De todas las opciones que tenemos para proteger nuestra privacidad en Zoom, la que ha inventado un aficionado japonés a las construcciones de cartón puede que sea la más extraña.
El problema de que ahora todo el mundo esté teletrabajando con apps de videollamada como Zoom es que nuestra privacidad ha sufrido de lo lindo. Nuestros compañeros de trabajo ya saben cómo es el interior de nuestra casa, si no hemos tomado las precauciones adecuadas.
Parece una tontería, pero en realidad puede ser un problema importante; el hecho de que cualquiera pueda ver aunque sea parte de nuestro hogar puede filtrar mucha información personal, como la manera en la que vivimos o con quién lo hacemos.
Solución de baja tecnología para la privacidad
La solución tecnológica a este problema son los fondos virtuales, que cada vez más apps implementan. Consiste en un algoritmo que detecta la forma de nuestro cuerpo, y automáticamente aplica un patrón al resto del fotograma.
A efectos prácticos es como si tuviésemos una imagen de fondo, aunque no es ni mucho menos perfecto; incluso las mejores implementaciones pueden fallar, y es normal que el algoritmo sea incapaz de detectar nuestro cuerpo o que momentáneamente no aplique el fondo virtual. En ese caso, nuestra vida quedará al descubierto.
En Japón hay quien ha intentado una solución diferente, más práctica y menos dependiente de la tecnología. El usuario de Twitter @kenpon_g, ha dado rienda suelta a su entusiasmo por las creaciones de cartón para inventar lo que llama un "Ocultador wearable de fondo".
En otras palabras, la idea es que llevemos encima esta pantalla de cartón cuando estemos haciendo videollamadas, y de esa manera nunca se mostrará lo que tenemos detrás; lo bueno es que sabemos que nunca fallará y que es ideal para usar apps que aún no tienen fondos virtuales.
Es una solución muy bruta tal vez, pero no podemos negar que funciona. El diseño ideado por @kenpon_g garantiza que el cartón no se caerá gracias a un soporte por el que tenemos que pasar los dos brazos.
Aunque empezó como una broma, la reacción en Twitter al invento ha sido tan buena que su creador está empezando a venderlo en tiendas online como Rakuten, donde está disponible a un precio de 1.480 yenes (12,80 €).