La fiebre del Bitcoin ya se vivió hace 400 años con los tulipanes, y no acabó nada bien
El Bitcoin es la nueva tulipomonaía, la fiebre por los tulipanes que tuvo lugar en el siglo XVII en los Países Bajos, concretamente en el año 1637.
5 diciembre, 2017 21:30Noticias relacionadas
El Bitcoin está multiplicando su valor sin precedentes, rozando casi los 12 000 dólares, mientras que hace tan solo unos meses estaba en torno a los 900. La fiebre del Bitcoin, personalmente, me recuerda mucho al fenómeno conocido como ‘Tulipomanía’ que tuvo lugar en la década de los 30 del siglo XVII en los Países Bajos.
La Tulipomanía comparte grandes rasgos con todo lo que está sucediendo con el Bitcoin. De hecho, no solo ha sucedido con la moneda virtual, sino que la situación se ha ido replicando una y otra vez en la historia a lo largo de los siglos (aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla), y probablemente se vuelva a repetir (sí, el Bitcoin tiene todas las papeletas).
El comienzo de la Tulipomanía
A la Tulipomanía se le conoce como la crisis de los tulipanes. Fue un periodo de euforia especulativa, como se le llama a este tipo de episodios. Como si se tratase de oro, hubo una época donde la gente especulaba con los tulipanes como si se tratase de oro o, aplicado a la época moderna, del Bitcoin.
Concretamente en el año 1623, en los Países Bajos, fue donde comenzó esta fiebre que, permitiéndonos un pequeño spoiler, acabó con la economía neerlandesa, que no se pudo recuperar hasta varias décadas más tarde. Las flores, especialmente las exóticas, eran símbolo de riqueza y ostentación. Además, en Holanda, por motivos que entonces se desconocían, los tulipanes eran multicolores, lo que aumentaba mucho más su valor económico.
La clase aburguesada, quien tenía el poder económico como para permitírselo, fueron los que comenzaron a demandar tulipanes. A partir de ese entonces, personas de todas las clases socioeconómicas comenzaron a comprar tulipanes. Es muy similar con lo que ha pasado con el Bitcoin: se asemeja mucho a la bolsa, pero es ‘más barato’, por lo que la gente de a pie puede permitirse el ‘lujo’ de entrar a invertir.
El auge
Su precio se encarecía año tras año y nadie quiso perder la oportunidad de entrar en el negocio. Justo como está ocurriendo con el Bitcoin, que ha multiplicado su precio solamente este año por 10. Muchos, incluso, llegaron a hipotecar sus casas y granjas, además de cambiar bulbos por caballos. Incluso hay registros de cambio de un solo tulipán por una lujosa mansión. Era especulación total: comprar un bulbo que ni siquiera existía aún, que recibirías en la temporada posterior, para posteriormente venderlo y sacar una tajada del mismo.
Tan grande fue la fiebre, que el tulipán entró en la bolsa de valores
Un solo bulbo podía llegar a valer en sus inicios 1000 florines, mientras que el suelo medio anual de la época era de 150 florines. Esto implica que u holandés medio tendría que trabajar casi 7 años para comprar un solo tulipán.
A finales de la fiebre del tulipán, cada uno de ellos podía tener un precio de hasta 6000 florines, lo equivalente a 24 toneladas de trigo. No solo entraron en el juego la clase baja, sino gente de todas las clases: incluso médicos y gente con estudios cayeron. Algunos incluso dejaron sus profesiones gracias al reporte económico que estaban obteniendo.
Tal y como recogen algunos testimonios, una vez se llegó a encarcelar durante medio año a un marinero que confundió un bulbo de tulipán con una cebolla (de hecho, la cebolla es un bulbo, per se). Un mercader había pagado por ese bulbo 3000 florines.
Y la caída
En 1636 cayó la peste bubónica sobre los Países Bajos, lo que diezmó la población. Por tanto, debido a la escasa mano de obra, los precios se multiplicaron, pues no era posible satisfacer la demanda por completo.
Para estas épocas, un solo bulbo podía cambiar de manos incluso hasta 10 veces
Todo fue muy bonito hasta que el 5 de febrero de 1637 explota la burbuja. Fueron 14 años muy intensos donde la población holandesa había ganado más o menos dinero, pero ganado al fin y al cabo. Ese día, se vendió un lote de 99 tulipanes clasificados como gran rareza, lo que alcanzó el precio en el mercado de 90 000 florines.
Al siguiente día, un lote de medio kilo de tulipanes por 1250 florines nunca encontró comprador. Desde ese entonces, todo el mundo quería vender y nadie comprar, por lo que oficialmente explota la crisis de los tulipanes.
Si todos venden y nadie compra, está más que claro lo que ocurre: el precio no es que baje logarítmicamente, sino que tiende a cero. Si nadie quiere comprar tulipanes, los tulipanes no valen nada. Simplemente habían perdido su valor de un día para otro. Y con ellos, los que habían invertido todo su patrimonio también lo acabaron perdiendo para hacer frente a las deudas generadas por el apalancamiento.
El Bitcoin, la nueva Tulipomanía
Una vez sabemos la historia de los tulipanes, podemos relacionarla fácilmente con lo que está sucediendo con el Bitcoin. Podríamos concluir, pues que el Bitcoin es la nueva tulipomonaía, casi sin duda alguna. Ahora mismo los precios del BTC están subiendo brutalmente debido a la creciente demanda (todo el mundo quiere comprar, y apenas nadie quiere vender).
Concretamente, el 85% de la confianza de los tradings del Bitcoin es comprar y no vender, y ahí está la razón del crecimiento del precio. Es justamente lo que ocurrió en su momento con el tulipán. Mucha gente invierte, de todas las clases, porque el precio sube. Cuanta más gente entre en el mercado, más subirá. Pero cuando la gente quiera comenzar a vender, el precio caerá en picado.
El Bitcoin caerá, pero no se puede saber cuándo
Ya ha pasado en muchas ocasiones que el precio ha bajado muchísimo debido a una crisis. Ha llegado a perder incluso más de la mitad de su dinero. Es un efecto en cadena: en cuanto se comience a vender mucho de golpe, todos comienzan a vender por miedo a que se desplome.
Lo que pasa es que, en el Bitcoin, lo más agudos aprovechan estas caídas de precio para comprar aún más Bitcoin. Entonces, el precio vuelve a subir, y así de forma constante. Hasta que, un día, la caída sea tan grande que no pueda recuperarse por completo.
De momento llevamos ya 8 años desde que el Bitcoin se creó hasta ahora, aunque ha sido este año cuando su valor ha subido un 1000%. Las caídas eventuales serán cada vez más periódicas y el desconocimiento de gran parte de los inversores hará que vendan a la primera de cambio, lo que podría provocar en cualquier momento la estallida final.