El RISC-V es un procesador de código abierto, diseñado para cubrir un hueco que llevaba demasiado tiempo vacío.
El código abierto está en más sitios de los que piensas; en tu smartphone, en tu ordenador, en tu navegador, en tu web favorita… Sin embargo, no está en tu procesador, en tu memoria o en tu gráfica.
El concepto open-source nunca ha tenido tanto éxito en el sector del hardware como en el software. Hay muchas maneras de explicar esto, pero tal vez la más fácil de comprender es que cualquiera puede copiar, ejecutar y crear software libre, pero es mucho más difícil crear hardware libre.
RISC-V, el procesador de código abierto
No es que no haya habido intentos. Pero el RISC-V es probablemente el que tiene más potencial; hasta el punto de que podría ser un competidor a tener en cuenta contra Intel, AMD o Qualcomm.
El proyecto RISC-V fue creado en la Universidad de California en 2010; es un conjunto de instrucciones que pueden ser usadas por cualquier persona para crear su propio procesador. No es el primero de su tipo, pero si es el primero que está diseñado para las necesidades actuales.
Un procesador RISC-V puede ser usado en servidores, sistemas embebidos, o incluso smartphones. En definitiva, trabajos para los que hace falta no gastar demasiada energía, pero ofrecer un gran rendimiento cuando es necesario.
Es por esto que muchas compañías se han interesado en usar esta arquitectura en sus proyectos internos. Nombres como Google, Nvidia o Microsoft son algunos de ellos, pero ninguno ha fabricado y vendido un chip RISC-V. También se ha desarrollado software para el chip, como una versión de Linux.
La startup que quiere hacer lo mismo que Linux, pero en hardware
Gracias a la publicación de RISC-V, varios proyectos nacieron para hacer realidad estos chips. De entre todos, la startup SiFive asegura ser la primera que ha creado chips reales de silicio a partir de RISC-V, y la primera que ofrecerá chips comercialmente.
Inicialmente serán dos los chips creados con esta arquitectura. El Coreplex E31 está diseñado para dispositivos del Internet de las Cosas, wearables, y otros dispositivos en los que la gestión de energía es vital. Por su parte, el Coreplex E51 es de 64 bits, y ofrece potencia para servidores y dispositivos de red y almacenamiento.
La comparativa con Linux no es casualidad. El esquema de negocio es muy parecido al que usan distros Linux como Red Hat; SiFive licenciará los chips por una cantidad fija, y a partir de entonces no cobrará royalties como hacen otros fabricantes. El cliente será libre de hacer lo que quiera con los chips, pero evidentemente el soporte será de pago.
¿Puede tener éxito la idea (y el ideal) de Linux en el sector del hardware?
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