Todo sobre las sorprendentes aplicaciones terapéuticas del cannabis
Os contamos algunas aplicaciones terapéuticas del cannabis y otras curiosidades sobre esta sustancia, que es mucho más que una simple droga psicoactiva.
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Las aplicaciones del cannabis son uno de los temas más controvertidos dentro del ámbito de la medicina.
Está sobradamente comprobada la utilidad de algunos de sus compuestos en el tratamiento de todo tipo de síntomas y enfermedades, pero el hecho de que su uso como droga psicoactiva sea el más conocido hasta el momento no para de poner trabas a todos estos procesos de investigación.
Sin embargo, poco a poco se están descubriendo nuevas formas de aprovechar sus numerosas aplicaciones sin tener que sufrir los efectos adversos típicos de su uso como droga. En este artículo os vamos a hablar de todo esto y, además, os contamos algunos de los muchos beneficios que se conocen del uso terapéutico del cannabis.
Historia de las aplicaciones del cannabis
Cannabis sativa es una planta herbácea típica de las colinas del Himalaya.
Hace miles de años se convirtió en una planta de gran interés, ya que existen restos arqueológicos de 2.737 a.C que denotan su uso como alimento y como fibra textil.
Sin embargo, algún espíritu aventurero debió indagar más en la planta, descubriendo las propiedades psicoactivas de los cannabinoides presentes en los cogollos, ya que de repente su uso con estos fines comenzó a extenderse, especialmente en la realización de ciertos rituales. Por ejemplo, se conoce que era el modo en que los chamanes entraban en trance y la verdad es que, visto lo visto, nosotros nos lo creemos.
Más tarde, se cree que fue el emperador chino Shennong el que dio con sus propiedades terapéuticas, que comenzaron a extenderse durante siglos por el país asiático y sus aledaños
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando estos conocimientos llegaron a occidente, de mano William Brooke O’Shaugnessy, un famoso médico irlandés que trajo algunas muestras después de un viaje a la India. Después de hacer varios experimentos con perros, comprobó sus aplicaciones como anticonvulsivo, por lo que escribió un artículo sobre ello que fue publicado tanto en Inglaterra como en la India.
Esto supuso el pistoletazo de salida para la creación de un gran número de tratamientos, sin ningún tipo de fundamento, que vendían el cannabis como una panacea capaz de curar casi cualquier cosa. De este modo se llenaron los bolsillos de más de un timador oportunista, pero la llegada de nuevos fármacos realmente efectivos hizo que esta sustancia cayera en el olvido hasta que a mediados del siglo XX los investigadores volvieron a interesarse por las aplicaciones de la planta.
Fue en 1.964 cuando Yechiel Gaoni y Raphael Mechoulam, del Instituto Weizmann de Israel, aislaron el tetrahidrocannabinol (THC), una sustancia liposoluble responsable de las múltiples propiedades del cannabis.
¿Cómo actúa el tetrahidrocannabinol sobre el cerebro?
En un principio el método de acción del THC no estaba claro, pero más tarde se comprobó que en el cerebro y el sistema inmune del ser humano hay dos receptores, ingeniosamente bautizados como receptor 1 y receptor 2, a los que se une esta sustancia para ejercer su función.
Lo que resultaba realmente interesante era que todos los humanos tuviésemos un receptor sobre el que sólo actúa una sustancia extraída de una planta del Himalaya y que, además, resultase que era un receptor también presente en el organismo de otros muchos animales.
La respuesta llegó con el descubrimiento de un tipo de cannabnoides, llamados endocanabinoides, que son producidos por nosotros mismos.
Por lo tanto, nuestro organismo y el de todos esos animales contiene un sistema endocannabinoide complejo controlado por estas sustancias, que ejerce un gran número de funciones sobre el organismo, regulando acciones como el apetito, el dolor, la memoria, el aprendizaje, el apetito o el sueño.
Este hallazgo fue muy revolucionario, ya que se comprobó que estimulando e inhibiendo este sistema se pueden tratar un gran número de síntomas y patologías.
Además, también tiene un gran potencial neuroprotector, por lo que su control puede formar parte del tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.
¿Cuáles son las vías de administración de estas sustancias?
Hasta aquí todo bien, ¿no? ¿Por qué tantos problemas entonces? Pues, para empezar, las vías conocidas de administración del cannabis no son demasiado buenas.
Como sabéis, lo más habitual es fumar los conocidos “porros”, o ingerir la marihuana en magdalenas, tortillas o cualquier otro alimento que se os ocurra. Sin embargo, el primer caso puede acarrear problemas pulmonares derivados de su inhalación y el segundo no aporta una buena biodisponibilidad de la sustancia de interés.
Por eso, actualmente se están estudiando otras vías mucho mejores, como la rectal (sí, supositorios de cannabis, habéis leído bien), los parches transdérmicos o la inhalación en aerosoles.
El problema es que se ha comprobado que el THC por sí sólo no actúa tan bien como cuando está asociado al resto de componentes de la planta, por lo que también están comenzando a surgir nuevos formatos, como el de algunas empresas extranjeras que venden directamente el cogollo y otras españolas, que desarrollan clones controlados del cannabis y después de una evaluación exhaustiva de sus propiedades comercializan un extracto de la planta.
Aplicaciones terapéuticas del cannabis
Curiosamente, se ha comprobado que tras la legalización de la marihuana en muchos países, el número de casos de adolescentes adictos a esta sustancia ha caído notablemente, posiblemente por eso del poder atractivo de lo prohibido. Sin embargo, lo que sí que ha aumentado notablemente en los últimos años es el número de estudios, abiertos o cerrados, que indagan en las aplicaciones terapéuticas del cannabis.
