Cómo mejorar nuestra memoria según la ciencia
Os contamos unos cuantos consejos para mejorar la memoria basados en varios estudios científicos sobre el cerebro y el aprendizaje.
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A veces somos tan inocentes que pensamos que sólo necesitaremos tener buena memoria durante nuestra época de estudiantes, pero después nos damos cuenta de lo importante que es para nuestra vida diaria y, sobre todo, de lo necesario que es entrenarla de cara al futuro.
Por eso, es importante tener claros algunos truquillo que nos serán de gran utilidad tanto para estudiar como para recordar la lista de la compra, el cumpleaños de nuestra pareja, el proyecto que nos ha encargado nuestro jefe o cualquier otra situación en la que la memoria juegue un papel importante.
Si introducimos la búsqueda “cómo mejorar la memoria” en google encontraremos todo tipo de trucos, unos más científicos que otros, pero como en este blog lo que nos gusta es la ciencia, nos vamos a limitar a hablaros de algunos trucos que han mostrado mejorar la memoria y otros que se encuentran en investigación, pero que no por ello dejan de ser interesantes.
Bases cerebrales de la memoria
Sabemos que el órgano que se encarga de controlar nuestra memoria es el cerebro, pero a menudo las regiones concretas que se encargan de esta función son unas grandes desconocidas.
Y no es de extrañar que sea desconocido, ya que los mecanismo de formación de la memoria se encuentran envueltos en un halo de misterio que poco a poco se va desentrañando, pero con tanto esfuerzo que ha valido el conocido como “Premio Nobel de la Neurociencia” a los tres científicos que más han avanzado en la materia.
Se sabe que el proceso cerebral de la memoria se encuentra situado en el hipocampo, pero lo que no estaba tan claro era qué pasaba allí para que se pudiesen formar los recuerdos.
Sin embargo, después de varios años de investigación C. Collingridge, R. Morris y T. Bliss encontraron una respuesta en los receptores NMDA, que después de una estimulación en la región cerebral encargada de la memoria potencian el refuerzo de las conexiones cerebrales y, con ello, la plasticidad cerebral causante del fenómeno al que llamamos memoria.
Memoria semántica y memoria episódica
Existen muchos tipos diferentes de memoria, aunque dos de las más importantes son la memoria semántica y la episódica.
Como su propio nombre indica, la semántica es la que ayuda a la formación del lenguaje, por lo que se encarga de retener los conceptos aprendidos y las relaciones semánticas existentes entre ellos.
Por otro lado; la episódica, también conocida como autobiográfica, es la que se encarga de retener recuerdos asociados a vivencias propias. Dentro de este tipo de memoria se incluye un concepto que los psicólogos llaman conciencia autonoética, según el cual cuando revivimos un recuerdo nos hacemos protagonistas de la historia.
Ambos tipos de memoria son totalmente independientes y, de hecho, se han dado casos de personas que sólo tenían una de ellas, bien debido a una lesión cerebral o bien desde su nacimiento. Éste último es el caso de Susie McKinnon, una mujer que es incapaz de recordar su pasado o imaginar su futuro, pero que no tiene ningún problema a la hora de memorizar nuevos conocimientos que no tengan nada que ver con su vida.
Cuida tu alimentación si quieres cuidar tu memoria
A todos nos han dicho alguna vez que comamos rabos de pasa cuando nos hemos encontrado en época de exámenes o en cualquier otro periodo en el que el empleo de la memoria era importante.
Sí que es cierto que existen ciertos nutrientes que han demostrado científicamente estar implicados en la mejora de la memoria, por lo que es bueno saberlos para introducirlos en nuestra dieta diariamente y no sólo en esos momentos en los que una buena memoria nos puede ahorrar más de un mal rato.
Flavonoles del cacao
Os hemos hablado en numerosas ocasiones de los beneficios del cacao, pero no es para menos, teniendo en cuenta el abanico tan variado de ventajas que aportan a nuestro organismo.
Y sí, la mejora de la memoria también está entre los maravillosos poderes del cacao; ya que, como se demostró en un estudio de 2014, mejora la función de la circunvolución dentada, asociada con el proceso de memoria y aprendizaje.
Ácidos grasos omega 3
Esta sustancia, presente en alimentos como el salmón, el aceite de linaza o las semillas de chía, ha mostrado contribuir a una mejora de las memorias de tipo espacial, de reconocimiento y de localización.
Fosfatidilserina y ácido fosfatídico
Esta sustancia, que podemos encontrar en vísceras como el hígado o el corazón y en otros alimentos como la yema de huevo, parece estar implicada en la memoria, pero también en otros fenómenos asociados a la edad, como el estado de ánimo o la función cognitiva de los ancianos.
Nueces
Las nueces son uno de los frutos secos más sanos y útiles en la prevención de trastornos como las enfermedades cardiovasculares, pero también han mostrado estar relacionados con el retraso de la aparición de las lagunas de memoria típicas del Alzheimer.
Citicolina
La citicolina es una sustancia que se encuentra de forma natural en nuestro organismo, donde ayuda al desarrollo del tejido cerebral, contribuyendo con ello a proteger las neuronas y regular la memoria y la función cognitiva.
