Investigadores han desarrollado unas gafas inteligentes que cambian el foco dependiendo de a qué distancia esté el objeto que queremos ver.
Mucha gente tiene que llevar encima dos pares de gafas diferentes, dependiendo de lo que quiera hacer en cada momento; es una auténtica molestia tener que ir cambiando de una gafa a otra cada vez que queremos leer algo, por ejemplo.
Claro, que también está la alternativa de las bifocales, pero estas traen sus propios problemas; principalmente, cuesta mucho acostumbrarse al salto entre los dos campos de visión, lejano y cercano, ya que no hay una zona intermedia.
Cómo funcionan las gafas inteligentes que cambian el foco
Aún no existen las gafas que sirvan para todos los campos de visión; pero hay que decir que el proyecto salido de la Universidad de Utah se parece mucho a eso. Estamos ante unas gafas inteligentes que cambian el foco y se adaptan a nuestros ojos para tener siempre una visión perfecta.
No confundamos estas “gafas inteligentes” con las Google Glass u otros modelos de realidad aumentada; en este caso la parte más importante está en el puente de las gafas, que aloja un sensor de distancia.
A base de enviar pulsos cercanos al infrarrojo, el sistema es capaz de medir la distancia entre las gafas y el objeto que estamos mirando; en base a eso, cambia la distancia focal de las gafas.
Esto lo consigue con unas lentes líquidas. En efecto, lo que ves entre la montura no son cristales, sino glicerina, un líquido transparente que normalmente se usa en cosmética y medicina.
En la parte frontal y trasera de las lentes hay sendas membranas flexibles y transparentes. La membrana trasera está conectada a tres actuadores, que se mueven dependiendo de la distancia medida con el sensor del puente.
Al moverse, los actuadores cambian la curvatura de la lente, y por lo tanto, la distancia focal de la lente. De esta manera, el foco cambia cada vez que miramos a una distancia diferente. Este cambio se produce en apenas 14 milisegundos, más rápido que el tiempo de reacción del ser humano.
Unas gafas para toda la vida
La primera vez que usemos las gafas, tendremos que introducir los datos de la prescripción; es decir, los que podemos obtener de una cita al oftalmólogo. Para ello usaremos la app para smartphone que se conecta por Bluetooth con las gafas.
Una vez calibradas, las gafas siempre se basarán en esa prescripción para decidir la variación de las lentes; lo interesante es que podemos volver a calibrarlas si nuestra prescripción cambia con el tiempo. Por lo tanto, estas podrían ser las últimas gafas que necesitemos en nuestra vida.
Eso cuando lleguen al mercado, claro. Por el momento sus creadores ya han conseguido un acuerdo comercial; pero para venderlas tendrán que trabajar más en el tamaño y el estilo.
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