Muchos robots y dispositivos electrónicos se crean con la idea de imitar los comportamientos y habilidades de los seres humanos. No es de extrañar teniendo en cuenta la perfección del cuerpo humano; como mejores ejemplos tenemos los sentidos, como el de la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto.
Un grupo de científicos parece haberse centrado en el último de los que hemos nombrado. Éstos han desarrollado una especie de lengua electrónica capaz de probar y analizar líquidos en tan solo un minuto. ¡Os contamos cómo funciona y sus posibles usos!
La lengua electrónica de IBM
El gigante tecnológico IBM es quien está detrás de este curioso dispositivo. Su división dedicada a la investigación ha desarrollado una lengua electrónica que puede probar líquidos y determinar su naturaleza; además de identificar si contiene sustancias peligrosas o no.
Como habréis observado en las imágenes, el dispositivo tiene una forma circular con una hendidura que facilita sumergirla en un vaso como si de una rodaja de fruta se tratase. Para realizar el análisis y la detección de un fluido, la lengua emplea la Inteligencia Artificial y un conjunto de sensores electroquímicos multisensitivos, cada uno de ellos formados por pares de electrodos.
Sus creadores lo han bautizado como “Hypertaste” y afirman que el proceso de identificación dura menos de un minuto; una cifra récord, ya que los sistemas convencionales de laboratorio suelen requerir horas. Toda esa información se enviará instantáneamente al teléfono del investigador con todas las ventajas que ello supone.
¿Para qué podría servir?
Los investigadores creen que Hypertaste podría ser de gran ayuda en multitud de campos. En el caso de los científicos, éstos podrían utilizar la lengua electrónica para analizar líquidos sin la necesidad de contar con un laboratorio de última generación. Como es obvio, las identificaciones podrían hacerse en cualquier lugar; lejos de un laboratorio y de una manera mucho más rápida y eficaz.
Respecto al uso en sí, Hypertaste podría servir para que los gobiernos calculen la calidad de sus aguas; o que investigadores analicen el agua de cualquier lugar remoto. Las compañías de alimentación también podrían emplearlo para medir la calidad de los líquidos de sus productos; las posibilidades son infinitas.
La clave está en eliminar la necesidad de acudir a un laboratorio y, por ende, el inmenso ahorro de tiempo. Hypertaste aún es un prototipo, por lo que puede que ni siquiera llegue al mercado y, si lo hace, puede que sea dentro de bastantes años. Pese a ello, parece una idea excepcional que podría beneficiar enormemente a la comunidad científica.
Foto destacada: IBM Research