Seguro que te ha pasado más de una vez el ir al frigorífico y despotricar sobre mucha gente cuando lo has visto: cuando se pone mala la leche nos fastidia un montón, ya que nos “ata” de alguna forma a consumir antes de tiempo este producto y evitar un desperdicio. Aunque las fechas de caducidad nos dejan claras las fechas de preferencia para su consumo, no siempre podemos atenderlas.
Pero, ¿y si pudiéramos saber antes de tiempo si la leche se nos ha puesto mala? ¿Y si pudiéramos disfrutar de unos sensores que nos avisaran de la frescura de la leche? Pronto podríamos verlo, ya que unos investigadores se han puesto manos a la obra para este cometido.
Sensores para saber cuando se pone mala la leche (y así evitarlo)
Los responsables de la investigación buscaban desarrollar un método para que, en tiempo real, pudiéramos saber la frescura de la leche antes de que se pusiera mala en un envase de cartón. El estudio da a entender que si su invención se integra en las tapas de los recipientes de leche podrían sustituir a las fechas de caducidad y evitar las acumulaciones de leche caducada que vemos cada año.
Pero, ¿por qué y cuándo se pone mala la leche? Dentro de ella se realiza un crecimiento de microbios con el tiempo y emite cantidades crecientes de compuestos orgánicos volátiles como aldehídos y cetonas. Estos microbios cambian el olor y el sabor de la leche. El invento de los investigadores consiste en detectar estos compuestos a medida que se acumulan e indicarnos cuándo ha llegado a su punto álgido.
Pero claro, cubrir millones de envases de leche con caros sensores no es lo ideal, máxime si estos productos se van a deshechar. Los investigadores tuvieron esto en cuenta, y crearon lo que ellos han llamado “sensor colorimétrico”, hecho únicamente de 2 ingredientes: el reactivo de Schiff, una sustancia que cambia de color cuando detecta compuestos orgánicos volátiles; y dióxido de silicio, un mineral que se puede triturar en nanopartículas creando así una gran área de superficie y un sustrato adecuado.
Estos cubrieron una capa fina de las nanopartículas de dióxido de silicio con el reactivo, y luego mantuvieron la mezcla sobre varias muestras diferentes de leche, que se almacenaron a temperaturas entre 7 y 19 grados celsius. A medida que la leche se iba poniendo mala, un proceso que era más rápido en temperaturas altas, las nanopartículas recubiertas con reactivos cambiaron bruscamente de un tono rosado a púrpura.
Pero un cambio de color no implica necesariamente que la leche haya alcanzado realmente ese estado de caducidad. Para verificar si este cambio de color realmente indicaba que la leche estaba mala, los investigadores tomaron mediciones del crecimiento de bacterias y la cantidad de compuestos orgánicos volátiles en las muestras de leche de forma paralela. El cambio de color se alineó con concetraciones precisas de bacterias y niveles altos de compuestos orgánicos volátiles.
Con esto, se podía indicar claramente cuando una leche, en según qué temperaturas, dejaba de ser apta para el consumo. Estos sensores pueden ser muy importantes, ya que según la Organización de Alimentos y Agricultura, a nivel mundial se desperdicia el 20 por ciento de los productos lácteos, siendo una gran mayoría leche.
Esto es debido a que las fechas de caducidad no pueden predecir con exactitud precisa cuando se pone mala la leche. Según los autores del estudio: “La fecha de caducidad de los productos fríos o congelados solo es precisa si se ha almacenado a la temperatura correcta todo el tiempo”, lo cuál es muy difícil o imposible. Existen muchos factores; fallos en la refrigeración, almacenamiento variable en diferentes temperaturas, etcétera.
Gracias a este sensor, el usuario solo tendría que ver la tapa del cartón para poder saber cuando se pone mala la leche, evitando así que se desperdicien cantidades ingentes de lácteos. Ahora se está trabajando en afinar dicho invento, queriendo añadir la función de avisar cuántos días quedan para que la leche se desperdicie. Si se consigue, podríamos ver un futuro de “leche inteligente”.
Imagen de portada | Mehrshad Rajabi en Unsplash