La impresión 3D ha alcanzado un hito histórico: investigadores de la Universidad de New Castle (Reino Unido) han logrado imprimir, con células humanas, córneas artificiales que en el futuro ayudarían a millones de personas a ver.
Literalmente ayudaría a crear córneas desde cero con materiales biológicos para sustituir las corneas dañadas de los pacientes que actualmente necesitan un trasplante; desde hace más de un siglo es posible realizar trasplantes de córnea, sustituyendo las dañadas por las de donantes fallecidos, pero la demanda de esta estructura del ojo es muy superior a la oferta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 5 millones de personas en todo el mundo tienen la cornea dañada a causa de una infección, y un total de 15 millones por cualquier causa; las infecciones, además de otras enfermedades o lesiones, pueden provocar que la córnea se vuelva opaca, impidiendo que el paciente no vea correctamente o que directamente no vea nada. La oferta de córneas a trasplantar, en cambio, es muy pequeña.
Córneas impresas en 3D, pero con células vivas para ser implantadas en humanos
La idea no es sustituir los trasplantes de córneas de donantes fallecidos, sino precisamente usar las células madre de esas córneas para cultivar suficientes células como para imprimir 50 córneas. Con esto, la oferta de córneas listas para trasplante a personas ciegas se multiplicaría por 50, pero a base de córneas artificiales, aunque el resultado de usar una u otra sería el mismo.
No obstante, estas córneas impresas en 3D aún no están listas para ser usadas en personas. Primero hay que mejorar el proceso de impresión y posteriormente deberá ser probada en animales para someterla a estudios de seguridad. La impresión de cada córnea toma actualmente menos de 6 minutos; es un tiempo considerable, pero nada al lado de tener que esperar años por una córnea procedente de un donante. En el futuro, la idea es reducir aún más el tiempo de impresión.
La clave está en que han conseguido imprimirla con células humanas y, sobre todo, con la forma de una córnea. «Sin la forma, no tienes córnea, tienes otra cosa».
Para esto, han conseguido la proporción adecuada de células humanas y un gel compuesto por alginato y colágeno, un compuesto compuesto extraído de algas usado para crear geles en prótesis y una proteína que usa nuestro cuerpo (y el de cualquier animal, en realidad), respectivamente.
Los investigadores afirman que fue difícil encontrar la composición correcta para crear un chorro mediante el extrusor de la impresión 3D; la “bio-tinta” tiene que ser muy delgada, pero también debe ser lo suficientemente rígida como para para obtener la consistencia adecuada. No han adelantado cuándo podría estar lista la técnica para realizar producciones en masa para usarlo en escenarios reales.
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