Estonia, ‘el Sillicon Valley europeo’, como se le conoce muchas veces en el mundo tecnológico, creó la residencia digital (e-Residency) en 2014. La idea es muy buena, de hecho, pues agilitaría los trámites burocráticos para crear una empresa, que en muchos países son muy complicados. Es tan sencillo ser ciudadano estonio como tener certificado online y acceso a Internet. Ahora, planean tener su propia criptomoneda para esos mismos ‘residentes’ virtuales.
La criptomoneda, llamada Estcoin, ha quedado descartada como una moneda oficial del estado, principalmente porque la Comisión Europea se ha mostrado reticente a ello, y de forma muy tajante: los estados miembros de la UE no podrán crear monedas virtuales que compitan contra el Euro. Así que, desgraciadamente, este proyecto, a pesar de sus inicios, ya no tiene carácter oficial.
La idea está siendo liderada por la misma persona que fundó la residencia digital, Kaspar Korjus, que además es el actual director del proyecto. El creador intelectual de la idea, en cambio, mantiene firmemente que el estcoin no tiene porqué sustituir o reemplazar el Euro, sino simplemente combinar las ventajas de la descentralización con la estabilidad y confianza de la moneda fiduciaria europea.
Estcoin, una gran idea que ha perdido el respaldo estatal
El estcoin, afirma su ‘creador’, podría servir para recompensar a los residentes virtuales, para identificar a alguien en línea o incluso servir como una moneda de pago adjunta al Euro. El principal argumento para que Estonia apoyara también este proyecto es el económico.
Y es que la residencia digital, en solo tres años, ha sido capaz de generar unos beneficios para el país de 14,4 millones de euros gracias a las más de 3000 empresas que se han fundado gracias a este programa (puede parecer poco, pero Estonia tiene actualmente poco más de un millón de habitantes), y la cifra aumentaría hasta los 1800 millones para 2025.
Kaspar Korjus, para afirmar que la criptodivisa impulsaría la economía, se basa en que los ingresos por la venta de esta criptomoneda podrían usarse para financiar y expandir los servicios digitales estonios que ya están en marcha (como la residencia digital), lo que al mismo tiempo haría crecer el valor del estcoin. Sería de la misma manera que Noruega administra los ingresos procedentes del petróleo.
Una criptomoneda respaldada no tiene por qué ir en contra de la descentralización
De hecho, en otros países donde ya se han adoptado criptomonedas (Venezuela y Suecia, por ejemplo), estas no han sustituido a la moneda local anterior, sino que más bien la han complementado). Y por ahí quizás podrían ir los tiros: quizás no se pueda ‘acuñar digitalmente’ una moneda propia dentro de los países miembros, pero sí adoptarla, como ha hecho Suecia con el Bitcoin. A todos los efectos, no tiene su propia criptomoneda, sino que simplemente ha facilitado y normalizado su uso, incluso a nivel estatal.
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