Así son los enjambres de drones que se desarrollan en Alcalá de Henares
El sistema de enjambre de drones de Escribano puede emplearse para labores de inteligencia, rescate y también como elementos suicida en misiones de ataque.
12 enero, 2021 12:39Noticias relacionadas
Los enjambres de drones ya se han posicionado como el siguiente paso al empleo de vehículos aéreos en solitario para misiones de todo tipo. Mientras crece su capacidad operativa de forma exponencial, desde España, se están llevando a cabo varias iniciativas en este sector tan puntero que ya colocan a la tecnología del país en el panorama internacional.
Con Israel y Estados Unidos a la cabeza, parecía que los enjambres de drones habían pasado de largo en España como tantas otras tecnologías que vemos por el mundo. Pero nada más lejos. Hace 8 meses la compañía Escribano Mechanical and Engineering, con sede en Alcalá de Henares (Madrid), comenzó a desarrollar todo lo necesario para la fabricación de estos enjambres con altas dosis de innovación y un sistema "único en la Unión Europea", según nos comentan.
Estos meses les han servido para ir probando la tecnología de inteligencia artificial y realizar pruebas de campo planteando a drones y operadores todo tipo de simulacros y condiciones de vuelo. Actualmente, se encuentran en pleno estado de desarrollo y refinamiento de la tecnología y, según nos indican desde Escribano, tendrán el sistema LISS (como así lo han llamado) listo para mediados de este 2021.
Enjambres inteligentes
El objetivo de la compañía cuando se sumergieron en el proyecto buscaba crear un "enjambre de drones realmente operativo en el ámbito militar, lo que tiene una serie de implicaciones que no tienen en cuenta otros proyectos", ha contado a OMICRONO Jesús Martín Sánchez, responsable del área de UAV en Escribano Mechanical & Engineering..
Esto aleja a la propuesta de la compañía de los enjambres de drones 'recreativos' que se están utilizando en espectáculos de luces por todo el mundo o en aquellos con fines académicos. "Nuestra premisa es poner toda la inteligencia y la toma de decisiones a bordo de la nave", afirma Jesús Martín. Esto permite al enjambre operar de forma totalmente autónoma sin que nadie 'al otro lado' de la línea de comunicación esté al mando.
Si el enjambre de drones deja de tener contacto con la estación de control, seguirán realizando su trabajo y, cuando consigan contactar de nuevo, enviarán todos los datos recolectados. La función los convierte en útiles para zonas donde la cobertura de la base de operaciones no pueda llegar. Quizá más allá de las líneas enemigas.
El tipo de enjambre de drones en el que está trabajando esta compañía española permite que los UAV (Vehículo Aéreo no Tripulado, de sus siglas en inglés) elijan sus propias rutas o asignen el número de drones para cumplir una misión encomendada con la carga útil adecuada... Y otra que llama especialmente la atención: que el sistema LISS sea capaz de asignar recursos de manera autónoma según cómo vayan evolucionando las misiones.
Por ejemplo, "si el enjambre está mapeando un área y el sistema se da cuenta de que es demasiado grande para el número de drones asignado, puede redireccionar a otros UAV para ayudar a realizar esta tarea", nos ha contado Jesús Martín. Todos esos drones forman parte del mismo enjambre dotado con inteligencia artificial desarrollada por Escribano, que es capaz de reordenar las misiones de cada aparato de forma independiente sin que el operador toque un solo botón.
Partiendo de los drones, desde Escribano plantean un escenario mucho más homogéneo desde el punto de vista de tipos de medios. Por ejemplo, en vehículos no tripulados que van sobre la superficie o el mar, a aeronaves o todoterrenos que sí llevan humanos a bordo. "Podemos integrarlo prácticamente en cualquier aeronave. Desde un UAV de gramos a otros vehículos con una masa del orden de decenas de kilos".
Detección de objetivos
Los datos obtenidos por todo el enjambre de drones son absolutamente inabarcables para un operador. Esta es una de las diferencias más importantes respecto al uso de un UAV solitario. Los sensores que pueden equipar los drones de un enjambre son su mayor baza, pero también uno de los inconvenientes a los que se ha tenido que enfrentar escribano.
"Hemos desarrollado un sistema de autoanálisis y autodetección basado en técnicas de inteligencia artificial para la detección y clasificación de objetivos". La información, una vez analizada, se comparte con el enjambre para que pueda tomar sus propias decisiones en la misión.