Aunque, como os digo, la producimos nosotros naturalmente, también podemos consumirla en alimentos tan frecuentes como el hígado, la soja, la leche o los cacahuetes.
Colina
Ya os hablamos de esta sustancia en el artículo sobre los beneficios del huevo, debido a que es uno de los muchos componentes que convierten este alimento en una opción saludable tanto para nuestro hígado como para nuestro cerebro.
Magnesio
Esta sustancia ha mostrado poseer un gran número de beneficios para el cerebro, llegando a recomendarse a aquellos pacientes que han sufrido conmociones cerebrales graves. Puede tomarse a través de complementos nutricionales, pero también se encuentra en alimentos como el plátano, el chocolate negro o el aguacate.
Arándanos
Los arándonos son conocidos por su gran poder antioxidante y antiinflamatorio, pero también han mostrado estar implicados en la señalización cerebral en los centros neuronales, por lo que su consumo moderado también puede contribuir a una memoria mejor.
Brain training para mejorar la memoria, pero no la inteligencia
El lanzamiento hace unos años de los conocidos juegos de Brain training dio lugar a una oleada de mitos sobre su poder en el aumento de la memoria y la inteligencia.
Por ese motivo, surgieron un gran número de estudios científicos con el fin de afirmar o desmentir esta afirmación. Como resultado, la conclusión general fue que estos programas ayudaban al jugador a trabajar en multitarea, tanto en el juego como en la vida real y, además, contribuían a un entrenamiento de la memoria de trabajo.
Sin embargo, a pesar de la equívoca correlación que se suele crear entre este tipo de memoria y la inteligencia general, no hay pruebas de que ésta última se vea beneficiada con estos juegos.
Dormir bien, memorizar mejor
Si queréis afianzar los conocimientos aprendidos en un momento determinado, no olvidéis echar una buena siesta después, ya que son muchos los estudios que de un modo u otro han demostrado que los recuerdos se fijan en nuestro cerebro mientras dormimos y que dos personas que han tenido que aprender algo bajo las mismas condiciones lo recordarán mejor después de dormir.
Esto se debe a la formación de nuevas conexiones neuronales que tiene lugar en ese periodo, en el que también se suceden las llamadas ondas lentas, durante las cuales el cerebro “reproduce” lo vivido durante el día.
¿No recuerdas algo? Haz ejercicio cuatro horas después
Existen diversos estudios sobre la correlación entre la práctica habitual de ejercicio y la mejora de la función cognitiva, el aprendizaje y la memoria.
Esto parecía bastante claro, pero los resultados obtenidos en un estudio reciente son mucho más sorprendentes, ya que según éstos, el proceso de aprendizaje puede ser más eficiente si un tiempo determinado después de asimilar la información procedemos a practicar ejercicio.
Para llegar a esta conclusión previamente habían realizado un experimento en el que participaron 72 voluntarios que tuvieron que memorizar 90 asociaciones de imágenes, antes de ser divididos en tres grupos. El primero no realizó ningún tipo de ejercicio, mientras que el segundo practicó 35 minutos de bicicleta inmediatamente después y el tercero hizo lo mismo, pero a las cuatro horas.
Dos días después todos los participantes regresaron al centro, donde se les hizo mostrar las asociaciones que recordaban a la vez que se les realizaba una resonancia magnética cerebral.
Curiosamente, los miembros del tercer grupo habían memorizado lo aprendido mucho mejor y, a su vez, mostraban más actividad en el hipocampo.
Las causas de estos resultados aún no están claras y se requiere mucha más investigación para encontrarlas, pero estos científicos creen que la dopamina y la norepinefrina, secretadas de forma natural durante el ejercicio, pueden estar directamente implicadas.
Si nada de eso te da resultado, siempre te quedarán los implantes de memoria
Estos implantes no están diseñados par ayudarnos a recordar la lista de la compra, sino para fines mucho más ambiciosos a la par que necesarios, como la recuperación de memoria en pacientes con lesiones cerebrales o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Aún queda mucho para conseguir procesar la memoria humana a través de programas de ordenador, pero los científicos implicados en este proyecto se muestran optimistas y, de hecho, ya han realizado algunas pruebas de forma satisfactoria.
El primer paso tuvo lugar a finales del año pasado y consistió en el aprovechamiento de los electrodos que un grupo de pacientes con epilepsia tenía en el cerebro para controlar la enfermedad, con el fin de analizar cómo se gestiona la mente el almacenamiento de recuerdos.
Para ello se les mostraba una imagen y se les hacía recordarla 90 segundos después, mientras se grababa cómo viajaba la información por el hipocampo.
El siguiente paso fue ayudarse de los datos obtenidos para diseñar un algoritmo capaz de predecir los patrones de actividad cerebral con un 80% de probabilidad de acierto. Se conoce que ya se ha probado el algoritmo con pacientes, aunque de momento los resultados no han sido comunicados, pero parece ser que fueron bastante prometedores.
En resumen, una vida sana con dieta equilibrada, ejercicio diario y suficientes horas de sueño puede ser más que suficiente para mantener la memoria. Y, sobre todo, no olvidéis ejercitar vuestro cerebro del mismo modo que lo hacéis con vuestros músculos. Mens sana in corpore sano.