Leyendas históricas, ¿qué dice la ciencia sobre ellas?
Os hablamos de tres leyendas históricas muy conocidas que han sido estudiadas por la ciencia con el fin de desmentirlas o confirmarlas.
12 agosto, 2016 20:10Noticias relacionadas
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Las mejores historias son las que no se sabe si son verdad.
Los cuentos de hadas entretienen, pero saber que lo que cuentan nunca pasó puede hacerse aburrido, mientras que la historia real también se hace un poco insulsa, al no encerrar nada de misterio.
En cambio, las leyendas tienen la parte buena de ambas cosas, a la vez que añaden ese ápice de intriga y debate sobre su veracidad que a todos nos encanta. Los científicos también adoran estas historias, por lo que a menudo deciden usar los conocimientos de los que disponen para llegar al fondo de la cuestión, consiguiendo dilucidar si realmente ocurrieron o si, por el contrario, surgieron en la mente de alguien con mucha imaginación. Y para que veáis que es verdad lo que os digo, en este artículo vamos a ver tres casos de los muchos en los que la ciencia ha desmentido o verificado este tipo de leyendas.
Leyendas históricas estudiadas por científicos
La muerte del rey Albert I, de Bélgica
El hecho de ser un participante activo en la resistencia a la invasión alemana durante la Primera Guerra Mundial granjeó muchos enemigos a este rey belga, por lo que su repentina muerte, que tuvo lugar en un accidente de escalada en 1934, dio lugar a un gran número de teorías conspiratorias en torno a un asesinato disfrazado de trágico despeñamiento.
La mayoría de los que defienden estas hipótesis alegan que realmente el rey fue ejecutado en otro sitio, pero que después fue colocado en lo más hondo del precipicio del que supuestamente cayó.
Lo más lógico en un caso así sería estudiar la zona, pero en los años 30 el CSI no estaba ni siquiera en pañales y con los años la investigación del suceso perdió bastante interés, más que nada porque era mucho más llamativo su tinte legendario.
Sin embargo, recientemente un equipo de investigadores de la Universidad Católica de Lovaina ha publicado en la revista Forensic Science International: Genetics un estudio en el que cuentan cómo dieron con la posible verdad escondida detrás de la leyenda.
Para ello buscaron a algunos de los parientes vivos de Albert I y, a continuación, se hicieron con algunas hojas de la vegetación circundante al barranco que habían sido subastadas como reliquias por tener sangre del suceso.
Una vez comparado el genoma mitocondrial de una pariente por línea materna con el material genético del cromosoma Y de otro, de la paterna, concluyeron que, efectivamente, la sangre esparcida por todo el barranco era del rey, por lo que debió rodar por él, al contrario de lo que argumentan quiénes aseguran que el cadáver se colocó abajo.
Esto pondría de manifiesto que tuvo lugar el despeñamiento, por lo que quitaría veracidad a la teoría del asesinato en base a los argumentos existentes, aunque no puede desmentir que alguien lo hiciera rodar una vez muerto.
En este caso el misterio no desparece por completo, pero al menos se ha desmentido la hipótesis más barajada. Lo demás quizás no llegue a saberse nunca.
La gran inundación de China
Cuenta la leyenda que la primera dinastía china, la Xia, tuvo su origen hace más de 4.000 años, coincidiendo con una gran inundación que asoló todos los pueblos alrededor del Río Amarillo hasta que un hombre, llamado Yu, puso fin a al tragedia, convirtiéndose en el nuevo gobernador de China.
Más allá de algunos escritos sobre la leyenda, no existe pruebas arqueológicas sobre la existencia de la Dinastía Xia, por lo que tampoco se ha dado nunca credibilidad a la historia de la gran inundación.
Sin embargo, un equipo internacional de investigadores acaba de dar con la increíble prueba de que realmente la catástrofe sí que tuvo lugar.
El artículo, que ha sido publicado en Science, comienza con el estudio del registro de los sedimentos circundantes al río Amarillo, que demuestran que, efectivamente, hace aproximadamente 4.000 años, tuvo lugar un terremoto que desencadenó una inundación que pudo asolar todos los asentamientos situados hasta a 2.000 kilómetros río abajo.
Para confirmarlo se llevó a cabo la datación por radiocarbono de un conjunto de esqueletos de víctimas de la catástrofe, demostrando que su muerte en masa tuvo lugar allá por el 1.920 a.C, justo cuando las leyendas sitúan el origen de la misteriosa dinastía Xia.
Todos estos hallazgos, en su conjunto, demuestran que un temblor de tierra dio lugar al bloqueo del Río Amarillo, haciendo que el agua se acumulara durante varios meses y terminase por “explotar”, generando una terrible inundación.
Todo cuadra con las historias, que también cuentan como Yu decidió abrir canales para reorientar el agua, creando nuevos asentamientos a salvo del río y dando lugar a una civilización altamente organizada, como realmente se sabe que ocurrió por aquel entonces.
No se sabe si es cierto que existieran Yu y la dinastía Xia, pero la inundación y el nuevo concepto de organización de la población sí parecen ser reales, por lo que no hay motivos para creer que lo demás sí sea mentira, ¿verdad?
El origen del Rey Arturo
Ya sea por la película de Disney o por cualquiera de las otras muchas adaptaciones de la leyenda, todos conocemos al famoso Rey Arturo, que según la leyenda nació allá por el siglo V en una fortaleza situada en la ciudad de Tintagel.
Todas las historias conocidas sobre él cuentan que organizó un gran ejercitó británico para luchar contra las invasiones anglo-sajonas, dando lugar a la pacífica era de Camelot, en la que vivió acompañado de sus fieles caballeros de la Mesa Redonda.
El responsable de gestas tan importantes debería protagonizar cientos de documentos históricos oficiales, pero no se conoce ni uno más allá de cuentos y leyendas. Por este motivo, nunca se ha dado crédito a su existencia, aunque después de un descubrimiento reciente ha vuelto a despertar el interés de los amantes de las leyendas, pues un equipo de investigadores británicos ha desenterrado los muros de lo que parece el palacio de una familia adinerada situado justo en Tintagel, donde nació el mito.
Para más inri, el hallazgo está datado en el siglo V y se encuentras cerca del lugar en el que en 1998 se encontró una pizarra en la que figuraba la palabra latina “Artognou“, de la que podría proceder el nombre del rey.
Es posible que las gestas atribuidas a Arturo fuesen llevadas a cabo por otro caballeros y que el boca a boca acabase atribuyéndoselas sólo a uno, pero el descubrimiento no parece ser sólo una casualidad. ¿Quién sabe? Quizás haya un poco de verdad en la historia, después de todo.
Sea como sea, tanto ésta como otras leyendas históricas seguirán contemplándose como tales hasta que se demuestre lo contrario. Pero bueno, es inevitable que nuestra imaginación se dispare con todos estos descubrimientos. Así los mitos molan aún más.