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Tecnología

Copiar y guardar olores podría ser una realidad muy pronto

¿Os imagináis poder grabar los olores igual que las imágenes y los sonidos? Gracias a un algoritmo informático recientemente desarrollado podría ser posible

13 abril, 2016 09:08

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Hoy en día, siempre con nuestros smartphones en el bolsillo, cuando vemos un paisaje o un edificio que nos atrae y nos emociona tardamos unos pocos segundos en fotografiarlo y guardarlo para poder disfrutar su imagen en cualquier momento.

Ocurre lo mismo con las grabaciones de sonidos y, además, los vídeos pueden captar ambas sensaciones a la vez. Por desgracia, no ocurre lo mismo con el sentido del olfato. Sería genial poder grabar ese olor a azahar que nos invade cuando paseamos por una calle llena de naranjos o el perfume de la tierra mojada después de una tarde de lluvia.

Hace mucho tiempo que captar estas sensaciones se ha convertido en el objetivo de muchos científicos; pero, hasta el momento, todos los intentos han sido infructuosos. Sin embargo, esto podría cambiar pronto gracias al estudio que está siendo llevado a cabo por un grupo de investigadores del Instituto de Ciencia Weizman, en Israel.

¿Por qué no podemos grabar los olores del mismo modo que las imágenes o el sonido?

sound-pc-grabar

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La copia de imágenes se basa en la imitación de las longitudes de onda y el nivel de iluminación de lo que vemos y las grabaciones de sonido realizan reproducción exacta del tono emitido, mientras que el modo en que se detectan los olores es mucho más difícil de copiar, ya que dependen de un conjunto de reacciones químicas que llevan hasta el cerebro el mensaje correspondiente al aroma que tiene que percibir.

Por lo tanto, al tratarse más de un fenómeno biológico que físico, es mucho más difícil guardarlo en un ordenador.

¿Qué están haciendo estos científicos para conseguirlo?

Olores

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El sistema diseñado por estos investigadores consta de tres partes. La primera, a la que llaman “sniffer“, es la que detecta el olor en cuestión; que, a continuación, pasa a la segunda, bautizada como “whiffer”, que se basa en una biblioteca de aromas que se pueden mezclar para obtener los diferentes olores. Por último, un algoritmo informático indica cómo se deben mezclar estas esencias para que se parezcan lo máximo posible al olor original.

Una vez finalizado el diseño, el equipo de científicos se encuentra llevando a cabo un Test de Turing, que se usa habitualmente para comprobar si una máquina imita correctamente los comportamientos humanos. La comprobación se encuentra con un obstáculo importante, pues nuestro lenguaje para describir olores es muy limitado. Por ejemplo, pensad en cómo describís un perfume cuando se os pregunta. Yo, personalmente, los divido en “dulzones” y  “fresquitos” y, como comprenderéis, son dos términos excesivamente amplios.

Por eso, su experimento se basa en algo más que pedir una descripción del olor. Lo que hacen es mostrar a un voluntario una imagen de un lugar concreto y darles a probar un olor simultáneamente. A continuación, el sujeto tendrá que responder si lo que ha olido era el aroma original, correspondiente al sitio en cuestión o, por el contrario, una copia. De ese modo, podrán comprobar si los olores artificiales evocan correctamente el perfume del lugar del que salieron.

Lógicamente, aún deben completarse los ensayos y posiblemente falte mucho que investigar, pero estos investigadores se muestran muy optimistas al respecto. ¿Quién sabe? Quizás en un futuro nuestros smartphones también nos permitan grabar esos olores que tanto nos gustan. Desde luego, sería genial.