Stephen Hawking, el científico más conocido de todos los tiempos sólo por detrás de Albert Einstein, ha fallecido a la edad de 76 años en su casa de Cambridge. Que eso sean más de 50 años después de que le pronosticaran la muerte por esclerosis lateral amiotrófica debería decirnos todo de su espíritu de lucha.

Existen pocas figuras más influyentes que la de Hawking, ya sea como físico teórico o como divulgador científico; tan pronto era capaz de teorizar sobre los secretos del universo, como montar una fiesta para viajeros del tiempo para explicar los desafíos y la verdad detrás de esta idea tan de ciencia ficción.

La dualidad de Stephen Hawking

Su libro Breve historia del tiempo representa perfectamente ese equilibrio; un libro científico, sobre conceptos extraños para la mayoría como la teoría de supercuerdas, los conos de luz, o los agujeros negros, que consiguió vender más de diez millones de copias.

Y no había mejor persona para enseñarnos esos conceptos; no en vano había dedicado su vida a desentrañarlos, y llegó a dar nombre a más de uno. Como el Big Bang, el fenómeno que inició el espacio y el tiempo, o los agujeros negros, que representan su final; un universo completamente determinado por las leyes de la ciencia, y no por Dios.

La mayoría tenemos la imagen de Hawking en su silla de ruedas; en 1963 fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa que le quitó sus facultades poco a poco. Pero el cerebro continuó pese a que el cuerpo no podía mas; usando un sólo músculo de la mejilla, controlaba un ordenador que convertía esos movimientos en palabras.

La voz digital del ordenador pasó a convertirse en su voz real, pero de nuevo convirtió ese obstáculo en un avance. Recientemente presentó estos avances en una nueva silla basada en la plataforma Galileo de Intel; unos avances que podrán disfrutar otros afectados por esta u otras enfermedades.

La muerte de Stephen Hawking nos roba a una de las grandes mentes de la Historia

Cuando murió, Hawking aún seguía trabajando en varios proyectos. Estaba convencido de que la humanidad no podía quedarse en la Tierra, que tenía que explorar el vasto universo.

Con la ayuda de otras personalidades, ideó un viaje a Alpha Centauri, que empezará con el envío de varias sondas que comprobarán si existe un mundo que pueda alojarnos.

Para la mayoría de la gente, Hawking era “ese científico en la silla de ruedas”; en cambio, para los científicos y entusiastas de la ciencia, era toda una referencia en su campo. Para todo el mundo, la pérdida de Stephen Hawking será llorada hoy, pero más que eso, su vida, descubrimientos y logros serán celebrados durante décadas y siglos.

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