Tratamiento de la infertilidad masculina
Según un estudio realizado este año en la Universidad de Tor Vergata, si se administra a un conjunto de ratones un activador del receptor cannabinoide se consigue una mayor producción de espermatozoides, mientras que si se administra un inhibidor se conseguirá el efecto contrario.
Estos investigadores hicieron hincapié en que esos efectos son el fruto de un tratamiento con fármacos basados en el cannabis, pero nunca del consumo crónico de la planta, así que no os emocionéis pensando que unos cigarritos de la risa van a aumentar vuestra producción de soldaditos.
Cannabis contra el estrés postraumático
Como sabéis, el estrés pstraumático es un cuadro de ansiedad resultante de la vivencia de experiencias especialmente dolorosas o traumáticas.
Se han buscado muchas formas de tratarlo, incluso a través del control de los sueños y las pesadillas, pero según un estudio de principios de este año una gran solución podría estar basada también en el cannabis.
Esto es así debido a los efectos asociados al control del miedo y la ansiedad producidos por la estimulación del sistema endocannabinoide. Los resultados obtenidos por estos investigadores han sido buenos, aunque aún tienen que optimizar la dosis necesaria.
Uso del cannabis para el tratamiento de tumores cerebrales
Una publicación realizada el año pasado por el Instituto Nacional sobre Drogas de Abuso de los Estados Unidos afirma que parece haber una correlación entre los efectos del cannabis y la eliminación de células cancerosas o la disminución del tamaño de algunos tipos de tumores, como los cerebrales.
Aunque se considera que por sí mismos no podrían eliminar totalmente un tumor, sí que podrían ser un buen acompañante de los tratamientos basados en la radioterapia.
Aceite de cannabis para tratar la fibromialgia
Seguro que todos conocéis algún caso de esos pacientes de fibromialgia que han optado por fumar marihuana para calmar los dolores típicos de la enfermedad.
Sin embargo, como os decía antes, fumar no es ni muchísimo menos la mejor vía de administración, por lo que es necesario buscar otras alternativas más sanas, como el aceite de cannabis.
Esto fue lo que demsotraron en 2.014 un equipo de investigadores de la Universidad de Sevilla, que encontraron en el aceite de cáñamo un magnífico arsenal de componentes bioactivos que acarrean a nuestra salud un gran número de beneficios, como la disminución del dolor, sin portar los efectos secundarios típicos de otros métodos basados en el cannabis.
Cannabis usado como anticonvulsivo en la esclerosis múltiple
Ya os conté al comienzo del artículo que una de las primeras aplicaciones terapéuticas que se encontró en estas sustancias fue su uso como anticonvulsivo.
Pues bien, precisamente hoy en día sigue siendo uno de sus usos más extendidos, ya que puede controlar las convulsiones en pacientes de enfermedades como la esclerosis múltiple. En este caso es necesaria la interacción de todos los componentes de la marihuana, por lo que se vende es un extracto resultante de la elaboración de clones de la planta que han pasado por un exhaustivo proceso de control.
Marihuana para prevenir la migraña
Según un estudio llevado a cabo este año a cargo de la Universidad de Colorado, otra de las muchas aplicaciones del THC podría ser la prevención de las migrañas. Como ya sabéis, esta sustancia actúa directamente sobre el cerebro, regulando algunos procesos, como el dolor. Por eso, no resulta extraño que estos científicos obtuviesen buenos resultados en 103 de los 121 pacientes que trataron sus migrañas con esta sustancia.
La causa no está clara, aunque se cree que se puede deber al poder antiinflamatorio de los receptores del sistema endocannabinoide que se distribuyen por todo el organismo.
¿Se pueden utilizar estas sustancias para tratar convulsiones en niños?
Si ya de por sí el tema de las aplicaciones terapéuticas del cannabis es bastante peliagudo, si los pacientes que van a recibir el tratamiento son niños pequeños pueden saltar todas las alarmas de la ética.
Sin embargo, a veces es necesario cambiar el cristal con el que miramos las cosas, dejando de ver esta sustancia como una droga para comenzar a verla como el medicamento que realmente puede llegar a ser.
Se han dado casos de niños con enfermedades que les llevan a sufrir terribles convulsiones, hasta el punto de tener que andar a diario con un casco de bicicleta puesto.
Esto podría controlarse con canabinoides, aunque entre las funciones del THC se conoce la acción sobre el desarrollo del cerebro, por lo que si actúa sobre un cerebro en desarrollo como el de un niño o un adolescente los efectos secundarios pueden ser aún mayores.
Sin embargo, el compuesto que ha demostrado tratar estos síntomas en niños es el cannabidiol, una sustancia que también se encuentra en la planta, pero que no se une a los receptores del sistema endocannabinoide, por lo que no produce esos efectos negativos sobre el desarrollo cerebral.
Por lo tanto, deberíamos dejar a un lado los prejuicios y confiar en la ciencia, ya que gracias a ella se están pudiendo extraer sólo las propiedades beneficiosas de estas sustancias, dejando a un lado las malas. Y es que la naturaleza alberga material suficiente tanto para matarnos como para salvarnos. Sólo hay que saber dónde escoger.
Fuente: Parte de la información de este artículo la obtuve de la charla de Moisés García en el ciclo de Conferencias Desgranando Ciencia. Os dejo el vídeo por si queréis verlo completo.