Si la tarea del enjambre es, por ejemplo, la búsqueda de náufragos en una zona acotada, los drones comenzarán a barrer la superficie en busca de elementos extraños en la superficie del agua. Cuando el sistema de reconocimiento, que ya ha sido entrenado, detecte algo que puede parecerse a un náufrago realiza una fotografía al tiempo que envía datos de geolocalización al resto de drones. El enjambre, de forma autónoma, decide qué elemento va a monitorizar al objetivo.
"Con monitorizar entendemos obtener información desde más cerca y con vídeo de mayor resolución. Información de más calidad", apunta Martín Sánchez. Pero esto no quiere decir que el enjambre deje de hacer su labor. El resto de los elementos replantean sus rutas para reabsorver el trabajo del dron que ahora se dedica a la monitorización del posible objetivo.
En una de las pruebas de campo que ya han llevado a cabo, consiguieron hacer volar un enjambre de 15 drones en una superficie de 4 kilómetros cuadrados. Todos ellos coordinados de forma autónoma. Otros de los puntos interesantes de los drones de Escribano es que no necesitan más que un tubo estándar de 120 milímetros montado en cualquier plataforma terrestre (un todoterreno, por ejemplo) o aérea (avión, helicóptero, caza...).
Vigilancia
En cuanto a aplicaciones, los enjambres de drones ya han demostrado la amplitud de campos donde pueden tener un papel importante. Desde los ya citados espectáculos de luz y color hasta misiones de inteligencia, rescate, vigilancia... El sistema de Escribano consigue adaptarse a un buen número de ellas gracias a la flexibilidad con el que se integran nuevos modelos de drones. "Las aplicaciones son casi infinitas".
Además de las tareas de SAR (Búsqueda y Salvamento), "tenemos identificadas unas 80 misiones diferentes, tanto militares como civiles", nos ha comentado Jesús Martín Sánchez. Las principales se encuadran dentro de las siglas ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento, de sus siglas en inglés) así como en las aplicaciones puramente de ataque.
Dentro de la primera categoría se encuadra, por ejemplo, las misiones de escolta. "Imaginemos un vehículo blindado que utilice un enjambre para escoltarlo y mejorar la conciencia situacional. La casuística de misiones altísima". También para la vigilancia de rutas sensibles, como avanzadilla de un convoy, reconocimiento de flancos laterales, vigilancia de perímetros...
Desde la perspectiva civil, los enjambres se pueden emplear para logística, agricultura, rescate, detección de bancos de pesca (especialmente útil para los barcos atuneros españoles), minería, topografía... "Son muy genéricas, pero un enjambre es mucho más útil para misiones time critical [en las que el paso de tiempo es esencial]".
Los enjambres de drones cobran un papel especialmente importante en catástrofes naturales. Si ocurre un terremoto, por ejemplo, un enjambre de drones será capaz de realizar un mapeado con una buena resolución en muy poco tiempo con el fin de evaluar daños y encontrar a personas afectadas. Lo mismo con inundaciones, riadas...
Y ataque
A las anteriores aplicaciones se suma una realmente interesante: utilizar los drones como un arma de ataque. Un campo muy explorado por compañías con sede en Israel y Estados Unidos que buscan un desdoblamiento de uso. Además de una herramienta para recabar información, Escribano tiene un par de modelos de drones que también pueden hacer las veces de proyectil.
El funcionamiento parte del reconocimiento de una zona para encontrar el objetivo marcado. Una vez localizado, el propio dron se convertirá en un proyectil y pasará a 'modo ataque' impactando contra el objetivo de interés.
El enjambre de drones sirve para la adquisición de información y es el propio sistema LISS puede asignar misiones específicas -en este caso suicidas- para algunos elementos. "Los drones cuentan con cámaras electroópticas e infrarrojas para la detección y seguimiento de objetivos". Y funcionan como un solo cerebro con muchos ojos.
"El proceso de ataque puede ser individualizado, simultáneo o secuencial dependiendo de la importancia del objetivo. No es lo mismo algo de bajo valor que algo que queremos eliminar definitivamente". En este último escenario se realiza un ataque secuencial o simultáneo para que no haya ningún tipo de defensa antiaérea que pueda echar a perder la misión.
Los drones de Escribano, al igual que toda la parte de software, se fabrican en España y ya cuentan con todo lo necesario para la integración del sistema de enjambre. "Esto para nosotros es muy importante", recalcan desde la compañía. "A ver si nos lo creemos un poco" haciendo referencia a la industria tecnológica española.