Si habéis visto la película llamada “El Hombre Bicentenario”, entenderéis por qué las noticias que hablan de órganos impresos en 3D son tan relevantes. El futuro de la vida humana podría verse totalmente alterado por la creación de órganos en formato artificial, pudiendo (quién sabe) alcanzar la inmortalidad. De momento los avances son impresionantes, como este pulmón impreso en 3D.
Técnicamente hablamos de un saco de aire que imita a un pulmón. Investigadores de la Universidad de Washington han conseguido desarrollar una innovadora técnica para crear tejidos bioimpresos para crear redes vasculares para imitar los del cuerpo humano.
El primer paso a un pulmón impreso en 3D en este saco de aire que respira
El gran desafío de imprimir órganos está en sus tejidos. Se busca emular de forma casi exacta el tejido que recubre nuestros órganos, ya que sin ellos no pueden funcionar. Estos bioingenieros llamados Jordan Miller y Kelly Stevens (junto a 15 colaboradores) ha desarrollado una técnica de código abierto para imprimir tejido en 3D “con redes vasculares exquisitamente enredadas similares a los pasajes naturales del cuerpo para la sangre, el aire, la linfa y otros fluidos vitales”. El sistema se llama SLATE.
En el vídeo que podemos ver más arriba vemos un saco de aire que imita a un pulmón a escala impreso en 3D. El aire se bombea hacia el saco para simular la respiración mientras la sangre fluye a través de una red alrededor del saco. El sistema a su vez proporciona oxígeno a los glóbulos rojos.
La clave para este avance está en el descubrimiento de que los bioingenieros pudieron usar aditivos alimentarios comunes, específicamente el colorante amarillo No. 5, para ayudar a hacer la complejísima estructura que imita un sistema vascular. Estos aditivos permiten crear hidrogeles para las capas. El colorante para alimentos no es tóxico, y por lo tanto es una mejor opción para la impresión 3D de tejidos de órganos que los químicos que pueden ser cancerígenos que se usan habitualmente.
Las capas se imprimen a partir de una solución líquida de prehidrogel que se convierte en un sólido cuando se expone a la luz azul. Un proyector de procesamiento de luz digital ilumina desde abajo, mostrando cortes secuenciales en 2D de la estructura en alta resolución. Con cada capa solidificada, un brazo eleva el material 3D lo suficiente para exponer el líquido a la siguiente imagen del proyector. Estos colorantes alimentarios absorben la luz azul y los fotoabsorbentes limitan la solidificación a una capa muy fina. Así, el sistema puede producir geles suaves a base de agua y materiales biocompatibles con una arquitectura interna en cuestión de minutos.
Gracias a esta técnica se podrá acelerar la creación y desarrollo de órganos impresos en 3D con sus tejidos a modo de reemplazo. Los investigadores creen que este es el futuro de la medicina y será un componente vital en esta. De hecho, solo en Estados Unidos más de 100.000 personas se encuentran en las listas de espera para trasplantes, y las que reciben órganos de donantes aún enfrentan toda una vida de medicamentos supresores del sistema inmunitario para prevenir el rechazo de órganos.
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