La garantía extendida puede llegar a confundirse con un seguro gracias a argucias léxicas, pero nada más lejos de la realidad.
Cuando compramos cualquier bien de consumo (siempre y cuando estemos en la UE) tenemos dos años de garantía por ley (salvo casos especiales). El fabricante ofrece el primer año de garantía y es el distribuidor el que se hace cargo del segundo. Aún así, si estamos fuera de los seis primeros meses de compra tendremos que demostrar que el fallo es de fábrica.
A las compras online hay que sumar además que si estamos dentro de los 14 primeros días podemos desestimar la compra devolviendo el producto (también recibiremos el importe completo) y sin tener que dar ningún tipo de explicación.
Luego también tenemos lo que se conoce como la garantía extendida. Esta puede ser expedida tanto el fabricante como el vendedor (cada uno de ellos con una oferta distinta). Hay que destacar que rotundamente no es para nada igual que un seguro (pues ese es otro tema a parte).
Qué es exactamente la garantía extendida
La garantía extendida tiene un nombre distinto según donde lo consultemos. Algunos grandes almacenes lo llaman ‘Garantía extendida’, otros ‘Ampliación de garantía’ y otros simplemente ‘Garantía especial’ (aunque realmente de especial no tienen nada). En última instancia está quién la llama ‘Seguro de garantía extendida’. En este último caso, debemos remarcar que no se trata de un seguro, sino de una ampliación del tiempo que dura la garantía.
Los fabricantes, por ejemplo, nos ofrecen una garantía extendida a partir del primer año (que es de lo que se hacen cargo, pues el segundo corre a cargo del comercio). Si la garantía extendida es de dos años, esta comenzará a ser hábil desde el día uno del año dos hasta el último día del año tres. En total tendríamos uno más dos años de garantía por parte del fabricante y dos años por parte del vendedor (que en ningún momento se anulan al extender nuestra garantía).
Luego está el caso de la ampliación de la garantía por parte de la persona que nos vende el producto. Este tiempo se comienza a contar ahora desde el día uno del año tercero en vez de segundo. No obstante, el primer año de garantía por parte del fabricante sigue estando ahí. Pero las diferencias no solo estas, hay más.
La diferencia con respecto a un seguro es que no cubren sino lo esencial. Esto es, lo que cubre una garantía ‘común’: fallos de fábrica. Y, en caso de que nos lo pidiesen, será necesario que ese fallo que reportamos a los tres años de comprar el producto es provocado por un defecto y no por un mal uso (en caso de que lo requiera el servicio técnico, claro).
Entonces, ¿compensa o no?
Lo primero que tendremos que pensar para esto es si realmente vamos a seguir usando el producto después de los dos años de la compra. En el mundo de los bienes de consumo electrónicos la obsolescencia está al día y antes de que acabe al año ya hay algo mucho más novedoso y que por supuesto quieres tener.
Esto implica, pues, que hay muchas probabilidades de que antes de que esos dos años hayan finalizado ya hayas cambiado de portátil, TV, móvil o lo que sea que hayas adquirido. Hay algunas garantías extendidas que te permiten darlas de baja (con la devolución del importe íntegro) antes de entre en vigor (por si nos arrepentimos o por si hemos cambiado de producto); pero estas son muy pocas y muy extrañas de encontrar.
Si por el contrario piensas extender su uso por encima de los dos años, sí que sale rentable adquirir la garantía, principalmente porque la batería suele dar muchos problemas en comparación con cualquier otro componente, tanto en teléfonos móviles como en ordenadores así como también en cualquier otro dispositivo que monte una.
Aunque deberemos recordar que no es equivalente a un seguro. Es decir, si rompemos la pantalla por una caída, por ejemplo, no tendremos derecho a un cambio ni a una reparación gratuita.
¿Garantía extendida de fabricante o de distribuidor?
Como adelantamos, cada una de ellas es distinta. La principal es, como dijimos antes, el tiempo en el que comienza a ser operativa la ‘extensión’: en el caso de la ofrecida por lo fabricantes a partir del priemr año y en el resto a partir del segundo. La ofrecida por las tiendas parte, entonces, con ventaja.
Otra de las diferencias es que en el caso de la ofrecida por el fabricante, no tendremos que salir de casa en caso de que tener que entregar el producto para su reparación, así como tampoco tendremos que salir para recogerlo, pues en el precio incluyen un servicio de mensajería.
En el caso de las tiendas físicas la cosa cambia mucho: tenemos que llevar el producto físicamente, por lo que si nos hemos mudado a un lugar sin ese almacén, es como si hubiéramos perdido la garantía (o nos tocaría pagar los gastos de envío).
El tiempo de espera siempre es mayor en las tiendas, pues no solo tienes que usarlos de intermediario, sino que además ellos usan servicios técnicos, que aunque son certificados, no son los oficiales, por lo que pueden no tener suministros y podrían tardar algo más de lo esperado. Con el fabricante eso, en cambio, no suele ocurrir, pues la disponibilidad de recambios es mucho mayor.
Estas son las básicas, pero seguro que al comparar dos garantías extendidas en concreto salen muchas más (eso ya depende del establecimiento en que la adquiramos y la marca que compremos).
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