La conquista espacial parece haberse convertido en un asunto de multimillonarios estadounidenses. Al menos a esa conclusión a la que podemos llegar después del desarrollo de tecnologías avanzadas por parte de Elon Musk y Jeff Bezos, los responsables de dos de las empresas más grandes de nuestro tiempo: Tesla y Amazon. Ambas compañías son líderes en su campo y los empresarios buscan el mismo éxito en la exploración del espacio exterior.
Aunque cuentan con dos filosofías muy diferentes de abordar este asunto de altos vuelos, cuentan con un objetivo común: llevar a la humanidad al Espacio. En este duelo de titanes tenemos a Blue Origin, la compañía creada por Jeff Bezos, CEO de Amazon; y SpaceX, fundada tras Tesla por Elon Musk. Ambas han logrado han recibido apoyo gubernamental por parte del gobierno estadounidense como parte de un programa espacial que aglutina también a otras empresas del sector.
Otras de las gigantes del programa Artemis (que llevará humanos a la Luna) en el que participa Blue Origin son Boeing, Lockheed Martin, Northtrop Grumman y la archiconocida Dropper, encargada del desarrollo de los ordenadores para el programa Apollo. Hoy nos vamos a centrar en las dos más novatas que nacieron de proyectos que nada tenían que ver con la conquista espacial, al menos a primera vista.
Musk: objetivo Marte en 2022
El otro pilar de nuevas empresas espaciales es el construido por Elon Musk. El orgulloso fundador del fabricante de coches eléctricos Tesla no deja pasar una oportunidad para demostrar al mundo lo que su compañía SpaceX es capaz de hacer.
La última de ellas ha venido en forma de tweet con un vídeo que simula cómo será el primer vuelo tripulado de SpaceX usando el exitoso Crew Dragon y el Falcon 9. Musk y un responsable de la NASA informaron hace unos meses sobre esta misión y el buen momento por el que pasa el programa Commercial Crew, en el que también participa Boeing.
Para el despegue necesitan recuperar la capacidad de lanzamiento en suelo estadounidense. Algo que dejaron atrás hace casi una década con el abandono del Trasbordador Espacial en 2011 y que actualmente les obliga a recurrir a los rusos para enviar astronautas al espacio. Pero la obsesión de Musk es Marte.
Es prácticamente imposible no pensar Musk sin su deseo por colonizar el planeta rojo. Mientras Bezos se centra en las colonias gigantes espaciales como forma de vida, el bueno de Elon quiere poner un pie en Marte. Y lo quiere ya.
Basta una visita a la web oficial de SpaceX para darnos cuenta de la fijación del multimillonario. El año 2022 es el elegido por la compañía para enviar la primera nave espacial con carga a Marte junto con los planes de una segunda misión con pasajeros y carga dos años más tarde.
Un roadmap realmente compacto si tenemos en cuenta el exhaustivo entrenamiento al que deben someterse los astronautas y lo complejo de las misiones. Musk no ha dado más detalles sobre sus planes a largo plazo así que solo nos queda esperar para comprobar la marcha de sus proyectos actuales, que no son pocos.
Su propio 'Concorde'
Otro de los proyectos que prometen mucho en esta próxima década es el programa de vuelos terrestres suborbitales con la nave Starship. Cuando el impacto ambiental de los grandes barcos y aviones está en el punto de mira, Musk propone un método de transporte mucho más radical.
Starship quiere enviar personas y carga de punto a punto dentro de la Tierra utilizando cohetes. En la web podemos encontrar una tabla de duración de vuelos y asegura que solo tardaremos 25 minutos en uno entre Los Ángeles y Nueva York. Otro ejemplo es el de un vuelo entre Londres y Hong Kong llevaría solo 34 minutos.
Más allá de las expediciones espaciales, otro de los grandes proyectos a corto plazo de SpaceX es la puesta en órbita de una constelación de satélites, denominada Starlink, capaces de proveer de una conexión de banda ancha en todo el planeta a muy bajo coste.
Bezos: a la Luna en 2024
Este es el plan encomendado a Blue Origin a través de su programa específico Blue Moon. La compañía de Bezos es la encargada, junto con las compañías antes mencionas, de llevar a los humanos a la Luna como parte del programa Artemis gracias al desarrollo de su lander, la nave capaz de aterrizar en la superficie lunar.
En concreto, Blue Origin pondrá toda su tecnología en la delicada etapa de descenso del módulo lunar mientras que utilizará el ya probado y reutilizado cohete New Glenn. Todo esto con vistas a un 2024 que promete dar el pistoletazo de salida a una nueva era espacial.
Ni Blue Origin ni el resto de compañías lo tienen fácil. Según la NASA, necesitarán de unos 25.000 millones de dólares en inversiones en Artemis desde 2020 hasta 2024 para que la misión llegue a buen puerto. El plan inicial contemplaba el 2028 como meta para que el hombre regresara a la Luna, pero Donald Trump anunció a principios de 2019 que el plan se adelantada a 2024. A golpe de talonario.
Posiblemente una estrategia bien elaborada pues sería el broche de oro a su mandato si consigue ser reelegido como presidente de Estados Unidos en las próximas elecciones de 2020. Para conocer de cuánto dinero dispondrá la NASA en los próximos años tendremos que esperar a marzo de este 2020. En ese mes conoceremos el presupuesto de la Agencia hasta marzo de 2021 y si la cuantía satisface sus deseos.
Blue Moon es un proyecto relativamente joven (según Bezos, se lleva desarrollando 3 años) y se dio a conocer en mayo de 2019. La presentación tuvo guiños continuos al posible futuro contrato con la NASA -materializado meses después- aliñado con unos planes de futuro que pasan por la creación de cápsulas cilíndricas gigantes espaciales capaces de servir como medio de vida a millones de personas.
Este último proyecto parece más propio del mundo onírico aunque vista la evolución tecnológica no podemos descartar nada. Las cápsulas diseñadas por Bezos son tan grandes que generan fuerza de gravedad por sí mismas dejando atrás uno de los mayores problemas de permanecer viajando por el espacio.