La fotografía ha llegado a un nuevo nivel. No sólo porque el auge de calidad de los smartphones está cada vez más próximo al de las cámaras tradicionales, sino porque las imágenes han pasado a revelar una gran cantidad de información sobre la que se puede trabajar para otras funciones. Una foto o un vídeo han dejado de ser únicamente una imagen bonita; ahora se trata de conocer qué datos incluye.
Los datos permiten que, gracias a los procesadores de cámaras o smartphones, la inteligencia artificial (IA) pueda trabajar para reconocer entornos, rostros, animales, qué día hace o cuántas personas y de qué edad conforman la toma. Éste es el camino a seguir, no sólo para los equipos de fotografía sino para todo tipos de cámaras (de seguridad, tráfico, dispositivos inteligentes para el hogar).
Tener una información cada vez más detallada permite adaptarse mejor a los nuevos retos que pide la industria. Sony lo sabe y por eso acaba de lanzar los primeros sensores de imagen del mundo equipados con inteligencia artificial integrada. Una forma de tener cámaras inteligentes de forma autónoma sin depender de un procesador externo.
Sensor inteligente
Los nuevos sensores inteligentes de Sony está conformados por un chip de píxeles y un chip lógico. Se convierten así en los primeros sensores del mercado en equipar tanto la captura de imágenes como las funciones de análisis y procesamiento de imágenes a través de IA y de forma inmediata. Un solución cuya principal ventaja es ser mucho más rápido y necesitar menos recursos que hasta ahora.
El sistema funciona de la siguiente forma: el chip de píxeles capta la imagen y se ejecuta el procesado habitual de señal de imagen, sin embargo ésta pasa ahora a procesarse directamente a través de inteligencia artificial en el chip lógico, eliminando la necesidad de procesadores de alto rendimiento o de memorias externa adicionales. Así, es el propio sensor el que detalla directamente los metadatos, es decir, la información útil que sirve para desarrollar otro tipo de sistemas y para los que no son importantes las imágenes tomadas, sino la información que hay en ellas.
Al quedarse con los metadatos en lugar de con la propia información de la imagen, se consigue por un lado reducir el volumen de datos, mientras que por otro se puede respetar la privacidad del usuario. Lo que se comparte no es la imagen, sino el análisis de ésta. Aún así, la calidad para tomar las imágenes es importante y los sensores presentados hoy (IMX500 e IMX501) apuestan por 12,3 megapíxeles, procesado IA, ISP, disparo HDR o grabación en 4K.
Analítica en tiempo real
Este cambio en los sensores supone un cambio de paradigma. Hasta ahora, cuando se graba un video usando un sensor de imagen convencional, hay que enviar cada toma de cada segundo que lo conforman para que éste se procese a través de IA. Ahora, con este nuevo análisis en tiempo real, se alivia la transmisión de datos enormemente lo que conlleva una mejora del rendimiento.
Depender menos de la nube y de otras infraestructuras permite que las cámaras tengan un acceso directo al análisis y seguimiento de funciones, lo que se ha denominado como visión inteligente. Un abanico de posibilidades que Sony buscará adaptar a diferentes empresas a través de una nueva división de negocio. La idea es ofrecer soluciones, no vender únicamente el sensor.
Así por ejemplo, esto permitirá a los centros comerciales elaborar mapas de calor, analizar aglomeraciones, analizar el comportamiento de los clientes o hacerles seguimiento. Una analítica en tiempo real. Sin embargo, todo se puede adaptar a las necesidades de la empresa: se podrá leer códigos de barras de un almacén, programar alertas si detecta que un empleado ha sufrido un accidente o determinar si se están cumpliendo medidas de prevención en entornos laborales como pueden ser llevar el casco, la mascarilla o mantener la distancia de seguridad. Todo es programable a través de los datos que extraen los sensores.
La idea de este sistema es que con el mismo sensor (y la misma cámara) un mismo negocio o empresa puede configurarla para el uso que más le interese. Así por ejemplo, la cámara colocada en la puerta podrá indicar cuánta gente ha entrado en la tienda, mientras que la que se coloca en el interior determina en qué pasillos se ha parado más la gente.
Al ser programable en función de las diferentes funciones que desee cada empresa se abre un nuevo camino para Sony. Y es que no cabe descartar que dé el salto a productos de consumo, con lo que, si por ejemplo se integrase en un altavoz inteligente éste podría saber quién le habla, el entorno que le rodea y cómo responder en consecuencia.
En suma, el futuro pasa por el análisis del entorno y Sony ha puesto la primera piedra para liderar el proceso de tratamiento de imagen que cambiará por completo la forma de entender el tratamiento de datos y la forma en la que la tecnología se adapta a las personas.