No deberíamos subestimar la influencia de Elon Musk en el mundo tecnológico; tal vez lo preocupante es que lo consideremos como el “líder del sector tecnológico”.
Elon Musk es sin duda alguna, la persona más famosa de la tecnología; todo el mundo ha leído su nombre alguna vez, cada idea que tiene ocupa todas las portadas, y las polémicas en las que se mete son las mas discutidas. Elon Musk es, a falta de una comparación mejor, el nuevo Steve Jobs; alguien que por haber triunfado y haber influenciado a las personas correctas, está considerado el representante perfecto de la industria.
Pero, ¿por qué Elon Musk es tan famoso? En su momento Bill Gates ocupó el mismo lugar porque todo el mundo usaba Windows y era (y sigue siendo) uno de los hombres más ricos del planeta; Steve Jobs recibió ese reconocimiento por ser la cara visible del proyecto iPhone, el teléfono que puso de moda los smartphones.
Cuando hablamos de Windows, tenemos que hablar de Gates; cuando hablamos del iPhone, tenemos que hablar de Jobs. Pero Elon Musk no está asociado con ningún producto, al menos no uno que usen cientos de millones de personas.
De dónde vino Elon Musk
Pese a no tener esa conexión con el público general, Elon Musk está poco a poco convirtiéndose en una figura tan conocida como Gates o Jobs; aunque cabe preguntarse si esta idealización de Musk está justificada o está basada en unos pilares podridos.
Elon Musk no salió de ninguna parte, claro. Es uno de los hombres más ricos y poderosos de la actualidad gracias a PayPal, el servicio de pagos online más usado en la red; aunque en realidad no tuvo nada que ver con su creación.
Musk co-fundó X.com, una compañía de financias online que compró PayPal cuando este no era más que un proyecto ambicioso; fueron Musk y compañía los que convirtieron a Paypal en lo que es hoy, y gracias a eso se llevaron cientos de millones de dólares.
Una vez que ganas tanto dinero, tienes dos opciones: te retiras o lo inviertes. Musk hizo lo segundo, pero en vez de iniciar otra startup relacionada con Internet, fue más allá. Elon Musk tenía una visión de futuro; y lo que había conseguido en Internet no era más que un escalón para alcanzarla.
La gran influencia de Elon Musk en el mundo tecnológico
Así nacieron las dos compañías que definen mejor a Elon Musk: SpaceX y Tesla. La primera, una compañía aeroespacial con el objetivo final de llevar humanos a Marte de manera barata; la segunda, un fabricante de coches completamente eléctricos.
Ambas compañías nos hablan de un futuro brillante. Un futuro en el que podremos conducir nuestro coche por ciudad sin miedo a nubes de contaminación; un futuro en el que colonizaremos otros planetas, expandiéndonos por el sistema solar. Por todo esto, hay quien califica a Musk de “visionario”, aunque ninguna de esas ideas sea nueva; es sólo que él ha sido la primera persona dispuesta a poner el suficiente dinero de su parte para hacerlas realidad.
Claro, que ese es el gran desafío, hacerlas realidad; Musk se ha encontrado una y otra vez con el muro de la realidad, ese que nos dice lo que podemos y no podemos hacer. “Cohete reutilizable que nos envíe a Marte” suena bien, hasta que los primeros intentos de aterrizarlo acaban en llamas.
Hace falta tener algo más que dinero para volver a intentarlo, una y otra vez, hasta que tiene éxito. Eso es algo que tiene en común con otros considerados “genios”; la gran diferencia es que Musk va más allá de revolucionar el mercado. Quiere revolucionar nuestras vidas.
Revolucionando nuestras vidas, una idea a la vez
SpaceX, Tesla, todos sus proyectos van en esa dirección; su mente está dividida en tantas ideas futuristas al mismo tiempo, que a veces las tiene que regalar porque no puede hacerlas realidad personalmente. El mejor ejemplo es Hyperloop, el transporte público capaz de superar Mach 1 y que pretende ser la evolución de los trenes.
Ya hay muchos proyectos que han iniciado sus propios vehículos, y hay algunos que van a un buen ritmo de desarrollo; pero uno no puede evitar pensar que, si Elon Musk hubiese centrado sus recursos en ello, Hyperloop ya existiría. Ese es el gran problema de estar constantemente buscando el futuro.
Es algo que hemos vuelto a ver con la última ocurrencia de Musk: hacer túneles. El pasado 17 de diciembre, Musk declaraba su odio contra los atascos, y la intención de construir una máquina de excavado y hacer túneles. Así como así, sin más información. Lo que para la inmensa mayoría de las personas no es más que una broma después de perder horas en un atasco, para Musk es una declaración de intenciones.
