Hay veces en las que “menos es más”, como suele decirse; puede ser preferible dar un paso atrás, comprender cuál será tu futuro si sigues por este camino, y tomar una decisión.
En la década de los 80, Dave Patterson y John Hennessy se encontraron en esa situación. En aquella época, el sector tecnológico había abrazado los procesadores de silicio como su nuevo mesías; el brote de innovación y creatividad que salió de Silicon Valley ya es legendario.
Menos es más, la lógica que nos llevó a los smartphones
Patterson no se dejó llevar por esta fiebre; al contrario, el profesor de ciencias de la computación no le veía futuro al sector, y todo precisamente porque los chips de silicio usados por todos estos nuevos proyectos eran cada vez más complejos.
Lo que otros veían como una ventaja e incluso un motivo de compra, la complejidad del chip, era catastrófica para Patterson; y no estaba sólo, John Hennessy se le unió en su teoría de que los chips podrían ser más potentes si fuesen más simples.
Así nació el concepto de RISC, o Reduced Instruction Set Computer, la idea de que, en efecto, menos es más. RISC se basaba en crear chips más simples, con menos instrucciones y por lo tanto menos posibilidades; pero también capaces de procesar más rápido, de consumir menos electricidad, y de evolucionar más rápidamente.
Los microprocesadores y microcontroladores basados en la arquitectura RISC tenían muchas limitaciones comparados con el resto del mercado. Tenían menos instrucciones y estas eran siempre de tamaño fijo; y sólo dos tipos de instrucciones podían acceder a la memoria, simplificando el proceso de acceso a la memoria.
Lo que los chips RISC perdían en posibilidades, ganaban en potencial. Diseñar nuevos chips era mucho mas fácil y rápido, por lo que un fabricante podía lanzar nuevos modelos adaptándose a diferentes sectores; esto también abrió la puerta a nuevos desarrollos innovadores.
La arquitectura RISC recibió el apoyo de dos fabricantes que darían mucho que hablar durante años: Sun Microsystems y MIPS Technologies; ambos desarrollaron procesadores para estaciones de trabajo y servidores, gracias a los que pudieron hacerse con el mercado empresarial.
Los creadores de RISC se llevan el Premio Turing
Por contra, el gran fabricante de procesadores Intel fue más reacio a adoptar esta arquitectura, prefiriendo diseños complejos y más capaces. Y durante décadas, eso era suficiente para nuestros ordenadores y servidores; hasta que el futuro que predijeron Patterson y Hennessy se hizo realidad.
La llegada de los smartphones, tablets y portátiles ultraligeros presentó la oportunidad para que la arquitectura RISC robase el protagonismo. El fabricante británico ARM estaba entonces en una posición de lujo, con chips basados en RISC que consumían muy poco y apenas emitían calor comparado con los procesadores x86 usados en el escritorio.
Y así llegó el iPhone, llegó Android, los Chromebooks, y hasta Windows 10 ARM. En la actualidad, se calcula que el 99% de los nuevos chips diseñados se basa en la arquitectura RISC; hasta Intel se rindió en su momento y adoptó algunas partes de RISC.
La influencia de Patterson y Hennesy en la industria no se puede cuantificar. Y es por eso que han recibido el Premio Turing, considerado como el “Nobel de la informática”, otorgado por la Association for Computing Machinery; compartirán un premio de un millón de dólares
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