Durante las últimas semanas, la tecnología de impresión en 3D ha pasado a protagonizar un gran número de historias en la lucha contra el coronavirus. Como el gobierno español no da abasto en lo que a material sanitario se refiere, tanto los propios ciudadanos como algunas compañías han decidido comenzar a crearlo empleando dicha tecnología.
Como ejemplo, hace unos días os contábamos cómo trabaja el ejército de impresoras 3D made in Andalucía capaz de fabricar aproximadamente unas 4.000 pantallas protectoras al día, además de otras iniciativas para diseñar respiradores artificiales.
Pese a ello, la gente de a pie no termina de entender realmente cómo funciona la impresión 3D. Por esa razón vamos a explicaros a fondo lo que convierte a esta tecnología en algo tan especial y útil.
En qué consiste
La tecnología de impresión en 3D permite la creación de objetos sólidos en tres dimensiones, es decir, con una determinada profundidad, un ancho y un largo. Para ello se emplean materiales de plástico, como los populares ABS o PLA, que después se calientan y se funden para dar forma al objeto capa a capa.
Como peculiaridad, para que esta tecnología funcione necesitaremos un archivo de software de modelado 3D que le dará las indicaciones al dispositivo para dar vida al objeto que queramos. Es decir, tendremos la libertad de hacer nuestros propios diseños mediante programas de modelado 3D o descargar diseños de otros usuarios que hayan sido compartidos en Internet.
Hasta hace unos años, las impresoras de este tipo se utilizaban solo en entornos industriales, pero con el paso del tiempo la tecnología se ha perfeccionado y abaratado de tal manera que cualquier persona puede tener una en casa.
Para que os hagáis una idea, la Ender 3, una de las impresoras 3D más populares para amateurs, está a la venta en Leroy Merlin por tan solo 219 euros, mientras que en Amazon está a 235,99 euros.
"Empodera al usuario"
Para abordar este tema hemos hablado con Lluís Villarejo, investigador de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Villarejo nos asegura que la impresión en 3D "empodera al usuario para hacer cosas que antes no estaban en sus manos".
Como ejemplo personal, nos explica que en su vivienda se le estropearon las roscas de sus radiadores. En una situación normal tendría que ir a una ferretería y comprarlas, sin embargo, al contar con una impresora 3D pudo fabricárselas él mismo. Le bastó con utilizar una app de escaneo 3D desde su móvil para crear una rosca idéntica. Para Villarejo, poder hacer algo así refleja una "autonomía muy grande" para el usuario.
Este investigador de la UOC también pertenece al grupo de los llamados makers, esos particulares que están usando sus propias impresoras 3D para producir material sanitario que ayude en la lucha contra el coronavirus.
Villarejo nos comenta que, con su impresora Ender 3 y una bovina de plástico PLA de 20 euros, es capaz de crear aproximadamente 200 viseras, una cantidad asombrosa que revela la eficacia de dicha tecnología pese a los pocos recursos que necesita. Eso sí, al tratarse de una impresora no industrial el proceso es bastante lento, nos cuenta que hacer cada una de las viseras tarda aproximadamente dos horas.
Usos aún más sorprendentes
Como os explicábamos al principio del artículo, la impresión en 3D puede dar vida a cualquier objeto físico que nos imaginemos, desde llaveros hasta construcciones tan complejas como una casa, alimentos e incluso tejidos humanos. El límite solo está en nuestra propia mente.
Empleando esta tecnología China creó hace unos meses un muro de revestimiento para ríos de 500 metros de largo, mientras que un equipo de investigadores consiguió crear piel viva. Ambas son aplicaciones futuristas que dan una idea del potencial de la impresión en 3D. Quién sabe, siempre es complicado intentar predecir el futuro que nos espera, pero todo parece indicar que esta tecnología revolucionará nuestras vidas en muchos aspectos.