Ya no hay duda de que los drones han supuesto un antes y un después dentro de las fuerzas armadas de medio mundo. Estas aeronaves no tripuladas, con presencia importante en el Ejército del Aire de España, permiten crear aeronaves más flexibles capaces de internarse dentro de las líneas enemigas sin poner en riesgo la vida humana de un piloto.
Pero todavía hay algunos que van más allá y se posicionan como auténticos guardaespaldas dentro de la operativa de un caza tradicional con un humano a bordo o volar en misiones avanzadas totalmente independientes. Algo así como el siguiente paso a los drones de vigilancia y ataque actuales, que por su antigüedad no consiguen equipararse a estos drones de nueva generación.
Uno de los programas con más proyección en este sentido es el que está llevado a cabo Boeing Australia. El Boeing Loyal Wingman es un dron dotado de inteligencia artificial que la compañía está desarrollando 'a medida' para la Fuerza Aérea Real Australiana y que promete levantar el vuelo en próximas fechas.
Guardaespaldas inteligente
La aviación internacional de las grandes potencias va dirigido, hoy más que nunca, al empleo de drones. Para no quedarse 'fuera de juego', la Fuerza Aérea de Australia encargó a Boeing un dron guardaespaldas del que no se supo prácticamente nada hasta su presentación en febrero de 2019. Aún hoy, con un desarrollo bastante temprano, tan solo se ha desplazado por las calles de rodaje de un aeropuertos australiano para completar las primeras pruebas.
La tecnología detrás del vuelo de drones no es algo realmente nuevo, y menos para Boeing que cuenta entre sus filas con el dron de reabastecimiento en vuelo de la Navy; pero al ser una aeronave totalmente nueva requiere un desarrollo más pausado. Tiempo que también se aprovecha para el desarrollo de nuevas tecnologías complementarias que luego equiparán a la nave.
La idea de Boeing y del ejército de Australia es la de poder controlar entre 4 y 6 drones interconectado y bajo la entera disposición del piloto de una nave tripulada. Desde Boeing también apuntan a las capacidades autónomas de este proyecto mediante el uso de inteligencia artificial para "volar con independencia".
En cuanto a especificaciones técnicas, tan solo ha trascendido que tendrá un rendimiento "similar al de un avión caza", que mide casi 12 metros de largo y que tendrá una autonomía de 2.000 millas náuticas, unos 3.700 kilómetros. La verdadera revolución se encuentra en los sensores que Boeing instalará a bordo del dron. Gracias a ellos podrá servir como herramienta de inteligencia, vigilancia, reconocimiento, soporte táctico o misiones de alerta temprana.
Además de todo lo anterior, este dron está programado para convertirse en el 'guardaespaldas' de la aeronave tripulada. Si detecta que un misil, o cualquier otro tipo de ataque, amenaza a la tripulación se interpondrá y se sacrificará.
El desarrollo de Australia apunta al enlace de este tipo de drones con sus cazas F-18 y F-35, pero Boeing no se cierra ninguna puerta. Al no ser una plataforma exclusiva para un solo ejército, la compañía puede adaptarse a las necesidades de cada país. Por ejemplo, puede servir de escolta a aeronaves militares de reconocimiento o vigilancia. Por el momento no se conoce fecha del primer vuelo y mucho menos de cuándo entrará a volar de forma operativa.
EEUU y Reino Unido
Estados Unidos cuenta con un programa de dron guardaespaldas en un estado de desarrollo más avanzado que el de Australia. El Kratos XQ-58 Valkyrie es el elegido por la Fuerza Aérea del país para acompañar a los cazas en las misiones más peligrosas. En concreto, estará bajo las órdenes de una versión modernizada de los cazas F-15 y de los nuevos F-35.
Las especificaciones del XQ-58 son muy superiores a las del dron de Boeing para Australia, que cuenta con una autonomía de 3.000 millas náuticas (más de 5.500 kilómetros) y un techo de vuelo de 45.000 pies (casi 14.000 metros). Otra de las diferencias es la capacidad del dron de Kratos de equipar un par de bombas de pequeño diámetro, detalle que del que no se informa en el equipo de Boeing.
La Royal Air Force de Reino Unido también está en plena búsqueda de un dron de acompañamiento para su flota de cazas mediante el denominado Project Mosquito. Un programa que arrancó en el año 2015 y que pretende adquirir una flota de estos drones para enlazarlos con sus cazas F-35. El objetivo es exactamente el mismo que el de Estados Unidos o Australia: proteger a sus pilotos.
El siguiente paso
Estados Unidos ya está tomando la delantera a muchos países pensando en lo que vendrá después de los drones guardaespaldas. Su objetivo, encuadrado dentro del programa Skyborg, es la creación de cazas no tripulados. A diferencia de los que se están desarrollando en la actualidad, estos cazas-drones estarían equipados con toda la batería de armas que tradicionalmente se encuentran en los cazas tripulados tradicionales.
El software que se empleará en estos cazas se desarrollará implementando grandes dosis de inteligencia artificial que sea capaz de proporcionar cierta autonomía de combate a la aeronave. "Los algoritmos complejos y los sensores de última generación permiten una autonomía suficiente para tomar decisiones basadas en las reglas de participación establecidas por los cazas tripulados". Es decir, que los próximos drones podrán ejecutar tareas por sí mismos sin depender, en cierta medida, del caza tripulado.
Al ser proyectos a largo plazo y bajo importantes medidas de seguridad anti filtraciones, no se conoce mucho más salvo que el Air Force Research Laboratory (Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea) está trabajando estrechamente con empresas del sector aeronáutico.