Durante los últimos años, la industria del automóvil parece haberse propuesto aprovechar al máximo las innovaciones tecnológicas existentes. Los nuevos coches del mercado incorporan sistemas tecnológicos que mejoran la experiencia del conductor en gran medida.
El estacionamiento autónomo y el asistente de estacionamiento son ejemplos de las mejoras que incluyen los nuevos utilitarios; pero, aunque parezca algo totalmente nuevo, hay una técnica similar que fue creada hace casi 90 años.
El estacionamiento con “quinta rueda”
Brooks Walter, procedente de California, ideó la técnica de la que os vamos a hablar en 1933. Como requisito imprescindible, el vehículo debe contar con un neumático de repuesto situado en la parte trasera del vehículo.
El conductor activa desde su asiento un mecanismo que hace descender la rueda de repuesto hasta quedar totalmente apoyada en el suelo. De este modo, los neumáticos traseros quedan suspendidos en el aire. Esta acción permitirá que la cola del coche gire hacia el lado derecho o izquierdo, facilitando el estacionamiento en paralelo y maniobrar en espacios reducidos.
Resulta sorprendente que este invento fuera creado en la década de 1930. También lo es que nunca llegara a extenderse, puesto que es una solución tremendamente útil en determinadas circunstancias.
Instalación en cualquier coche
Walter emitió una patente de su dispositivo el 6 de diciembre de 1938, años después del vídeo que os hemos mostrado. Durante la década de 1950 hizo su aparición un inventor anónimo con la misma técnica; aunque, todo parece indicar que se trata de Brooks Walter de nuevo.
En el vídeo, se relata que el dispositivo tiene el nombre de “Park Car” y puede ser instalado en cualquier automóvil. El mecanismo es el mismo que el utilizado por Walter. Lo más seguro es que ambos cortometrajes pertenezcan a la misma persona y simplemente buscase que su producto alcanzase la fama.
Un par de años más tarde, en 1952, Walter volvería a aparecer en los medios, esta vez en la revista Life. En el artículo se explica que cada dispositivo costaría aproximadamente 175 dólares; lo que se traduciría en 1 628 dólares actuales (1 437 euros al cambio).
Durante el resto de su vida, Walter siguió insistiendo en comercializar su producto; pero, no contó con el apoyo del sector. Lo más posible es que los fabricantes pensasen que se trataba de un coste demasiado elevado. Por dicha razón, la creación de Walter nunca llegó a la fama que quizás merecía. Una pena, porque podría haberle resultado útil a muchos conductores.
Foto destacada: Matt Kuenzel en YouTube
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