Cómo las setas mágicas pueden usarse para curar la depresión
En un reciente ensayo clínico se ha vuelto a demostrar el enorme potencial médico de las setas alucinógenas, en concreto a la hora de tratar una depresión.
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Los “hongos mágicos”, de los cuales os hemos hablado en más de una ocasión, siguen sorprendiéndonos. Esta vez, el uso de las setas alucinógenas influyó significativamente en una docena de voluntarios, que lograron recuperarse de la depresión severa que padecían, según muestra un ensayo clínico. Con el hallazgo, han aumentando las esperanzas de los científicos de que estos hongos, famosos por producir experiencias psicodélicas y tan apreciados por los aztecas y por la comunidad hippie en el pasado, podrían convertirse algún día en un elemento fundamental para la medicina convencional.
El ensayo clínico llevó años y supuso una importante suma de dinero debido a la estricta normativa de restricción impuesta en torno a las drogas de clase 1, categoría a la que perteneces las setas alucinógenas. Gracias a la investigación, financiada por el Consejo de Investigación Médica y publicado en la revista The Lancet Psychiatry, se comprobó cómo dos pequeñas dosis de psilocibina (el principio activo de los hongos) fue una cantidad más que suficiente para tratar a un grupo de sujetos que habían sufrido de depresión la mayor parte de sus vidas, sin recurrir a ningún placebo.
Psilocibina, el antidepresivo más alucinante
Las drogas psicodélicas como los “hongos mágicos” tienen efectos psicológicos potentes, por lo que los investigadores hicieron especial hincapié en el control y seguimiento del consumo de éstos durante el experimento. No debemos olvidar que a pesar del gran potencial médico que presentan, estos hongos se han popularizado en todo el mundo para su uso lúdico en forma de drogas, como ocurre con el LSD. El Dr. Robin Carhart-Harris, autor principal del estudio comenta así su preocupación en este aspecto:
“No queremos que la gente piense que pueda curarse sola simplemente tomando por su cuenta setas alucinógenas. Ese tipo de enfoque podría ser muy peligroso”
Después de haber suministrado dos tipos de antidepresivo a los voluntarios sin obtener ningún resultado positivo, se les proporcionó una pequeña dosis de psilocibina, para asegurarse primero de que ninguno de los sujetos presentaba una reacción adversa, antes de pasar a una dosis mayor. Éstos fueron tratados en una sala especialmente preparada, con música y en presencia de un par de psiquiatras durante todo el experimento.
La experiencia psicodélica duró unas cinco horas, y a pesar de que la mayoría de los pacientes la percibieron como una agradable sensación, algunos de ellos sufrieron la llamada “turbulencia psicodélica”, es decir, un sentimiento de ansiedad ligado al período de transición a este estado en el que el pensamiento y la cognición se ven alterados.
Otros posibles usos de los “hongos mágicos”
Los resultados de la investigación están ayudando a entender cómo las drogas psicodélicas, ya sea por los cambios químicos que producen en el cerebro o bien debido al efecto psicológico que conllevan, pueden cambiar la conciencia, y cómo esta información puede ser usada para encontrar tratamientos revolucionarios para trastornos psiquiátricos hasta ahora intratables, como la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo o adicciones tan terribles como la del tabaco.
En pocas palabras, es muy probable que, mediante las dosis adecuadas, los “hongos mágicos” pasen a ser un tratamiento seguro y estable a la hora de reparar células cerebrales dañadas y aliviar toda clase de trastornos como los que hemos mencionado. Todo parece apuntar a que el empleo de la psilocibina en medicina podría normalizarse en un futuro no muy lejano, dejando a un lado su imagen como droga psciodélica y considerando las propiedades medicinales que ofrece.