Las aves son animales impresionantes; que, como hemos visto en varias ocasiones, tienen mucho que enseñarnos a los seres humanos.

Su vuelo parece diseñado por el mejor de los ingenieros aeronáuticos, cuando en realidad no es más que una obra de la naturaleza digna de admirar. Y de copiar.

Y si creíamos que aún no podían sorprendernos más con su forma de desplazarse por el aire estábamos muy equivocados, pues un nuevo estudio publicado en Current Biology pone de manifiesto un nuevo récord de vuelo en estos admirables animales: los 10 meses que el vencejo común puede pasar sin poner una pata en la tierra.

El nuevo récord de vuelo: de vencejo a vencejo

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Anteriormente el récord de vuelo lo tenía el vencejo real, que puede pasar seis meses volando sin parar.

Sin embargo, este nuevo descubrimiento lo deja en un segundísimo plano, pues gracias a una novedosa tecnología de seguimiento se ha podido comprobar que el vencejo común es capaz de pasar cuatro meses más surcando los cielos, sin parar ni un momento para descansar.

La tecnología que ha sacado a la luz el récord de vuelo del vencejo

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Un equipo de investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, han sido los responsables de este estudio, que se ha llevado a cabo con ayuda de pequeños dispositivos implantados en las aves, que permitían hacer un seguimiento de parámetros del vuelo como la velocidad, la aceleración, la ubicación y, por supuesto, el tiempo que pasan en el aire.

De este modo, pudieron comprobar que tres de los trece vencejos estudiados pasaron diez meses volando sin parar, bajaron a tierra dos meses enteros durante la temporada de cría y volvieron a empezar.

Además, también pudieron descubrir datos muy interesantes, como que eran capaces de mudar las plumas de las alas y la cola durante el vuelo, haciendo éste mucho más eficiente.

Todo esto demuestra por qué son capaces de llevar a cabo viajes tan largos durante su vida, pero plantea nuevas preguntas, como la forma en que son capaces de dormir durante el vuelo.

Estos investigadores se debaten entre la poco probable opción de que no necesiten dormir en todos esos meses, o la de que echen pequeñas siestas mientras se dejan caer de alturas muy elevadas. Responder a estas cuestiones será, sin duda, su nuevo reto, y nosotros quedaremos expectantes para poder conocer la solución de tan interesante misterio.