¿Por qué no hay pingüinos en el polo norte ni osos polares en el sur?

Si de pequeños nos pedían que dibujáramos el polo norte, probablemente pintaríamos un paisaje nevado habitado por osos polares, pingüinos, renos y Papá Noel.

Sin embargo, la vida real es muy diferente, y no sólo por lo de Papá Noel, sino también porque los pingüinos y los osos polares jamás han convivido en la misma zona. Concretamente, los osos sólo viven en el norte, mientras que los pingüinos hacen lo propio en el sur.

Aunque las causas de este hecho son varias, básicamente se puede resumir en que, como siempre, la evolución ha tomado la opción más sabia y ha colocado a cada uno de ellos en el lugar en el que podía sobrevivir más fácilmente. ¿Y quién quiere cambiar de sitio cuando está en la mejor de las situaciones posibles?

Los osos polares y su afán por esquivar posibles competidores

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Para empezar, los osos polares viven en el polo norte, en torno a las regiones congeladas del Océano Ártico, mientras que no hay ningún ejemplar en cualquier otra zona del planeta. Esto se debe a que, después de que evolucionaran desde el oso pardo, la migración a otras regiones carecía de sentido, ya que les costaría tener que competir con otras especies de osos, mientras que en el polo norte no había ninguna otra.

La vulnerabilidad de los pingüinos que los llevó a no pasar por encima del Ecuador… o al menos no mucho

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En cuanto a los pingüinos, son aves vulnerables, cuyas alas han evolucionado para convertirlos en magníficos nadadores; pero, a su vez, le han impedido la capacidad de volar.

Por ese motivo, no pueden migrar del mismo modo que lo hacen otras aves y han terminado por permanecer en la región de la que son endémicas.

Sin embargo, esto no quiere decir que sólo se encuentren en una zona reducida del planeta, ya que también viven por diferentes áreas del hemisferio sur e incluso se han encontrado algunos ejemplares en las Islas Galápagos, que se encuentran ligeramente por encima del Ecuador.

Pingüinos y osos polares no se llevarían bien, ¿para qué mezclarlos?

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Supongamos ahora que, por alguna razón, pingüinos y osos polares llegasen a convivir en el mismo sitio. Sin duda ésta sería una grandísima noticia para los osos, pero los pingüinos lo pasarían bastante peor, ya que siempre han vivido en una zona en la que no existen depredadores terrestres, de modo que en el polo norte serían una presa muy fácil de los osos polares y los zorros árticos.

Así, probablemente en muy poco tiempo acabarían extinguiéndose o, al menos, reduciendo enormemente su número.

Por lo tanto, en parte la evolución ha jugado como en el acertijo del barquero que tiene que llevar una lechuga, una oveja y un lobo sin que ninguno de ellos muera en el intento.