El 2020 ha sido uno de los años más duros de la historia, pero también uno en los que la solidaridad más ha crecido. Durante el confinamiento en España fueron muchos los que se volcaron con sus vecinos, ayudando en tareas como la compra o sirviendo de apoyo frente a la soledad.
Carlos Murillo, un empleado de la tienda de Apple de Xanadú fue uno de éstos y se convirtió en el particular ángel de la guarda de Milagro González, su vecina octogenaria con la que prácticamente no tenía contacto hasta entonces. A base de tecnología y cariño ahora son casi familia, y han vivido un particular cuento de Navidad, digno del anuncio de la Lotería.
Murillo estará hoy pendiente de lo que ocurra con la Lotería de Navidad. Y es que González ha querido agradecer la solidaridad de Carlos y su mujer Sara durante estos meses con una cariñosa carta y un décimo de Lotería. "Como el anuncio", dice la misiva que Milagro ha escrito en agradecimiento al tiempo que sus vecinos le han dedicado sin motivo.
Tecnología, clave
Carlos explica a OMICRONO que para Milagro la tecnología ha sido muy importante en estos meses, ya que le ha abierto un mundo y permitido ponerse en contacto con sus vecinos y con otra gente conocida; además de para estar al tanto de todas las noticias.
Sin embargo, esto también era un arma de doble filo, ya que al ver información sobre tantas muertes, contagios y todo lo que pasaba le generaban ansiedad. Hablar con otras personas le ayudaba a tranquilizarse, a no sentirse sola. Cuando la situación mejoró, incluso le animaban a salir de casa.
El empleado de Apple Xanadú relata que la relación con Milagro ha sido a raíz del confinamiento. Se mudó de casa hace dos años, pero no fue hasta la pandemia cuando empezó a pensar en ella, para ayudarla en todo lo posible.
Decidió hablar con ella para hacerle la compra y apoyarle en todo lo posible, ya que vive sola y sus allegados del barrio no son de la misma finca. Al principio Milagro era reticente, pues desconfiaba de que fueran los vecinos 'recién' llegados los que le ofrecieran ayuda.
La insistencia de este empleado de Apple y su mujer, que le picaban en la puerta cada poco tiempo para ver qué necesitaba, hizo que Milagro se volcase en ellos. Un día, desesperada, llorando, les pidió si les podían hacer la compra. Una tarea que han estado haciendo durante casi cinco meses. Sin embargo, Milagro reclamaba otra cosa: compañía.
Sus 'ángeles de la guarda', así es como les llamaba, notaron que la compra, además de una necesidad, también era una manera de mantener contacto y de hablar con alguien, ya que no eran compras grandes.
Carlos enseguida se dio cuenta de que lo que Milagro realmente demandaba era hablar para combatir la soledad, por lo que se dieron los teléfonos. Sin embargo, esta vecina sorprendió por el uso que le daba a WhatsApp, aunque por su trabajo como administrativa siempre había estado relacionada con la tecnología, desde ordenadores IBM antiguos hasta máquinas de escribir.
Milagro también recibió alguna que otra ayuda en cuanto a sus problemas con la tecnología, que llegó a configurar un correo electrónico. Eso sí, como contrapunto, González utiliza un teléfono Android y, según cuenta Carlos, lo maneja muy bien, donde se desenvolvía con aplicaciones como las del banco.
Más que una vecina
Estos meses han unido mucho a ambos vecinos. La necesidad de compañía y el buen corazón de Carlos y Sara han hecho que la relación se mantenga con llamadas casi a diario y, respetando las restricciones, están buscando la fórmula para que Milagro no pase sola las fiestas de Navidad.
En los momentos complicados de una pandemia, Carlos y su familia han sido la compañía de esta vecina que no se ha llegado a sentir sola. Una historia que refleja a la perfección cómo un simple gesto o llamada puede hacer que las personas se sientan más cercanas y queridas.
Y con suerte, la solidaridad de este trabajador de Apple puede que tenga su recompensa muy pronto con el Gordo de la Lotería de Navidad; aunque el mayor premio es la amistad que se llevan para siempre.