La anorexia podría ser causada por una bacteria
¿Puede ser la anorexia causada por una bacteria? Según una hipótesis reciente, podría ser causada por la respuesta inmune resultante de la infección.
27 abril, 2016 13:06Noticias relacionadas
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La anorexia es uno de los trastornos psicológicos más preocupantes, ya que puede llegar a desencadenar problemas de salud muy graves e incluso la muerte si no se trata a tiempo.
La ayuda psicológica es esencial para que estos pacientes se recuperen; pero, desgraciadamente, en ocasiones no parece suficiente, por lo que algunos científicos piensan que podría haber causas ocultas ajenas al cerebro sobre las que no se está poniendo ningún remedio, de modo que es muy complicado hacer remitir totalmente la enfermedad.
Por eso, algunos de estos investigadores, pertenecientes a las Universidades de Morecambe Bay y Lancaster, han elaborado una hipótesis; que, haciendo honor a su nombre, ha sido publicada en la revista Medical Hypotheses y según la cual el responsable de la mayoría de síntomas asociados a la anorexia podría ser un trastorno autoinmune asociado a una infección bacteriana.
¿En qué consiste la anorexia?
A menudo tendemos a confundir anorexia y bulimia cuando realmente son dos trastornos de la conducta alimentaria con sintomatología distinta y, por lo general, debidos a causas diferentes.
La anorexia por sí sola se refiere a un síntoma consistente en la falta de apetito, normalmente transitoria, que podría estar asociada a otras enfermedades.
Cuando a lo que nos referimos es al trastorno psicológico, estamos hablando de anorexia nerviosa, una enfermedad caracterizada por el rechazo a la comida debido al miedo obsesivo a engordar. Por lo tanto, estos pacientes suelen tener una percepción de la realidad alterada, ya que para ellos sus estándares de normopeso están muy alejados de la normalidad y, además, suelen ser incapaces de percibir que tienen un problema.
Por otro lado, estas personas suelen tener otros síntomas que poco tienen que ver con los trastornos mentales comunes, como la fatiga crónica o el síndrome del intestino irritable. Este tipo de síntomas, además, tornan aún más grave la falta de apetito, ya que cuando el enfermo intenta comer se siente mal y termina rechazando la comida.
¿Podría ser la anorexia causada por una bacteria?
El primer paso para que estos pacientes se recuperen es hacerles ver que tienen un problema y ayudarles a recuperar la percepción normal de la realidad, ¿pero cómo ha podido su cerebro llegar a concebir unos estándares de normalidad tan alterados? Normalmente echamos la culpa a la publicidad, que a menudo vende a modelos esqueléticas como el prototipo de belleza inalcanzable al que todo el mundo debería intentar llegar.
Sin embargo, aunque está claro que eso influye, especialmente en etapas como la adolescencia en la que las conexiones cerebrales están terminando de establecerse y lo que vemos influye enormemente en lo que creemos que debemos ser, no se debe descartar la posibilidad de otras causas.
Y, desde luego, la hipótesis que hoy nos ocupa no es nada descabellada. Según estos científicos, la anorexia podría ser la consecuencia de alguna infección bacteriana seguida de una respuesta anómala del sistema inmunológico.
De ese modo, cuando el organismo del paciente en cuestión intentase defenderse del patógeno, podría confundirse y atacar a las propias células nerviosas. Esta teoría podría dar explicación a muchas de las características de la anorexia nerviosa.
¿Qué características de la anorexia explicaría esta hipótesis?
Por un lado, explicaría por qué la gran mayoría de personas afectadas son mujeres, ya que el sexo femenino también es el predominante en el resto de casos de enfermedades autoinmunes.
Por otro lado, la destrucción de neuronas del sistema límbico (área del cerebro asociada a las emociones) explicaría las emociones extremas de estos pacientes, que suelen sentir un miedo irracional al desarrollo de muchos hábitos cotidianos y, especialmente, a la comida. Además, la degeneración neuronal también podría ser la respuesta a la percepción anormal de la realidad que mencionábamos anteriormente.
Por último, también se puede relacionar con el síndrome del intestino irritable y la fatiga crónica, ya que, del mismo modo, son más comunes en mujeres que en hombres.
Todas las piezas del puzzle parecen encajar, pero aún falta la parte experimental, que llevarán a cabo con animales de laboratorio en los que intentarán comprobar si existe un exceso de anticuerpos asociado a trastornos como la anorexia o el síndrome de colon irritable. Pretenden comenzar con las pruebas en verano y tener algún tipo de resultado para finales de año.
Ojalá los resultados sean positivos y pronto tengamos una cura dirigida al origen real de la enfermedad. Hasta entonces, no debemos desdeñar la ayuda psicológica y debemos estar atentos a la posible presencia de estos síntomas en las personas que nos rodean, especialmente en adolescentes. A menudo no se presta la debida importancia a este tipo de trastornos y se les asocia a “tonterías pasajeras de la edad”, pero pueden llegar a ser muy peligrosos y es muy importante detectarlos a tiempo. Como siempre, no hay que tener miedo, pero debemos ser precavidos.