Los tanques y otros tipos de carros de combate se han convertido en auténticas fortalezas rodantes gracias a la mejora de la tecnología del blindaje. España, que próximamente tendrá en su flota el VCR 8x8 Dragón, sabe muy bien que una buena protección es la diferencia entre la vida y la muerte de los ocupantes ante el ataque de fuerzas enemigas.
Las minas son una de las armas más mortíferas para este tipo de vehículo y han ido mejorando su capacidad de hacer daño con explosiones cada vez más violentas y capaces de hacer daño a más distancia. Históricamente, esta evolución ha ido liderando la carrera frente a las protecciones de blindaje de los tanques que han tenido que recurrir a protecciones extras.
Y es que las minas atacan a corta distancia con una fiereza que han dado como resultado miles de muertos, incluso algunos de ellos ocupantes de vehículos con varios grados de blindaje. Los últimos desarrollos de vehículos blindados sí consiguen absorber la energía de las explosiones empleando nuevos materiales y aleaciones que refuerzan el conjunto. Así que las compañías que fabrican minas han tenido que ir un paso más allá en esta carrera de fondo y atacar donde más débil es el tanque: en la parte superior.
Minas voladoras
El ejército de Estados Unidos, a través de un concurso público, acaba de anunciar la renovación de su equipamiento de minas de ataque superior para hacerlas más mortíferas y mejor integradas en su ecosistema de armas.
Las minas top attack (de ataque superior) estarán compuestas por un total de tres fases. La primera compuesta por una arquitectura de red para poder supervisarlas a distancia, una segunda consistente en el lanzador y la tercera relacionada con la munición de ataque propiamente dicha.
En la publicación del ejército, como suele ser habitual, no se especifica el funcionamiento de las minas de ataque superior. Las compañías que fabrican este tipo de dispositivo se guardan bien los secretos industriales para que ninguna empresa -ni mucho menos un país- pueda copiarlas.
Pero la U.S. Army, quien está detrás del contrato, sí menciona varias de las tecnologías de ataque superior que han venido utilizando, algunas de ellas desde principios de los años 90. "La munición de ataque superior [el contrato actual] tendrá una mejor letalidad en comparación con las generaciones anteriores de municiones de ataque superior (M93 Hornet y XM204)", según se puede leer.
La mecánica de la mina M93 Hornet, en particular, contemplaba la integración de varios sensores sísmicos -que detectan las vibraciones del suelo- y acústicos para hacer lo propio con las ondas sonoras. Entonces, la mina se orienta según dónde identifique a la amenaza y dispara hacia arriba, es entonces cuando una segunda explosión -ya encima de los tanques- dispara submunición contra el vehículo. Si la Army quiere unas más mortíferas, tendremos que esperar a que hagan públicas las demostraciones para ver cómo se las idean en la industria militar para conseguirlo.
Del contrato tan solo se pueden obtener algunos detalles que sí pueden ponernos sobre la pista de algunas características fundamentales. Una de las especificaciones que más llaman la atención es que este modelo de minas deberá de ser capaz de atacar a los vehículos enemigos a una distancia mínima de 50 metros e infligir "el suficiente daño o destrucción". Esto nos da una idea de la potencia de estos sistemas de minas que, además, deberá localizar al enemigo de forma totalmente autónoma.
Usando Android
En el contrato también hay espacio para la autonomía de las minas que deben poder permanecer totalmente operativas durante mínimo seis meses y en modo prearmado durante 30 días. Todo ello dentro de un ecosistema de arma que se pone aún más interesante.
El ejército de Estados Unidos quiere que sea el propio sistema el que planifique el despliegue de las minas y que cuente con un único sistema de control remoto (Remote Control Station, RCS) que sea capaz de supervisar al menos 12 campos de minas con una superficie de 150 por 250 metros cada uno de ellos. Y ubicados a una distancia de hasta 5 kilómetros.
El sistema conectado será también capaz de proporcionar información al operador del estado de seguridad delo campos de minas indicándole si se encuentra "seguro o inseguro, con una probabilidad de 1 en 1 millón de visualización de falsa seguridad", según indican. La interfaz de usuario del RCS será un complemento de la aplicación Android Tactical Assault Kit (ATAK), un software de comunicación que utiliza la Army basado en el sistema operativo Android y que se instala en un móvil o en una tableta.
En cuanto a las comunicaciones entre el RCS y las minas, el contrato indica que deben ser capaces de mantener una comunicación bidireccional y ésta debe de ser revisara poor la NSA que será la encargada de aprobar el encriptado.
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