Si eres de la generación que creció ilusionada por la posibilidad de conducir coches voladores, puede que ahora sólo sientas decepción; pero la verdad es que esa tecnología está más cerca de lo que parece.
Aún faltan muchos años de desarrollo, y muchas leyes que cambiar, pero los primeros coches eléctricos ya están en un estado muy avanzado; aunque no son técnicamente "coches" propiamente dichos, sino más bien pequeños helicópteros o drones de pasajeros.
Los desafíos a los que se enfrenta este nuevo tipo de vehículos no son sólo técnicos, sino también legales y prácticos; por ejemplo, los coches voladores no servirán de mucho si no podemos usarlos para volar a donde queramos.
El edificio del futuro
En concreto, la principal utilidad de los coches voladores será llegar al centro de las ciudades esquivando el tráfico tradicional; algo que hoy en día sólo es posible con helicópteros privados en contadas localizaciones.
Gracias a su tamaño y a nuevos sistemas autónomos, los coches voladores pueden cambiar no solo la manera en la que nos movemos de un lado a otro: también el paisaje de las ciudades modernas.
La firma de arquitectos holandesa MVRDV ahora ha presentado cómo serían las ciudades adaptadas para coches voladores; para ello, ha colaborado con compañías que ya están trabajando en hacer realidad este futuro, como Airbus, bauhaus lufthahrt o systra.
A este nuevo tipo de transporte lo llaman UAM (movilidad urbana aérea por sus siglas en inglés), y los implicados creen que puede ser una oportunidad para hacer crecer las ciudades actuales y convertirlas en "regiones urbanas". En otras palabras, megaciudades en las que vivan millones de personas; como resultado, cuando llegas al aeropuerto aún te queda un viaje largo en coche hasta que llegas a tu destino real.
La solución es una planificación "cuidadosa", según MVRDV, que incluya opciones a corto y largo plazo para reconectar regiones; y los llamados "vertipuertos" pueden ser la clave.
Cambiando la movilidad
Estos vertipuertos, o aeropuertos verticales, pueden ser de varios tamaños y tipos, de la misma manera que hay diferentes tipos de paradas de autobús, por ejemplo. La diferencia es que, a diferencia de una línea de autobús, una línea de taxi volador no requiere infraestructuras lineales como carreteras o túneles; por eso creen que puede ayudar a ahorrar energía y recursos naturales, además de espacio.
Porque estos vertipuertos podrían ser abiertos en muchas localizaciones diferentes, incluyendo edificios; uno de los conceptos presentados muestra un rascacielos con terrazas adaptadas para que los coches voladores puedan aterrizar y soltar y recoger pasajeros.
Los propios aeropuertos también podrían cambiar para alojar los nuevos veripuertos, convirtiéndose en centros de transporte vitales para el funcionamiento de la ciudad. Por el momento, estos no son más que conceptos e ideas, pero pueden estar más cercas de lo que parece.