La base naval de Rota es la más importante de las que tiene Estados Unidos dentro del territorio de España. Un auténtico despliegue de músculo militar situado justo donde se encuentran el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Una zona geográfica que lleva siglos siendo clave en lo político, económico y militar y proclamándose como una de las regiones con más densidad de tránsito naval del mundo.
Tan solo hay que echar un vistazo para darnos cuenta de ello. Reino Unido con Gibraltar y los siempre polémicos submarinos nucleares, Rota para los estadounidenses y la base marroquí de Alcazarseguir; todos en un radio de muy pocas millas. Debido a lo sensible de esta zona y a la proyección en otras, la Marina de Estados Unidos cuenta en Rota con un destacamento importante compuesto por aeronaves, barcos y la visita puntual de algún submarino.
Son precisamente los buques de guerra los que más suelen llamar la atención y en los que se ha localizado un complemento muy particular entre todos los sistemas de misiles y guerra electrónica que equipan. Además, Rota es la base de referencia para algunas operaciones clave como la que realiza Estados Unidos en el mar Negro. Una zona donde la tensión militar es permanente y que ha sido escenario de algunas situaciones delicadas como la interceptación de cazas españoles a otros dos cazas rusos sin plan de vuelo publicado ni transpondedor encendido.
Guerra electrónica
La cantidad de objetos -raros a ojos poco acostumbrados- que se pueden encontrar en la cubierta de un buque de guerra hace que los sistemas más avanzados puedan pasar desapercibidos. Algo así ha ocurrido con el AN/SLQ-62, que durante un tiempo más que prudencial (varios años) y a la vista de todos, había pasado sin pena ni gloria.
Tras esa designación técnica se encuentra una de las últimas medidas de guerra electrónica que la Marina de Estados Unidos ha incorporado a la sexta flota, la destacada en Rota, y en la que nadie había echado cuentas al tratarse de un dispositivo relativamente pequeño que puede ser 'cualquier cosa' sin más relevancia. Pero la aparición de unas imágenes publicadas por la propia Marina de Estados Unidos ha hecho que The War Zone se sumerja en su análisis.
La información que se tiene del AN/SLQ-62 es realmente escasa. En los archivos presupuestarios desclasificados tan solo se hace referencia a que se trata de un Transportable Electronic Warfare Module (TEWM, Módulo de Guerra Electrónica Transportable). También que es el elegido para equipar a los buques de la sexta flota, mientras que el modelo AN/SLQ-59 lo es en la séptima flota.
Los documentos indican que estos sistemas de guerra electrónica se comenzaron a desplegar en el año 2014, sin profundizar en los detalles sobre fechas concretas. Al tiempo que detallaban una actualización y mejora del modelo SLQ-62 -el de los buques de Rota- en el año fiscal 2017.
Los sistemas están instalados en los aleros del puente de mandos de los destructores USS Porter y USS Donald Cook, que estuvieron realizando maniobras en el mar Negro, como uno de los despliegues más importantes de Estados Unidos en mucho tiempo, antes de regresar a su base en Rota. Echando la vista atrás, los pequeños módulos de guerra electrónica estuvieron ahí durante unos cuantos años, los mismos que llevan navegando desde la última -y única- actualización de los buques.
La primera foto de la que se tiene constancia del AN/SLQ-62 data de las maniobras RIMPAC 2016, la que se puede denominar como la Champions League de los ejercicios navales militares y en la que España no ha sido invitada en ninguna ocasión.
Por último, la única referencia más allá del documento presupuestario y de las fotografías es la de un manual para estudiantes que quieran acceder a las pruebas de Técnico Criptológico dentro de la Marina. En él se apunta a que el AN/SLQ-62 se dedicará a contrarrestar misiles de crucero antibuque. Una contramedida electrónica con el objetivo de repeler ataques con misiles SS-N-26 rusos.
Lo que teme EEUU
Los SS-N-26 son una de las joyas de la corona de Rusia. El desarrollo de estos misiles ha permitido que puedan lanzarse desde prácticamente cualquier plataforma sin que el medio sea un impedimento. Los Oniks, como se conocen dentro del país, son unos misiles supersónicos que consiguen doblar la velocidad del sonido y pueden ser lanzados desde un barco, un submarino e incluso desde tierra firme.
Con un alcance que ronda los 300 kilómetros en la versión antigua, que los buques basados en Rota cuenten con el sistema que busca terminar con ellos es más importante de lo que puede parecer. Por ejemplo, Siria ha sido uno de los clientes preferidos de Rusia entregando un total de 72 unidades de Yakhont (la versión de exportación) en la primera década de los 2.000 y también formaba parte del programa de misil antibuque supersónico llevado a cabo entre la India y la propia Rusia.
En el año 2019 se anunció que el fabricante de los Oniks estaba en medio de un proceso de mejora de los misiles a través del incremento del alcance hasta los 800 kilómetros y la posibilidad de atacar objetivos en tierra firme. Estas características consagran al misil ruso como uno de los mejores y más flexibles dentro de su rango. Y también como una de las potenciales armas a utilizar contra la sexta flota destacada en Rota, que comparte 'campo de juego' con la rusa en el mar Negro.
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