hígado aumentaba en tamaño, también debía de sufrir cambios el sistema renal, para satisfacer el aumento de toxinas, dando lugar a una pelvis más ancha.
Pero todo esto no son simples suposiciones, pues numerosos estudios demuestran que una dieta rica en proteínas está asociada con cambios en el tamaño de los riñones y del hígado.
“Y estos cambios no son tan antiguos, pues en los primeros indígenas del ártico ya se producían cambios en el tamaño de estos dos órganos al establecerse una dieta rica en proteínas y beber grandes cantidades de agua para remover las toxinas.” Afirma Miki Ben-Dor, del departamento de Arqueología de la TAU.
Ambiente y dieta, un mismo ser
Aunque hablemos de dieta, cabe mencionar que esta misma es una respuesta de la adversidad del entorno. Durante los inviernos en la edad de hielo, los carbohidratos y las grasas eran verdaderamente escasos, dejando cómo última alternativa las proteínas.
Esta perspectiva de la evolución ya estaba presente en otros estudios, que demostraron cómo las grasas jugaron un papel crucial en la evolución humana en el Homo erectus, pues estas aportaban más energía.
Pero quizás lo más interesante de este estudio, es la idea que presentaron en la conclusión. ¿Acabó la edad de hielo con las diferentes formas de vida que no lograron adaptarse? ¿o fue la dependencia del Neardental por las grandes formas de vida ricas en proteínas y grasas parte de su extinción? Si ajustamos las cifras, este suceso tomaría lugar hace unos 50.000 años, ¿no parece descabellado verdad?