Puede que el invierno acabe de llegar, pero dependiendo de donde vivas puede que ya lleves unas semanas de tiempo típicamente invernal. Y eso supone repasar tu coche para comprobar si está preparado para el frío; sorprendentemente, incluso quienes viven en zonas frías no lo suelen estar.
Conducir a temperaturas cercanas al cero afecta seriamente al funcionamiento de nuestro coche. Hay cosas relativamente sencillas que podemos hacer en previsión, como usar unos neumáticos de invierno que agarren mejor.
Pero incluso si estamos completamente preparados, siempre puede saltar un problema; como por ejemplo, que no puedas ver a través del parabrisas. Y no lo digo porque la diferencia de temperatura pueda empañar el cristal, ya que existen métodos y tecnologías que evitan eso; el verdadero problema llega cuando el parabrisas se llena de hielo y nieve.
Limpiaparabrisas calefactables
En esos casos, el limpiaparabrisas puede resultar especialmente inútil; el borde de goma que pasa por la superficie del cristal es demasiado blando y el brazo es poco potente como para quitar piezas de hielo grandes.
Es comprensible, ya que los limpiaparabrisas están diseñados más para apartar agua (ya sea de la lluvia o del espray) que otra cosa. Y precisamente esta es una de las partes que menos ha evolucionado con el paso de los años.
Ahora Lincoln puede ser la primera en revolucionar una pieza tan veterana, con sus limpiaparabrisas calefactables. Parece una idea simple, de esas que te preguntas cómo a nadie se le ha ocurrido antes; pero hay buenos motivos por los que se ha tardado tanto, y sobre todo, porqué se ha estrenado con esta marca.
El diseño implica cambiar ligeramente el funcionamiento del limpiaparabrisas. Una tira metálica recorre todo el borde; cuando se aplica electricidad, este se calienta. Lo verdaderamente interesante es que, a simple vista, es un limpiaparabrisas normal y corriente, con una banda de goma.
Eso es porque, cuando el sistema se activa y empieza a calentarse, la banda de goma se ablanda; eso evita que se quede atascada con piezas de hielo o escarcha en el parabrisas, permitiendo que el brazo se mueva con normalidad. Conforme la pieza caliente se va moviendo sobre el hielo con esa facilidad, este se derrite y es más fácil quitarlo.
No sólo las gomas cambian
Lo interesante es que la mayor innovación no está en el limpiaparabrisas en sí, sino en su funcionamiento. El verdadero desafío ha estado en la programación del sistema para que funcione sólo cuando es necesario. El usuario no puede cambiar el funcionamiento, sino que los sistemas del coche analizan la temperatura exterior y aumentan o bajan la potencia de los limpiaparabrisas dependiendo de la situación.
Además, el líquido limpiador ya no se aplica usando un espray, sino a través de hasta 42 pequeños agujeros en el propio brazo del limpiaparabrisas; eso permite rebajar el uso de líquido en un 50%.
La pieza que se calienta se puede cambiar como en cualquier otro limpiaparabrisas, aunque esperamos que los costes de estos repuestos sean algo elevados teniendo en cuenta la complejidad añadida.
Esta innovación aparecerá primero en los vehículos de Lincoln, la marca de lujo de Ford que, lamentablemente, no vende coches en Europa; sin embargo, apostamos a que aparecerá en algunos Ford a lo largo de los próximos años.