El modelo de negocio de empresas como Facebook o Google se basa en tener la mayor cantidad de datos personales de los usuarios, para poder venderlos posteriormente. Nefasto para la privacidad, pero toda una realidad en la actualidad, ante la que se busca luchar.
La última propuesta llega por parte de Andrew Yang, candidato del partido demócrata para las presidenciales. En un post en su blog ha desvelado sus planes sobre la industria de la tecnología. Entre sus propuestas, está que hagamos de nuestros datos nuestra propiedad, como forma de mejorar la privacidad. Un plan similar al que Merkel proponía recientemente.
Sería un cambio notable respecto a la situación actual, donde son las empresas las dueñas de nuestros datos. Esto daría más control y poder a los propios usuarios y así decidir qué pasa con sus datos personales. Evitando situaciones como la que Amazon busca con Alexa.
Ser dueños de nuestros datos
Estos planes se revelaron en octubre, pero ahora se ha profundizado más en los mismos. Las empresas tienen una enorme cantidad de datos de los usuarios, cuyo valor es enorme. Nuestros datos valen más que el petróleo, dice Yang en su blog. Además, cada día se crean enormes cantidades de datos.
Tomar medidas para mejorar la transparencia sobre la recolección de datos y el proceso de monetización es esencial. Las personas podrán de esta manera reclamar lo que es suyo y poder mejorar la privacidad, protegiendo los datos que son suyos. Según dice Yang, nuestros datos se han convertido en una industria, que solo en Estados Unidos tiene un valor de 198.000 millones de dólares.
Este plan puede ser una revolución en este sentido, buscando proteger la privacidad de los usuarios, además de darles más poder sobre lo que ocurre con dichos datos personales. Poder elegir qué quieren vender o si no desean vender estos datos.
¿Es viable un plan así?
El plan de Andrew Yang incluye otros puntos como una agencia que busque minimizar el impacto de tecnología en personas, especialmente niños. Regulaciones e impuestos para anuncios online, además de una regulación de los algoritmos que se encargan de expandir bulos o rumores.
Se trata de un plan ambicioso, pero poco realista según las primeras críticas. Es cierto que son necesarios cambios en el mundo de la tecnología y nuevas regulaciones, sobre todo en el campo de la privacidad. La duda es si es algo que se va a alcanzar o no mediante planes como este.
Estados Unidos lleva meses con debates sobre este tema, tras polémicas como la de Facebook, multada este mismo año. Un plan es necesario, puede que algunas de estas propuestas se acaben haciendo realidad.