El futuro de los coches parece alejado de combustibles como la gasolina o el diésel. Ambos emiten demasiadas emisiones en un mundo cada vez más contaminado. Los utilitarios eléctricos han tomado la delantera y parecen ser la solución al problema; sin embargo, ¿qué pasa con el resto de vehículos? Aunque los protagonistas sean los coches, también hay otras opciones.
Durante los últimos años han surgido multitud de compañías que ofrecen servicios de bikesharing y motosharing. Opciones de movilidad sobre dos ruedas perfectamente compatibles con las ciudades y respetuosas con el medioambiente.
La movilidad compartida es el futuro
Durante este miércoles, Smart Mobility ha convocado una reunión en Madrid para presentarse ante los medios. Smart Mobility es una plataforma que agrupa empresas que ofrecen soluciones inteligentes de movilidad urbana. Todas ellas basadas en el uso compartido de vehículos libres de emisiones contaminantes.
La plataforma cuenta con miembros como eCooltra, Mobike, MOVO, Scoot, Coup, Donkey Republic o Yego. Entre todos los miembros suman 600 bicis y 2.500 motos eléctricas en Madrid; 1.500 bicis y 2.000 motos en Barcelona; 200 bicis en Hospitalet de Llobregat; 120 motos en Valencia; 1.000 bicis en Zaragoza; y varias decenas de bicis en Málaga y Palma. Estas compañías están presentes en 25 países de Europa y suman una flota de 7.000 bicicletas y motos eléctricas en total.
Desde Smart Mobility aseguran que un mayor número de vehículos compartidos “beneficia a todos”. Los vehículos de este tipo logran satisfacer las necesidades de movilidad de varias personas; mientras que, también permiten reducir el número total de vehículos en las urbes. A la larga, esto resulta en una gran reducción de las emisiones de C02.
En este sentido, expertos del UC Berkeley TSRC afirman que cada Car2Go elimina de las carreteras entre 7 y 11 vehículos. Por otro lado, Carlos Sotelo, CEO de Silence, relata que por cada moto compartida se dejarán de utilizar 8 vehículos.
Del mismo modo, los usuarios de Car2Go evitaron durante el pasado año 2017 que más de 1.600 toneladas de C02 acabasen en la atmósfera de la capital durante ese año, según la compañía. Los números indican que una implantación masiva de vehículos compartidos sería una muy buena noticia para la salud del planeta Tierra.
Vehículos 100% sostenibles
Las cifras son alentadoras y demuestran la eficacia de los vehículos compartidos para reducir las emisiones. Además, existe una gran cantidad de conductores que utilizan sus automóviles solo durante el fin de semana o apenas unos días al mes. Tanto el carsharing, como el bikesharing o el motosharing podrían cubrir sus necesidades a la perfección. Todo ello con un coste infinitamente menor comparado con el de comprar un vehículo y su mantenimiento.
Si bien es cierto que las ciudades aún no cuentan con las infraestructuras necesarias para que los sistemas se expandan; también lo es que no es un problema irresoluble. Naciones de todo el mundo ven con buenos ojos lo que está ocurriendo y, en su mayoría, prefieren esperar antes que comenzar con prohibiciones.
El tema regulaciones sigue el mismo patrón de siempre, yendo por detrás de la tecnología, tal y como ha ocurrido a lo largo de la historia. Suponemos que con el paso del tiempo los estados sabrán organizar mejor el sector y delimitar los espacios para estacionar correctamente todos los vehículos.
En el caso de los coches, no tiene mucha complicación; pero, las bicicletas y las motos eléctricas son un caso totalmente diferente. Habrá que establecer lugares en los que no se entorpezca el tráfico de peatones.
Combinación entre el modelo sharing y el transporte público
El usuario de servicios de movilidad compartida también emplea en mayor medida el transporte público existente en su ciudad, relatan desde Smart Mobility. Dicha situación puede potenciar el uso del transporte público, lo que también beneficiaría a los estados. Visto desde este punto de vista, sería viable que las ciudades mejorasen sus infraestructuras.
En la reunión de Smart Mobility se aludió a que el 40% de los usuarios combinan el uso de la bicicleta con otros medios de transporte; cualquiera que viva en una gran ciudad sabe que ocurre. Eso sí, habría que efectuar cambios en los metros y buses. Meterse con una bicicleta dentro de uno de estos transportes, por lo menos en Madrid, puede convertirse en un verdadero caos.
En definitiva, parece estar claro que la movilidad compartida contará con una gran importancia en el futuro; aunque, aún nos encontramos en una etapa demasiado temprana. Hay que tener en cuenta que los españoles tienen la mentalidad de comprar vehículos; cosa que posiblemente cambiará con el paso del tiempo y las generaciones.
El tiempo dirá si tuvimos razón o no; sin embargo, el bajo coste económico, la sostenibilidad y la versatilidad parecen razones suficientemente pesadas para creer que se cumplirán nuestras predicciones. Servicios como el bikesharing, motosharing o carsharing pasarán a ser totalmente normales en nuestro día a día.
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