¿Por qué lloramos al cortar cebolla?
La ciencia puede explicar por qué lloramos al cortar cebolla. En este artículo os contamos las causas y os damos algunos consejos para evitarlo.
6 julio, 2016 09:30Noticias relacionadas
- India lanza la misión que le puede convertir en el cuarto país en llegar a la Luna
- Tu nuevo fondo de pantalla ha sido posible gracias a una vela solar
- Duro como una piedra o blando como la gelatina: este material dinámico cambia con la iluminación
- Esta lengua electrónica puede "probar" y analizar líquidos en solo un minuto
Las lágrimas pueden brotar de nuestros ojos por muchas razones diferentes.
Pena, alegría, dolor…. hay un montón de motivos originadores del llanto, pero uno de los más curiosos es el que surge justo cuando nos disponemos a cortar una cebolla.
Da igual en aritos, que en juliana o trocitos pequeños. Basta con que el cuchillo entre en contacto con esta hortaliza para que empecemos a llorar como si no hubiese mañana. ¿Pero por qué lo hacemos? ¿Pensamos inconscientemente en los sentimientos de la cebolla? ¿Nos duele estar cocinando cuando podríamos estar tomando cañas en una terraza de verano? Pues no, la razón no tiene absolutamente nada que ver, pues la cosa no va de sentimientos, sino de reacciones químicas.
La sustancia que explica por qué lloramos al cortar cebolla
Como sabéis, la cebolla es una planta y, como tal, se trata de un organismo compuesto de células vegetales.
A su vez, dichas células contienen en su interior una sustancia, llamada trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteína sulfóxido; que, además de tener un nombre muy sencillito de recordar, resulta ser la primera culpable del llanto del que os hablamos.
Todo se debe a que al desgarrar las células con el cuchillo este compuesto sale de su lugar y entra en contacto con la alinasa, una enzima también presente en la cebolla que interviene en la reacción originadora de tres nuevos compuestos: piruvato, amoniaco y un gas llamado Syn-propaniotal-S-óxido.
Y precisamente este gas es el último culpable de todo, pues al alcanzar los ojos reacciona con el agua presente en la superficie, dando lugar a ácido sulfúrico que, como buen ácido, dará lugar a quemazón e irritación.
Pero nuestros ojos son una maquinaria de relojería suiza preparada para casi cualquier contratiempo, por lo que al entrar en contacto con este ácido originan lo que se conoce como lágrimas reflejas, que se encargan de hidratar el globo ocular como respuesta a un estímulo agresivo que podría resultar dañino.
¿Cómo podemos evitar llorar mientras cortamos cebolla?
La cantidad de mitos urbanos en torno a las lágrimas de la cebolla es inmensa, por lo que seguro que habéis oído hablar de más de un truquito rocambolesco, como ponerse otro trozo de cebolla sobre la cabeza mientras se corta.
Sabiendo la causa por la que tiene lugar el llanto ese método no parece ni útil ni agradable para el olor del pelo, pero sí que hay algunos trucos que pueden resultar útiles.
Por ejemplo, algo tan simple como cortar la cebolla lo más alejada posible de nuestra cara o llevar a cabo el proceso bajo un chorro del agua puede ayudar a que los gases irritantes no alcancen el ojo.
También es interesante tener en cuenta que la mayor parte de estas sustancias irritantes se encuentran en el corazón de la hortaliza, por lo que el modo de cortarla también puede ayudar a evitar las lágrimas, como nos cuentan nuestros compañeros de Cocinillas.
Y si no, siempre nos quedarán las gafas de bucear, que impiden que este compuesto reaccione con el agua del globo ocular.
Finalmente, como última opción hay quién evita usar cebolla en creaciones culinarias como la tortilla de patatas, pero no es necesario tomar medidas tan drásticas. Al fin y al cabo, una tortilla sin cebolla no es tortilla. Al menos para muchas personas, entre las que yo me incluyo.