Los nuevos materiales combinados con las últimas tecnologías en robótica están abriendo un mundo nuevo a la par que interesante. Tanto es así que el Ejército de Estados Unidos está inmerso en un nuevo proyecto para el desarrollo de un novedoso material inspirado en Terminator.
La referencia a la saga de películas protagonizadas por Arnol Schwarzenegger no es aleatoria. Los propios investigadores que están llevado adelante el proyecto hacen referencia a la película Terminator 2 en un momento puntual. La información que ha trascendido es el encargo de la investigación de la U.S. Army (el equivalente a nuestro Ejército de Tierra) a la A&M University de Texas para que desarrollen un polímero inteligente y autocurable.
Las primeras aproximaciones al polímero consiguieron crear un material basado en epoxi -un tipo de resina derivada del petróleo- que podía responder a estímulos y era capaz de utilizarse en una impresora 3D. El próximo paso es ser capaz de de dotar de 'inteligencia' al polímero e implementarlo en nuevos dispositivos.
El polímero que se cura solo
"Queremos un sistema de materiales que provean simultáneamente de estructura, detección y respuesta", ha declarado Frank Gardea, ingeniero aeroespacial e investigador principal, en el Army Combat Capabilities Development Command (Comando de Desarrollo de Capacidades de Combate del Ejército de Estados Unidos) dependiente del Laboratorio de Investigación del mismo arma.
En concreto, algo con las "características de reconfiguración del personaje T-1000 en la película Terminator 2". El T-1000 fue uno de los enemigos a los que se tuvo que enfrentar Terminator y consistía en un androide compuesto de una suerte de metal líquido que podía transformar sus brazos en armas y curarse así mismo después de recibir un disparo.
Se comprobó que el material respondía a la temperatura en el laboratorio, pero es muy complicado, según el propio Gardea, trasladar ese estímulo en el mundo real. Por ello, están empleando la respuesta a la luz como estímulo al ser más sencillo de controlar y de aplica de forma remota.
"La mayoría de los materiales hechos de enlaces cruzados [cross-linked, en inglés], especialmente los que están impresos en 3D, tienden a tener una forma fija, lo que significa que, una vez que se fabrica su pieza, el material no puede reprocesarse ni fundirse", ha explicado. Para remediar este asunto han introducido un enlace dinámico que le permite pasar de líquido a sólido varias veces y la posibilidad de volver a imprimirse en 3D.
Además, los enlaces tienen 'memoria' y se pueden programar en el laboratorio para que se conviertan en una pieza en concreto varias veces. Por el momento y según los investigadores, los avances van dirigidos a la fabricación de componentes para aeronaves no tripuladas o helicópteros. Los siguientes pasos, según el científico, pasan por mejorar el comportamiento y las propiedades de curación del polímero; además de habilitar más estímulos a parte de la luz y la temperatura.