Investigadores del MIT han desarrollado un sistema para regañar a robots que hacen lo que no queremos.
¿Cómo será la relación que tendremos con los robots con los que conviviremos? Sabemos que en teoría los robots están ahí para ayudarnos; pero puede que la idea de “ayudar” que tienen sea diferente.
Para eso existen conceptos como el aprendizaje automático, que permite a una IA sacar conclusiones a partir de unos datos, sin necesidad de darle instrucciones; pero de nuevo, eso no sirve de nada si no sabe el objetivo que busca.
El sistema para regañar a robots cuando hacen algo que no queremos
En el futuro, habrá ocasiones en las que tendremos que decirle a un robot que no lo ha hecho bien; y para eso necesitamos un método sencillo, que no implique abrir una terminal, por ejemplo.
La idea de la que partieron los investigadores del MIT y los de la Universidad de Boston es más sencilla para el usuario; que seamos capaces de regañar a robots sólo pensándolo. Que el robot lea nuestra mente y al instante sepa si lo está haciendo bien.
Para demostrar este concepto, usaron a Baxter, un robot diseñado para coger objetos, organizarlos y guardarlos; en concreto, en el experimento Baxter tenía que coger cables y botes de pintura, y meterlos en la caja adecuada.
Suena simple, pero la gracia del experimento es que Baxter no sabía lo que cogía; no detectaba la diferencia entre los dos objetos. En vez de eso, un voluntario miraba cómo organizaba los objetos, y cuando la mano se dirigía a la caja equivocada, este realmente no tenía que hacer nada; sólo pensar en que el robot se estaba equivocando.
El robot que sabe cuándo está haciendo algo mal, sin que se lo digamos
La actividad del cerebro del voluntario estaba siendo registrada por un electroencefalógrafo; y el robot era capaz de detectar qué señales correspondían a “equivocado” y a “correcto”. Esto no es algo que estemos pensando constantemente, pero el sistema es capaz de captar esos instantes en los que intuitivamente pensamos que algo está mal.
Cuando el robot capta uno de esos sentimientos de error, la pantalla que tiene como cara muestra un rostro avergonzado; a continuación, el robot coloca la pieza en el cajón correcto. El proceso de captura dura hasta unos 30 milisegundos, por lo que es casi instantáneo. De esta manera, es posible captar cualquier error aunque el robot esté a punto de soltar la pieza en el lugar equivocado.
Evidentemente, tener un electroencefalógrafo siempre en la cabeza es algo molesto; pero en el futuro los robots serán capaces de saber si están haciendo algo bien sin que se lo tengamos que decir. De hecho, sus creadores creen que puede ir más allá, sirviendo como base a un nuevo método de comunicación entre humanos y robots que vaya más allá de elegir entre “sí” y “no”.
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