Un estudiante ha demostrado las posibilidades de crear un corrector dental impreso en 3D; en concreto, las posibilidades para nuestra cartera.
La medicina es sin duda alguna uno de los campos en los que la impresión 3D tiene más potencial; la necesidad de crear implantes y aparatos adaptados específicamente para cada paciente es algo que normalmente sale muy caro.
Pero con la impresión 3D, podemos conseguir productos muy parecidos a una fracción de su coste de mercado; es algo que ya hemos visto en el quirófano. La odontología también se puede beneficiar enormemente de esta tecnología.
El potencial de la impresión 3D en la ortodoncia
Amos Dudley, un estudiante del Instituto de Tecnología de New Jersey lo ha puesto en práctica, con un corrector dental impreso en 3D. Después de llevar caros brackets en el instituto, Dudley se encontró con que sus dientes estaban volviendo a una mala posición.
Como estudiante, Dudley no está listo para soltar miles de dólares; pero lo que le falta en dinero le sobra en ingenio, y además tenía acceso a las últimas tecnologías gracias a la universidad. Decidió aplicar todo lo que había aprendido a crear un corrector dental que pudiese llevar todos los días sin gastar tanto.
Al ser miembro de la universidad, Dudley tenía acceso a una impresora 3D de gama alta; sin embargo, una vez se hizo un molde de su dentadura, descubrió que no todo iba a ser tan sencillo.
Porque resulta que el precio de un corrector dental no es sólo por el aparato en si; es por todo el trabajo y conocimiento que tiene tu dentista. Sin esos conocimientos, en vez de corregir tu problema lo puedes empeorar e incluso hacerte daño.
Eso es algo que Dudley deja muy claro; no es solo crear un molde de los dientes e imprimir el inverso en 3D. Hay que estudiar mucho sobre el tema para tener una idea aproximada de ortodoncia; incluso entonces, puedes cometer errores de bulto.
Un corrector dental impreso en 3D por 60 dólares
Pese a todo, Dudley decidió seguir investigando para ver hasta dónde podía llegar; creó un molde de su dentadura con polvo de alginato, y consiguió un modelo 3D con un escáner láser.
Aquí empieza lo difícil, modificar ese modelo 3D moviendo los dientes a la posición correcta; ayudándose del modelo real, tuvo que realizar pequeños cambios de apenas unos milímetros.
Básicamente, estaba creando una animación; partiendo de la posición actual hasta la posición idónea, tenía que crear varios correctores intermedios que tenían cambios apenas perceptibles.
Los resultados fueron bastante buenos, como demuestra con dos fotos, la primera con el primer corrector y la segunda después de 16 semanas. Los correctores impresos en 3D fueron más cómodos de lo que esperaba (aunque tuvieron que ser limados y cortados para adaptarse mejor a la boca). Ya planea ir creando correctores para el resto de su vida.
Por supuesto, esto no es algo que pueda hacer todo el mundo. Con lo que nos tenemos que quedar es que la impresión 3D puede ayudar a bajar los precios en el campo de la odontología.
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