La robótica siempre ha estado influenciada por la naturaleza, y por buenas razones. En vez de encontrar una nueva solución para un problema, los ingenieros pueden mirar a los seres vivos en busca de soluciones probadas por millones de años de evolución.
Es por eso que la mayoría de los robots están inspirados en seres vivos, desde los pájaros que nos enseñan cómo hacer volar un dron gastando la menor cantidad de energía posible, hasta los propios humanos. Pero, ¿y si diésemos un paso más, creando robots a partir de la misma base que los seres vivos?
Ese es el increíble logro que han conseguido investigadores de la Universidad de Vermont, creando lo que llaman un "xenobot": un robot creado a partir de células vivas. Y de camino, pueden haber creado un nuevo tipo de organismo.
El robot formado por células vivas
Estos robots son muy simples y pequeños, al menos por el momento; apenas tienen un milímetro de diámetro y están compuestos de unas pocas células. Lo realmente impresionante es que la posición y función de esas células ha sido diseñada usando un superordenador, y han sido programadas para cumplir esas funciones.
En efecto, estos pequeños seres ¿vivos? están programados para realizar tareas, como por ejemplo moverse hasta un objetivo, cogerlo y llevarlo a otro sitio. También están "configurados" para curarse si sufren heridas.
Parece el guión de una película de terror de seri B, con el típico monstruo que va matando a los científicos y a los comandos que llegan al rescate uno por uno. Pero estos investigadores tienen mucha fe en su proyecto, llegando a afirmar que han creado algo que ni es un robot tradicional, ni una nueva especie animal; por eso lo han llamado "xenobot", un nuevo tipo de organismo vivo programable.
Esta es la primera vez que un equipo ha conseguido diseñar máquinas biológicas desde cero; para ello, han partido de células madre obtenidas de embriones de rana, cuya función han definido y configurado con la ayuda de un superordenador.
Han hecho falta meses y meses de trabajo y complejos cálculos, con el desarrollo de un algoritmo que define las diferentes "configuraciones" de cada célula, asignándole tareas concretas. Por ejemplo, la función para el movimiento precisa de células que respondan a los estímulos adecuados y actúen en consecuencia; para llegar a eso, hicieron falta muchas generaciones de células virtuales simuladas en el superordenador.
Simulando la evolución de los seres vivos
A efectos prácticos, el superordenador simuló la evolución de los seres vivos. Cuando terminó, el algoritmo generó todo lo necesario para crear el robot viviente, y fue entonces cuando los científicos modificaron las células madre de rana. El resultado fue idéntico al simulado, y estos "xenobots" cumplieron sus funciones; las diferentes células se adaptaron a su posición y su tipo.
Este desarrollo abre la puerta a crear organismos vivos que cumplan funciones específicas; algo que, sin duda, dará lugar a mucha polémica. Los creadores de estos robots vivos se han defendido de manera preventiva, centrándose en la gran cantidad de aplicaciones útiles que pueden tener estos sistemas.
Un robot creado a partir de células vivas podría cumplir funciones que un robot tradicional no podría; algunos de los ejemplos que ponen son buscar contaminación radioactiva, recoger microplásticos en el mar, o incluso viajar por nuestras arterias en busca de posibles obstrucciones.
El límite está en la imaginación, una vez que se descubre cómo manipular una célula madre para que cumpla una función concreta. De hecho, ese es el gran desafío de esta tecnología, ya que supone "crackear" el funcionamiento de cada tipo de célula para comprender mejor qué es lo que la hace especial y así poder duplicar su función en un robot.
Es por eso que esta tecnología por ahora sólo es capaz de crear estos pequeños robots, con funciones muy básicas; pero en el futuro, sería posible crear todo tipo de organismos.