zumo de naranja

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Tecnología

¿Por qué el zumo de naranja sabe tan mal después de cepillarnos los dientes?

¿Alguna vez habéis notado lo mal que sabe el zumo de naranja después del cepillado de dientes? Hoy os contamos las causas.

29 octubre, 2016 12:04

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Si no lo habéis probado y os puede la curiosidad seguro que lo hacéis próximamente, pero ya os lo decimos nosotros: el zumo de naranja después del cepillado sabe a rayos.

Da igual que sea una de esas pastas de dientes que supuestamente no tienen sabor, interferirá igualmente con el del zumo, por lo que desayunar esta bebida después de lavarnos los dientes por la mañana no es, para nada, una buena idea.

Lo más interesante es que no parece pasar lo mismo con otras bebidas o alimentos, por lo que resulta especialmente curioso. Y como a nosotros nos encanta despejar vuestras dudas, hoy os contamos las causas de este cotidiano fenómeno.

El problema está en la lengua

lengua

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Si tenéis un buen paladar, habréis observado que el zumo responde a una mezcla de sabores entre ácidos y dulces, coronados con un toque de amargor, que variará en función del tipo de naranja o lo madura que esté.

Como sabéis, que nosotros detectemos estos sabores se debe al efecto de las papilas gustativas, que se dividen en varios tipos según el gusto concreto que capten sus receptores, repartiéndose uniformemente por toda la lengua y no por zonas, como se creía hasta no hace demasiado tiempo.

Un componente del dentífrico: la respuesta al mal sabor del zumo de naranja después del cepillado

cepillarse_dientes

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Entonces, ¿qué pasaría si uno de estos receptores se bloqueara? Pues eso es precisamente lo que hace el laurisulfato sódico, un compuesto que, por su capacidad para retirar aceites y grasas, se usa como ingrediente en la elaboración de diversos productos de higiene, entre los que se encuentran las pastas de dientes.

Y he ahí el quid de la cuestión, pues varios científicos a lo largo de los años han comprobado que esta sustancia también tiene la función de bloquear los receptores del sabor dulce, llevando a que después de ponerla sobre la lengua sólo seamos capaces de percibir el amargor del zumo.

Ni qué decir tiene que se trata de un efecto momentáneo, que desaparece pasado un periodo corto de tiempo, por lo que podéis beber zumo después de lavaros los dientes, pero no nada más terminar. Además, la mejor forma de lavarse los dientes es hacerlo después de las comidas, así que no os impacientéis.