¿Qué es la bioética y por qué es tan necesaria?
Os hablamos del origen de los principios de la bioética y os contamos por qué son tan importantes.
6 mayo, 2016 17:05Noticias relacionadas
- India lanza la misión que le puede convertir en el cuarto país en llegar a la Luna
- Tu nuevo fondo de pantalla ha sido posible gracias a una vela solar
- Duro como una piedra o blando como la gelatina: este material dinámico cambia con la iluminación
- Esta lengua electrónica puede "probar" y analizar líquidos en solo un minuto
En los últimos años la ciencia ha avanzado hasta alcanzar niveles que pueden atemorizar en cierto modo a la población.
La creación de organismos modificados genéticamente para el consumo humano, la investigación con embriones o células madre e incluso prácticas médicas mucho más antiguas como el aborto o la eutanasia exigen que se sigan unas reglas que establezcan el límite entre avanzar positivamente y desafiar a la naturaleza innecesariamente.
Es por eso por lo que existen los principios de la bioética, una serie de normas que deben ser seguidas por cualquier persona dedicada a la ciencia y que sientan las bases de las diferentes legislaciones establecidas al respecto en cada nación; aunque, por supuesto, unas son más permisivas que otras.
Los juicios de Nuremberg, el proceso que dio lugar al establecimiento de la bioética
Como sabéis, durante el holocausto nazi se cometieron un gran número de crímenes contra los judíos o cualquier otro grupo social que no comulgara con las ideas de Hitler.
En los campos de concentración se mantenía a miles de personas hacinadas viviendo como animales y esperando el momento de morir en la cámara de gas. Sin embargo, la cosa no quedó únicamente ahí, pues muchos científicos adeptos al III Reich aprovecharon la ocasión para utilizar a todos estos presos a modo de cobayas humanas, con las que experimentaban todo tipo de fórmulas y operaciones, sin condiciones de esterilidad ni anestesia y, muchísimo menos, su consentimiento. Fruto de estos experimentos tuvieron lugar un montón de muertes que pasaban a engordar la lista de esas personas que no valían nada para la sociedad y cuya muerte no importaba a nadie del gobierno reinante.
Sin embargo, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, las naciones aliadas emprendieron una serie de juicios con el fin de juzgar y condenar todos esos actos, que calificaron de crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y crímenes contra la paz.
Como resultado de estos procesos jurisdiccionales se condenó a muerte a doce nazis que habían desempeñado cargos importantes durante el mandato de Hitler, aunque muchos otros consiguieron escapar a otros países, evadiendo el castigo de la justicia.
Además, fueron condenados 17 médicos por algunos de los actos explicados anteriormente, dando lugar a la declaración del conocido como Código de Nuremberg, que establecía una serie de normas éticas para las investigaciones médicas con seres humanos.
¿Cuáles son los principios de la bioética?
En 1979, la necesidad de añadir puntos a lo establecido por el código de Nuremberg dio lugar a la publicación de libro conocido como “Principios de la Ética Biomédica” en el que J.F Childress y T.L Beauchamp establecen las normas en las que aún a día de hoy se basan la mayoría de organismos que deben decidir si un experimento debe realizarse o no, ¿pero cuáles son estos principios?
- No maleficiencia: Este principio indica que un profesional médico o científico debe evitar en todo momento causarle daño a los pacientes o sujetos de experimentación. Ya está contenido en el Juramento Hipocrático, aunque en este caso fue definido con más profundidad, dejando claro qué se entiende como daño.
- Beneficiencia: Según este principio, se debe buscar en todo momento el beneficio del individuo, llevando a cabo las prácticas que más le favorezcan. Este es un punto conflictivo, pues puede darse el caso que un paciente por su ideología o condición religiosa se niegue, por ejemplo, a recibir una transfusión de sangre. En este caso el profesional estaría obligado a realizarle dicha práctica, ya que es lo más beneficioso para él; pero si una vez informado del peligro que conlleva el enfermo sigue insistiendo en su empeño y deja su intención firmada deben seguirse sus deseos.
- Autonomía: Aunque este principio tiene sus raíces en la filosofía moderna, quedó más ampliamente descrito en la obra de Childress y Beauchamp, que definieron al paciente como un individuo autónomo, que debe en todo momento ser informado de cualquier práctica que se le vaya a realizar y dar su consentimiento para ello, pudiendo revocarlo en cualquier momento.
- Justicia: Los dos autores distinguen dos razones principales por las que este principio debe llevarse a cabo. Por un lado, hablan de la distribución de los recursos médicos escasos y, por otro, de la regulación del acceso a los servicios sanitarios. Con ello se refieren a que todo el mundo, sea del estatus social que sea, pertenezca al sexo o a la etnia que pertenezca, tiene el mismo derecho a optar a los servicios sanitarios que el resto.
Con el cumplimiento de todos y cada uno de estos principios dejarían de ocurrir atrocidades como la acaecida unos años antes en Tuskegee, Alabama, donde se llevaron a cabo experimentos con enfermos afroamericanos analfabetos, en los que se trataba de comprobar la progresión natural de la sífilis, para ver si causaba la muerte en caso de no ser tratada con ningún fármaco. Lógicamente, se seleccionó a estos individuos por no tener recursos económicos ni educativos y por ser negros. Además, se les mintió y no se les informó de las causas reales del experimento.
¿Quién se asegura de que los principios de la bioética se cumplan?
Como os decía al comienzo, cada país tiene su propia legislación en materias de investigación, pero de base todos deben cumplir estos principios. Por eso, cuando se va a llevar a cabo un ensayo clínico éste debe pasar por un comité bioético, formado por un grupo interdisciplinar de profesionales, desde la rama científica hasta la jurídica.
A ellos se les debe remitir toda la documentación en la que se informe de cómo se va a llevar a cabo, incluyendo los métodos de reclutamiento de participantes, los consentimientos informados que deberán firmar y mucha documentación más.
Además, aún siendo aceptado por el comité, deberá realizarse un seguimiento en todo momento, invalidando el ensayo en caso de incumplir algunos de los pasos.
¿Y qué pasa con la investigación si no hay pacientes de por medio?
Es aquí donde entra en juego la legislación de cada país, que debe contemplar las nuevas prácticas científicas llevadas a cabo en los últimos años, como la reproducción asistida o la creación de organismos modificados genéticamente. Por supuesto, este tipo de procedimientos también deben ser aprobados por organismos competentes, como la famosa FDA de Estados Unidos.
En España, por ejemplo, la reproducción asistida está contemplada por la ley 14/2006 y los organismos modificados genéticamente por la ley 9/2003.
Por lo tanto, los procedimientos científicos ya están bastante regulados como para que nosotros desde fuera tratemos de ponerles trabas. Sin han superado todos esos controles es porque lo único que pueden hacer es beneficiarnos. Por eso es importante que la ciencia esté legislada, para que todos aquellos que no participamos en el experimento podamos dedicarnos a nuestras cosas y dejemos que lo realicen los investigadores. Que para eso les han dado permiso.