Aunque la guerra electrónica pueda parecer la hermana blanda a la perpetrada con misiles, lo cierto es que es incluso más efectiva en el campo de batalla. Las grandes potencias mundiales, entre las que España tiene un papel muy secundario, se han tomado este tipo de guerra muy en serio y han invertido grandes cantidades de dinero en desarrollar armas de ataque y defensa.
Históricamente, Estados Unidos ha llevado la delantera, aunque actualmente no está muy claro quién ostenta el puesto de país mejor posicionado en este sector concreto. Pero debido a todo este tiempo de liderazgo, conocemos parte de las entrañas de algunos aviones de guerra electrónica que la Fuerza Aérea de Estados Unidos tiene en su flota lo que da pistas de sus intereses de espionaje y algunos de los planes a futuro se han ido desenmarañando en los últimos meses.
La continua renovación de estos aviones para intentar ir un paso más allá del rival los convierten en unos de los más avanzados tecnológicamente y el país norteamericano no quiere perder el paso en sus sistemas de análisis con la denominada guerra electrónica cognitiva; que se alimenta directamente de los avances en inteligencia artificial y machine learning.
Guerra electrónica 'inteligente'
Los ejércitos modernos dependen de la electrónica en la práctica totalidad de sus operaciones. Desde la más sencilla comunicación por radio cifrada hasta el lanzamiento de un misil de crucero, todo lo que pasa en algún momento por el espectro electromagnético es potencialmente rastreable y, en ocasiones, se puede incluso anular.
Y no solo a nivel bélico, si un enemigo logra bloquear el espectro electromagnético de comunicaciones de un país puede dejarlo totalmente incomunicado. Lo mismo si consigue anular o interferir en ciertas bandas relevantes como la de los radares marítimos o aeronáuticos.
Uno de los últimos conceptos que se están manejando dentro del ejércido de Estados Unidos es el de la guerra electrónica cognitiva. Una estrategia que empleará las últimas tecnologías adaptativas que pretenden usar inteligencia artificial y procesos de machine learning.
El objetivo de la nueva guerra electrónica cognitiva es automatizar procesos críticos para tomar decisiones en cuestión de décimas de segundos. Al igual que ocurre con los drones de guardaespaldas con los misiles, el tiempo de reacción tanto para atacar como para defenderse de guerra electrónica es fundamental.
Machine learning, revolución
"El concepto de guerra electrónica no es nuevo, pero los avances en machine learning ofrecen nuevas oportunidades de adaptación a un espacio altamente disputado", publica John Casey, un oficial de guerra electrónica de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Over the Horizon. "Todo, desde la radiación cósmica hasta los teléfonos inteligentes, modifica el espectro electromagnético único. La guerra electrónica cognitiva tiene como objetivo detectar, caracterizar y explotar el espectro electromagnético combinando sensores muy precisos y herramientas de aprendizaje automático".
El proceso de inteligencia detrás de la guerra electrónica tradicional requiere muchas horas de campo y de gabinete donde los ingenieros, técnicos y especialistas de inteligencia reúnen todos los datos y crean un escenario de guerra electrónica. "Los resultados tardan meses incluso para la señal más benigna", recalca Casey.
Los sistemas de recolección de datos se situarán en plataformas terrestres, marinas, aéreas y espaciales. Los técnicos e ingenieros monitorizarán los datos captados por los sensores y se ayudarán de las herramientas con inteligencia artificial y machine learning. "Si fuera necesario, comenzarían de inmediato el desarrollo de las contramedidas".
"Los servidores con los algoritmos de guerra electrónica combinarán información de varias fuentes de datos en bruto. Como si de una pepita de oro en el lecho de un río, la computadora tamizará el flujo interminable de señales buscando las trazas de los desconocido". Un filtro totalmente autónomo que potenciará las capacidades de inteligencia de un país, relegando el arduo trabajo manual para los casos más específico.
"La guerra electrónica cognitiva es el primer paso para crear acciones rápidas, enfocadas e inesperadas [para el enemigo] con el dominio del espectro electromagnético para generar situaciones en las que el enemigo no pueda reaccionar los suficientemente rápido como para tomar ventaja".
Aviones 'espía' de la guerra electrónica
John Casey, antes de comenzar sus estudios en el United States Army Command and General Staff College, sirvió durante muchos años en varias misiones de guerra electrónica en Europa y en la zona del Índico a bordo de un avión RC-135U Combat Sent, basado en el modelo RC-135.
Este modelo de avión con sus particulares variantes es una de las estrellas de la guerra electrónica de Estados Unidos. Creados a finales de los años 50, la familia RC-135 comenzó su despliegue a principios de los años 60. Han formado parte de todos los conflictos y guerras en las que ha participado Estados Unidos en los últimos años, siendo de especial relevancia en la Guerra de Vietnam, junto con el avión que da nombre al hijo de Elon Musk, o en las diferentes acciones bélicas llevadas a cabo en Oriente Medio.
Estos aviones son fácilmente reconocibles por disponer de 'bultos' a lo largo del fuselaje donde se alojan las antenas, radares y demás dispositivos de inteligencia. Por ejemplo, el modelo RC-135U donde trabajó Casey se encarga de recopilar inteligencia técnica de los sistemas de radar adversarios. Con esos datos, los técnicos desarrollan bloqueadores de radar, señuelos capaces de engañarlos, misiles antirradiación y simuladores de entrenamiento.
La misión primordial de los aviones de guerra electrónica es recopilar toda la información posible de radiaciones electromagnéticas entre las que se incluyen las comunicaciones. De hecho, este tipo de aviones no tienen si quiera capacidad de ataque, se dedican a rastrear continuamente el espectro en busca de fuentes de radiación. La información, por ahora, se pasa directamente a un equipo humano de inteligencia pero en un futuro no muy lejano serán ordenadores con algoritmos los encargados de escudriñar todos los datos en busca de rarezas.
El trabajo duro en el campo de batalla aéreo recae sobre algunos cazas especialmente modificados para la guerra electrónica. Uno de los más famosos es el Boeing EA-18G Growler, que se sitúa como la punta de lanza de los ataques electrónicos de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y tiene como misión interferir en todos los sistemas del enemigo. Desde interferir en sus comunicaciones hasta destruir los radares empleando misiles antirradiación aire-tierra.
Para evitar ataques de guerra electrónica y pulso electromagnético -como el que ocurre tras la explosión de una bomba nuclear- el presidente de Estados Unidos tiene a su disposición las 24 horas del día un avión totalmente analógico. El conocido como Avión del Juicio Final se diseñó para ser inquebrantable en este tipo de guerra electrónica pues todos los elementos de vuelo son analógicos y equipa protecciones especiales para las zonas más sensibles del avión.