Investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) en Barcelona, el CRG y la Universidad de Bristol han conseguido crear robots autónomos que hacen de células naturales, para formar tejidos y otras formas biológicas.
En Omicrono hablamos mucho de “autonomía”, cuando en realidad lo que queremos decir es “autonomía limitada”; porque un robot, un coche o un dron autónomo tiene serias limitaciones comparado con un organismo biológico. Cuando a un coche autónomo se le pincha la rueda, no puede hacer mucho al respecto; necesita la intervención humana para arreglarlo. Puede que el coche sea capaz de conducir por si solo en determinadas circunstancias, pero eso no significa que tenga autonomía real.
Robots que alcanzan la autonomía fijándose en la biología
Hay investigadores que creen que, para conseguir la autonomía real, hay que fijarse en la naturaleza; y en cómo las células de nuestro propio cuerpo se comportan. Estas células son capaces de cumplir sus funciones por si solas, pero normalmente no pasa nada si una se muere, el sistema no se para; el resto de células trabaja para compensar esto, y la célula caída puede ser sustituida.
Los investigadores del EMBL, CRG y la Universidad de Bristol han conseguido implementar esos principios de autoorganización en un enjambre de robots autónomos. De esta forma, son capaces de cumplir la función de células para crear formas y estructuras mayores; en las que cada robot tenga su propia tarea, pero que al mismo tiempo sea capaz de sincronizarse con el resto.
La clave de este avance es que estas “células robóticas” son capaces de trabajar sin un plan; no reciben órdenes de una fuente externa, de una unidad central. Cada “célula” sólo tiene la información básica de cómo interactuar con el resto. Cada robot sabe lo que tiene que hacer, y a base de comunicarse con el resto del movimiento del grupo, es capaz de cumplir la función que se le ha asignado. La comunicación se realiza por infrarrojos a una distancia de unos 10 centímetros.
Robots que hacen de células para crear “tejidos”
Los robots fueron programados para crear un “tejido”, una estructura biológica en la que había diferentes tipos de células, representados por los colores de cada luz. Este proceso no es rápido; se hicieron 20 experimentos, con una duración aproximada de 3 horas cada uno.
Pero los resultados merecieron la pena. Cada una de estas “células” tiene el tamaño de una moneda, y es hipnótico ver cómo se reúnen en formas no muy diferentes a las que podemos ver con un microscópio en células de nuestra piel. Esto abre la puerta a muchas posibilidades, como gigantescas estructuras compuestas por miles de pequeños robots, capaces de adaptarse a cualquier situación. Incluso sus creadores hablan de crear puentes a base de pequeños robots para emergencias.
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