Aunque en España tengamos lugares privilegiados para practicar surf, a veces no es tan sencillo encontrar una buena ola. Las condiciones climáticas suelen jugar en contra de los practicantes de estos deportes que, en ocasiones, recorren miles de kilómetros y se encuentran con un apacible sol sin una pizca de viento que mueva el mar.
De esta forma, nació Flite, como una compañía que pone al servicio de las tablas de surf toda la tecnología eléctrica que está tan de moda en los últimos años. Cuentan, según recoge su propia página web, con expertos en todo el mundo que dan como resultado productos tan interesantes como la Fliteboard.
Tal ha sido la buena acogida que Flite acaba de presentar la segunda generación de esta tabla tan particular mejorando la anterior. El planteamiento es sencillo como incorporar una hélice a una tabla de surf junto con todo el sistema electrónico.
Desde fuera, para el espectador, el surfista parece que va 'volando' sobre el agua debido al impulso del motor eléctrico que incorpora. El principal cambio que ha llevado a cabo Flite en esta segunda versión es el de eliminar todo rastro de electrónica de la parte de la tabla. Trasladándolo directamente a la parte donde está la hélice.
Uno de los puntos interesantes del Fliteboard es la manera que tiene de controlarse. Todo se maneja desde un mando a distancia que se conecta directamente con la electrónica del motor mediante Bluetooth.
Gracias al telecontrol, la tabla cuenta con geoposicionamiento mediante GPS, establecer una velocidad de crucero y obtener información del ordenador de a bordo como el consumo de batería, velocidad máxima o la distancia restante.
En lo relativo a la autonomía, la marca proporciona un par de baterías diferentes dependiendo de las necesidades de cada uno. La primera de ellas proporciona algo más de una hora mientras que la segunda supera la cifra de 90 minutos, añadiendo 2 kilogramos peso al conjunto.
La hidrodinámica es otro de los puntos en los que más ha trabajado la marca. Cuentan con diseños de todo tipo y condición para que hasta el más exigente encuentre el perfil hidrodinámico de las aletas perfecto. Algunos de ellos están enfocados en la velocidad -para los más expertos- mientras que otros apuestan por la estabilidad.
La velocidad máxima es de unos 55 kilómetros por hora con un techo de autonomía de 40 kilómetros y dos horas de batería. La versión más básica parte de los 10.400 euros y la página web cuenta con un configurador donde elegir desde la forma y tamaño de la tabla, hasta la configuración de los alerones.
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