Cómo el código QR está resurgiendo, y por qué es peligroso
Los códigos QR resurgen, sobre todo en Asia, como alternativa al NFC, pero vienen acompañados de estafas.
10 marzo, 2018 17:40Noticias relacionadas
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El código QR no es una nueva tecnología, a pesar de como muchos piensan; no tiene 5 o 6 años, sino bastante más (de hecho, se creó en 1994 por una subsidiaria de Toyota). Y es que muchos lo conocen, en realidad, gracias a su smartphone.
Pero, a pesar de que todos sabemos lo que es, probablemente nunca o muy cada poco uses uno (más allá de para conectar WhatsApp Web), aunque hay usos muy interesantes. No obstante, en Asia se está comenzando a popularizar su uso y, en cierto modo, es peligroso, pues se están llevando a cabo estafas a través de este medio.
Los QR sirven para cualquier cosa: realizar pagos, entrar a webs, descargar aplicaciones, conectarse al Wi-Fi y para un sinfín de cosa más. Son como los códigos de barra, pero su uso está más extendido en otros ámbitos. Y es sencillísimo de usar, pues basta con tener una aplicación que los lea y apuntar con la cámara hacia el código.
Pagos con QR, la competencia al NFC
Con esta premisa, podemos poner un código QR en nuestro comercio y que los clientes realicen pagos con este código mediante su teléfono inteligente (o al revés, que los comercios capturen el código QR del cliente, que es otra opción). Ni siquiera es necesario que se imprima un código QR por cliente, sino que se muestre en la pantalla de un ordenador y que los clientes lo capturen desde ahí.
Esto es interesante en aquellos países donde no tienen acceso a la tecnología NFC, y mucho menos a los pagos NFC, pues recordemos que el NFC necesita del hardware apropiado en ambos lados, tanto en el lado del cliente como en el lado del comercio (y los QR solo necesitan una impresora, o incluso una pantalla donde se muestre y una cámara, algo que todo el mundo tiene en su teléfono).
Imagina a tu taxista imprimiendo un código QR: basta con sacarle un foto y ya está pagado
Y está ocurriendo actualmente en China y Japón, concretamente. Esto es algo que ya se hace en España, pues, aunque aquí tengamos acceso al NFC (de hecho, podríamos decir que casi todos los comercios en las zonas más gentrificadas lo tenemos), no todos los clientes lo tienen.
Es el caso, por ejemplo, de MetroTenerife, pionero en este sistema aplicado al transporte público a nivel español, donde cuentan con códigos QR a través de su aplicación móvil para realizar viajes en guagua y tranvía.
Los códigos QR, no tan seguros
El problema de esto es que los códigos QR no son tan seguros como otros métodos de pago, pero no por el sistema en sí, pues el que falla, como suele ser usuario, es el usuario medio, que no siempre comprueba el enlace del código QR antes de entrar en él (en parte, porque no ha recibido la educación de ciberseguridad necesaria, o por exceso de confianza en sus habilidades).
De este modo, si alguien sustituye un código QR por el suyo propio, puede recibir los pagos que vayan destinados al comerciante, por ejemplo. Y fuera del escenario de cliente-comercio, también es posible usar los códigos QR de forma maliciosa.
Imagina un cartel en una farola que anuncie clases gratis de inglés, y con un código QR que nos llevará a la web desde donde recibiremos más información. Si usamos el código sin comprobar previamente a dónde lleva, podremos estar accediendo a una web con malware, con riesgo de infectar nuestro teléfono.