La bacteria caníbal y sus interesantes aplicaciones
Os hablamos de Bdellovibrio, una bacteria conocida por parasitar y destruir a otras bacterias, que tiene grandes aplicaciones para los humanos.
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No hay mejor manera de luchar contra el enemigo, que conociéndolo. O uniéndote a sus propios enemigos.
Esto se aplica a menudo a las relaciones humanas, pero también es una buena máxima para seguir en la lucha contra las bacterias resistentes a antibióticos; que, como ya os hemos contado en otras ocasiones, se están convirtiendo en un grave problema de salud pública en los últimos tiempos.
Por eso, los investigadores buscan continuamente nuevas formas de vencer a estas superbacterias sin tener que recurrir a los fármacos convencionales a los que se están haciendo cada vez menos vulnerables. Un gran ejemplo es el uso de Bdellovibrio, una “bacteria caníbal” cuyo potencial reside en su capacidad para parasitar a otras bacterias, destrozándolas por dentro y aprovechándose de ellas para reproducirse, como si de un virus se tratara. Como comprenderéis, tiene un gran potencial en la lucha contra las infecciones bacterianas; aunque para ello primero hay que conocerla a fondo, no vaya a ser que al final sea peor el remedio que la enfermedad.
Bdellovibrio, la bacteria depredadora de bacterias
Como nos cuentan en un reciente artículo de Ars Technica, Bdellovibrio es una bacteria con grandes aplicaciones, que se está convirtiendo en el centro de atención de investigadores de muchas áreas de la ciencia; aunque, como es lógico, es en el de la biomedicina en el que más esperanzas se han depositado.
Y es que se conoce que esta bacteria Gram negativa tiene la capacidad de unirse a otras bacterias, perforando su membrana externa y pasando a su interior, en el que se alimenta de sus proteínas y ácidos nucleicos, reproduciéndose gracias a ellos y abandonando lo que queda de ellas después de dejarlas literalmente secas.
se conoce que esta bacteria Gram negativa tiene la capacidad de unirse a otras bacterias, perforando su membrana externa y pasando a su interior, en el que se alimenta de sus proteínas y ácidos nucleicos
Basándose en esto, científicos de la Universidad de Rutgers publicaron en 2013 en PLOS One un estudio en el que exploraban la capacidad de Bdellovibrio para luchar contra aquellas bacterias para los que los antibióticos ya se han convertido en un arma inútil.
Los experimentos de comprobación se llevaron a cabo tanto en bacterias Gram negativas como en Gram positivas, siendo estos los dos tipos en los que se dividen según una clasificación que separa a estos microbios por el tamaño de su pared celular externa.
Curiosamente, los resultados fueron muy positivos con las Gram Negativas (las de pared más fina), pero no fueron demasiado buenos con las Gram Positivas, que parecían huir fácilmente a la amenaza de la bacteria caníbal.
El uso de Bdellovibrio en la lucha contra los biofilms
Que a bote pronto Bdellovibrio no pueda atacar a Gram Positivas no quiere decir que sea inútil en al lucha contra ellas, pues aún le queda un arma secreta muy eficaz, basada en la capacidad de rotura de Biofilms.
La unión hace la fuerza y las bacterias lo saben, por lo que a menudo se agrupan entre ellas formando unas estructuras conocidas como Biofilms, que favorecen enormemente su poder de resistencia a antibióticos y la gravedad de su infección.
Un gran ejemplo es el de Staphilococus aureus, una bacteria Gram Positiva que puede llegar a ser muy peligrosa y difícil de combatir; siendo, de hecho, una de las principales responsables de las infecciones adquiridas en los hospitales.
Suelen estar formando biofilms en sitios tan cotidianos como las propias paredes de nuestra nariz, pero también lo hacen en otros lugares, como las prótesis o el material de los centros médicos, volviéndose muy peligorsas para los pacientes inmunodeprimidos que allí se encuentran.
Al ser Gram Positivas, Bdellovibrio no puede luchar contra ellas por separado, pero sí que puede destrozarlas como grupo, pues posee enzimas capaces de disolver las proteínas que las mantienen unidas en los biofilms, disminuyendo así notablemente su fuerza.
El papel de Bdellovibrio en el equilibriod e la flora intestinal
Se ha comprobado también que Bdellovibrio tiene un papel esencial en el equilibrio entre las bacterias perjudiciales y las beneficiosas de la flora intestinal; pues sus niveles son mucho mayores en el intestino de personas sanas que en el de pacientes con afecciones como la enfermedad de Crohn o la celiaquía.
Por eso, en un estudio publicado hace unos meses en Frontiers of Microbiology, se propone repoblar el intestino de pacientes enfermos con estas bacterias, con el fin de reponer el equilibrio de su flora intestinal.
Otras aplicaciones biotecnológicas de Bdellovibrio
Y como no toda iba a ser medicina, también se ha investigado la utilidad de esta bacteria en la obtención de compuestos de origen bacteriano utilizadas en la fabricación de bioplásticos.
Con ello nos referimos a los polihidroxialkanatos, unas sustancias producidas por le metabolismo microbiano de algunas bacterias, que resultan de gran utilidad, a pesar de ser muy difíciles y costosas de extraer.
Sin embargo, en un estudio de este año de Scientific Reports, se puso de manifiesto cómo la capacidad de Bdellovibrio para extraer sustancias del interior de las bacterias a las que ataca puede resolver este problema notablemente.
El único problema de cara al proceso es que la bacteria caníbal tiende a alimentarse de los componentes que roba a sus víctimas, por lo que es importante detener el proceso justo después de la extracción.
Aún falta mucho por investigar, principalmente en el área de la medicina; pues al fin y al cabo todos estos tratamientos se basan en infectar a los pacientes con unas bacterias para salvarlos de otras y si esto no se lleva a cabo correctamente podría dar lugar a graves daños colaterales. Sin embargo, los investigadores que se encuentran detrás de estos trabajos están obteniendo muy buenos resultados, por lo que no hay motivos para el pesimismo. Quizás gracias a Bdellovibrio el ser humano consiga ganar la guerra contra las superbacterias. Ojalá que sí.
Imagen ciclo: St. Joseph University