Así empezó el proyecto de Musk para crear túneles en las grandes ciudades y así mejorar el tráfico; por el momento, ya está excavando en las propiedades de SpaceX, unos túneles que servirán para llevar materiales y vehículos de un sitio a otro. Claro, que esa filosofía de vida tiene sus inconvenientes.
Para empezar, que te puedes meter en cosas que no entiendes; el propio Musk reconoce que no tienen “ni idea” de lo que están haciendo; tiene un concepto, de “3D subterráneo”, pero es complicado de explicar hasta para el propio Musk. De la misma manera que los edificios de la superficie son 3D y las carreteras 2D, la idea es hacer lo mismo bajo el suelo. Gracias a ideas como esta ha recibido elogios y es considerado como alguien que puede ver el futuro.
El genio que aconseja a Trump
Sin embargo, este pedestal se ha podrido en muy poco tiempo; las primeras fisuras empiezan a aparecer en la historia, y ya hay quien se atreve a criticar la figura de Musk. ¿Ve el futuro o dice lo primero que se le ocurre? ¿Qué pasará cuando el dinero no sea suficiente para solucionar sus problemas? Son dudas que muchos nos hacemos a diario.
La crítica más dura hasta ahora, probablemente, es que está dispuesto a sacrificarlo todo por sus proyectos; incluso pertenecer al bando de los “malos”. Elon Musk es el único representante del mundo tecnológico que aún sigue como consejero de Donald Trump; el resto (como el CEO de Uber) se fueron después de polémicas como el veto a países musulmanes, o ni siquiera quisieron aceptar el puesto.
En la foto, vemos a Musk hablando con Steve Bannon, estratega jefe de la Casa Blanca y considerado el “presidente en la sombra” que dirige a Trump.
Musk ha intentado defenderse, alegando que es mejor intentar cambiar las políticas de Trump desde dentro; pero al mismo tiempo no hay ninguna duda de que, en ese puesto, es capaz de influir a Donald Trump para que no tome decisiones perjudiciales contra sus negocios.
Musk se enfrenta a sus propios empleados
Este problema de imagen se acentuó esta misma semana, cuando un empleado de la fábrica de Tesla en Fremont, California, publicó un post en el que detallaba las supuestas condiciones laborales en las fábricas de Musk.
Según los datos publicados, los trabajadores de Tesla ganan hasta 8 dólares menos a la hora que la media del sector; y pese a eso, tienen muchas más horas extra obligatorias. Para colmo, el post acusa a Tesla de usar máquinas poco ergonómicas, lo que se traduce en más lesiones; el empleado asegura que hubo una época en la que seis de los ocho miembros de su equipo estuvieron de baja por lesiones en el trabajo.
La respuesta de Musk ha constado, sobre todo, de acusaciones. El millonario acusa al empleado de recibir dinero de los sindicatos con el objetivo de influenciar a los trabajadores; los 5.000 trabajadores de la fábrica de California no están sindicalizados. Considera la historia presentada por el empleado “moralmente escandalosa”, y presume de ser el único fabricante de coches en California, porque los costes son demasiado altos.
Futurólogo o empresario corriente, la dualidad de Musk
Da la sensación de que, por un momento, Musk ha mostrado sus colores. Que por un momento ha dejado de ser esa persona que vive en el futuro y se ha convertido en un empresario normal y corriente. No alguien necesariamente malo, ni bueno. Sólo alguien normal, un empresario como cualquiera que aparece cuando pegamos una patada a una piedra. La antítesis de lo que Musk pretende ser.
Pero es justo en estos momentos en los que un líder, un verdadero genio, tiene que brillar más. Steve Jobs también sufrió muchas acusaciones, y qué decir de Gates y los problemas con sus productos; si ambos son considerados genios de su época, no fue porque eran perfectos. Fue porque sus logros eclipsaron todos esos malos momentos.
Pero Musk aún no tiene nada de lo que realmente presumir. Ojo, tanto con SpaceX como con Tesla ha conseguido grandes logros que probablemente nadie más sería capaz de conseguir. Pero en ningún caso ha conseguido su objetivo último. No ha conseguido cambiar el mercado de los automóviles, al menos aún no, y Tesla sigue siendo una rareza. Tampoco ha conseguido llegar a Marte, o incluso reutilizar cohetes.
Nadie sabe si lo conseguirá, sólo que está más cerca que otros. Y por ahora, eso tendrá que ser suficiente.
Fotos | Getty Images
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